14 julio, 2008

…Dulces 16 en el Cirujano…

Hoy en día pasar por el bisturí para lucir más atractivo, es una actividad que esta a pedir de boca y que no distingue edad, raza, sexo, clase social, poder adquisitivo o cualquier otra categoría. La única finalidad de una cirugía estética es lograr esa apariencia que soñamos cada vez que estamos frente al espejo.

Las niñas actualmente comienzan a operarse desde los 15 años, ya eso de la fiesta y el vals paso de moda, ahora lo que le piden a los padres de regalo para rememorar esa etapa tan especial, es un buen par de “ubres”, porque según ellas, las tienen muy pequeñas. Luego de retocarse el frente siguen, como si se tratara de un vicio, con la nariz, las costillas, el trasero, los labios y todo lo que el cirujano considere que debe ser retocado porque simplemente la naturaleza tuvo un error de construcción y según “una niña a tan tierna edad de cualquier manera se vera hermosa”.

Los motivos usados por aquellas que se realizan un “retoque estético” son variados, aunque los más comunes son: la necesidad de aumentar el tamaño del frente para ser más femeninas, las niñas que salen del colegio argumentando que comenzaran una nueva etapa y necesitan algunos arreglos para deslumbrar en la universidad o simplemente porque no les gusta lo que ven en el espejo y están inconformes con la impresión que la gente se lleva de ellas.

A medida de que el proceso de la reconstrucción corporal se va desarrollando, la etapa de la exhibición comienza para así mostrar la buena mano que tiene el cirujano. Las camisas con un buen escote empiezan a pulular en el closet para que los del sector masculino logren observar la “grandeza” de la cirugía, los pantalones ajustados aparecen para que esas nuevas curvas traseras desvíen las miradas y alguna que otra artimaña para que vean como queda la mini cintura luego de unas cuantas costillas menos.

Yo por mi parte creo que no hay nada mejor que una mujer 100% natural y segura de si misma, y sí estoy consciente de que existen algunas féminas con senos pequeños, poco trasero o con cualquier otro detalle, pero si saben usar su carisma y demostrar que les gusta su cuerpo no hay necesidad de que anden exhibiéndose o pasando por la mesa de cirugía simplemente, para quitarse los complejos de encima. A mi parecer, es mucho más atractiva una mujer que logre desviar la atención con lo que tiene y no con lo que le regaló un cirujano por algún capricho que le surgió al mirarse al espejo o por la simple necesidad de ser el centro de atención.