14 abril, 2010

...Desahogo Nº 4...

Tras casi tres años en este blog, que considero mi casa y donde coloco mi opinión acerca de los temas que me agobian o aquellas cosas que me rodean, siento que ciertas situaciones han cambiado y otras siguen iguales o peor de lo que ya estaban.

Hoy es un día en donde me siento presionado, molesto, triste y de cierto modo decepcionado con lo que te coloca la vida por delante, muchos dicen que son aprendizajes que hay que tomar para ser alguien mejor, yo en este momento sólo puedo llamar a esos “obstáculos”, unas puñaladas hechas para hacerme sangrar y recordar segundos, minutos, horas o días que ya pretendía olvidados.

Este, ya es mi cuarto desahogo, de todas aquellas cosas que me tienen, como se dice coloquialmente, por el piso y en una situación de la que me cuesta levantarme, aunque siempre termino haciéndolo, a medias pero lo hago.

La pregunta que me invade en estos momentos, es cómo hacer para lograr que la honestidad y la sinceridad pura no le haga daño o impacte a aquellas personas que quiero, siempre he pasado por momentos duros simplemente por ser honesto y sincero, por decir las cosas que siento en un momento determinado y lo hago porque creo que esa es la idea de toda relación estable, “hablar con el corazón en la mano”.

Ya a veces no sé qué hacer para hacer compaginar de una manera equilibrada la imperfección con la perfección, la sinceridad con la mentira, el odio con el amor, la ternura con la frialdad, lo negativo con lo positivo, en estos momentos todas estas diatribas me quitan el sueño.

Por otro lado, estoy perdiendo la confianza en mí mismo para hacer aquellas cosas en las que me considero que soy medianamente bueno, de eso se ha encargado la gente a mi alrededor que al parecer no sabe apreciar lo que tiene y el apoyo que le he dado desde hace ya un tiempo, pero eso ya es un tema mucho más banal y superficial relacionado con el sistema y la sociedad.

Lo que me queda es sentarme a la orilla de ese mar de pensamientos que inundan mi mente, para tratar de ver ese faro que me guie hacia algún lugar donde la corriente no me ahogue y acabe con todo aquello que he logrado recuperar y realizar