30 agosto, 2011

...Volviendo a casa...


Después de morir logré despertar. Sentí que todos los pesares de mi vida anterior se habían esfumado. Mi cuerpo ya no estaba conmigo y sin embargo lograba conservar los recuerdos. Caminaba a través de una playa muy parecida al lugar donde fui feliz hace mucho tiempo. Luego esa playa se convirtió en un pasillo largo con una vieja puerta que guardaba mi destino final.

Lentamente giré la vieja cerradura y entré a un apartamento que rápidamente me resultó conocido. Una amplia sala, un balcón espacioso con una jaula donde estaban las mascotas de mi hermana, la cocina donde de niño aprendí a lavar platos y aquellos muebles que me sirvieron de escondite muchas veces.

Miré alrededor y caí en cuenta en lo que decían, al morir regresas al lugar donde fuiste realmente feliz. Allí estaban sentados a la mesa los que me estaban esperando desde hace mucho tiempo. Mi abuelo con su bastón a un lado, mientras leía periódico y escamoteaba un plato de comida que mi abuela le había servido. Mi padre estaba limpiándose los lentes cuando se dio cuenta que yo había llegado y le hizo una seña a mis abuelos.

Los tres fueron lentamente hacia mí y me abrazaron. Me condujeron a la mesa y allí comimos en familia. Conversamos acerca de todo lo que había ocurrido mientras estaban ausentes y nos quedamos así, hablando y esperando; ellos por sus seres queridos y yo por alguien que sabía que tal vez nunca cruzaría esa puerta. 

27 agosto, 2011

...Todos los días...


Todos los días siento algo por ti
extrañeza, cariño, amor, odio o ganas
y quisiera que dejaras de mentir
porque no se puede tapar el sol con un dedo
y decir que "eso que sentía ya lo dejé de sentir"

Somos ciegos; yo cegado por la ilusión
y tú buscando hacerle caso a la razón
deja a un lado el pasado, aquello que sucedió
porque ambos sabemos que en nuestras manos
se encuentra la única y verdadera solución

Todos los días estuve, estoy y estaré
para que entiendas que fue real
que los humanos cometen errores
yo los cometí, también tú
y sin embargo digo que siempre te amaré

24 agosto, 2011

La Peluquería: "Un espacio-lugar para explotar la creatividad"

Imagen tomada de acá
Actualmente, en distintos lugares y países se han estado creando movimientos artísticos para satisfacer la necesidad de personas ávidas a nuevas tendencias. 
Este es el caso de un local ubicado en Bogotá, Colombia; específicamente en el Barrio La Candelaria en el centro histórico de la ciudad. Una vieja casa restaurada sirve para albergar a "La Peluquería", un espacio-lugar donde converge una peluquería, un café y una galería para darle rienda suelta al arte, la creatividad y -por supuesto- a creativos cortes de cabello.

Este proyecto fue ideado por dos colombianas, Mari y Meli, quienes decidieron establecerse en esa casona para fundar un punto obligado en la movida cultural bogotana. Desde 2008 han estado trabajando junto a un grupo de mujeres llamadas "Las Peluqueras Asesinas", quienes crean en cada cabeza algo nuevo y moderno.

De acuerdo a las palabras de estas dos chicas, "La Peluquería" no es un lugar, no es una cafetería, no es un museo, no es una galería, "simplemente es un espacio para dejar crecer el cabello y la creatividad". Por esa razón es que aseguran que el lugar sirve como punto de encuentro para todo tipo de personas.

En "La Peluquería" el inicio puede ser un corte de cabello, con el precio base de 35.000 pesos, aunque las rapadas completas son gratis y según las "Peluqueras Asesinas"; las trasquiladas, mechones, planchadas y desvirgadas de un cabello están a la orden del día. A partir de ese momento, el cliente puede disfrutar de la observación de una obra de arte de algún artista emergente de la ciudad o pasar a tomarse un café.

Todo esto puede suceder al mismo tiempo, mientras alguien recibe un corte de cabello, otro puede estar exhibiendo sus obras. Por esta razón este local es un sinónimo de armonía entre distintas ramas creativas para crear una explosión de ideas. 

Este grupo de peluqueras destaca que están abiertas para eventos, tienen una barra para la gente y que tienen hora para abrir el local - 11 de la mañana - pero que no saben en qué momento culminarán la jornada. "Las Peluqueras Asesinas" se mantienen creando cada día nuevos cortes mientras cumplen con la visión que "La Peluquería" se convierta en un punto de referencia creativa para que "la creatividad y el arte sean un modo de vivir tanto en Colombia como en el resto del mundo".

Flyer de uno de los eventos organizados en el local. Tomado
del blog
Por mi parte resta decir que si fuera mujer o tuviera un grupo de "Peluqueras Asesinas", iniciaría desde ya el contacto para abrir una franquicia acá en Venezuela. Me parece una buena iniciativa para darle una ventana a los artistas emergentes que quieren mostrar sus trabajos a los ojos de muchas personas.
Les dejo su Twitter, página oficial, Flickr y el blog de donde extraje alguno de sus trabajos.

@LaPeluqueria
La Peluquería Página Oficial
Blog de La Peluquería
Flickr 

21 agosto, 2011

...Danza bajo las estrellas...

Carolina regresaba de trabajar amparada por el atardecer de una típica ciudad costera. El aire pesado por el salitre, las calles calurosas a pesar de la cercanía de la noche y algunas personas que comenzaban a sentarse fuera de sus viviendas para acompañar el sereno.

Mientras se iba acercando a casa notó un movimiento fuera de lo común en los alrededores de su edificio. Los vecinos estaban arremolinados viendo hacia la azotea y una especie de ruido llegaba a sus oídos. Al estar más cerca pudo ver a Alberto detrás de un micrófono y con una guitarra guindada. A ella le pareció una locura que él estuviera allí cantando sin medir las consecuencias.

Primero no quiso prestarle atención y seguir su camino, pero al escuchar detenidamente pudo recordar aquella canción que él había compuesto para ella:

♫♪Lo que pasa en nuestras vidas
se puede solucionar
Solo debes decirme
que me puedes volver a amar♪♫.

Algunos vecinos decían que iban a llamar a la policía y se preguntaban a quién le estaría cantando ese loco. La música continuaba y Carolina—que siempre había sido sensata—decidió subir hasta la azotea para decirle a "su cantante" que se bajara de allí o iría a parar a una celda por al menos una noche. Él no le prestó atención y continúo cantando tres canciones más. Mientras, Carolina escuchaba sin saber por qué no podía irse y dejarlo en ese lugar para que se lo llevaran preso por alterar el orden público. 

Al finalizar el pequeño concierto, Alberto recogió sus equipos y poco a poco la gente se fue dispersando. Carolina se iba también pero él le hizo un gesto, le dio un Cd, la saludó de manera cortés y respetuosa; -No has cambiado nada—fue lo único que se le ocurrió decirle. 
Conversaron de todo un poco mientras la noche caía. El cielo se transformó en una bóveda celeste y la luna brillaba en su máximo esplendor. Los recuerdos del pasado hicieron de las suyas y sin saber cómo, diez minutos después ambos se estaban besando y retozando en el frío piso de la azotea. 

Alberto dejó la guitarra a un lado para recorrer lentamente el cuerpo de aquella chica con la que fantaseaba y que tanto extrañaba.   Primero le mordió, lamiendo y besando cada centímetro de las orejas. Bajó por su cuello mientras ella le halaba el cabello que, al parecer, tenía como seis meses sin cortarse. Siguió hasta su pecho, mordisqueando, palpando y sintiendo el calor de ambos cuerpos.

Carolina no pudo más, se quitó la blusa y el sujetador. Alberto tomó aquellos senos con sus labios, probó aquel sabor amargo que no había encontrado en otra mujer y sintió como poco a poco iban creciendo por la excitación. Le besó el vientre marcado por dietas y más dietas que no habían podido borrar algunos kilos demás y poco a poco la terminó de desnudar. 
Ella también hacía lo mismo, iba palpando los escasos músculos de su amante, recordando el lugar exacto de los 83 lunares que tenía en el cuerpo y notando los tatuajes; esas marcas eternas de un pasado que nunca volvería.

Surgió un baile de caricias irrefrenable, sus manos pasaron por lugares que nadie más había tocado y sus cuerpos volvieron a ser uno. Danzaron bajo las estrellas, se sintieron, se probaron y se entregaron al placer. Carolina sentía su interior estallar mientras recordaba que Dios sí existía. Le pedía a Alberto que descubriera lo más recóndito de su humanidad mientras ella le arrancaba trozos de piel de la espalda.
Ambos sintieron tocar el cielo y cayeron exhaustos. Se acostaron en el frío suelo a observar estrellas y así quedaron dormidos, presintiendo que al día siguiente se despedirían nuevamente sin saber cuándo se volverían a encontrar.

Esa noche, Alberto dio el segundo concierto de su vida, pero sin duda, el mejor. Le regaló a Carolina tres canciones y le demostró que dos personas cuando se unen de verdad por una primera vez, quedarán unidos por el resto de su existencia con una energía guardada en algún lugar que en cualquier momento puede surgir para recordar los amores olvidados.

18 agosto, 2011

...Frances Bean Cobain y el estigma de su padre...

Foto tomada por Kurt Cobain a Frances
 en su casa en las colinas de Hollywood. El peinado punk 

se lo hizo con un poco de gel para cabello. /
Cobain Unseen
A las 7:40 de la mañana del 18 de agosto de 1992, en el Hospital Cedars Sinai de los Ángeles, muchas vidas cambiaron con el nacimiento de Frances Bean Cobain, la primogénita de la estrella del grunge Kurt Cobain y su esposa Courtney Love. 

La niña —a pesar del temor de sus padres por un constante abusos de drogas—nació perfecta. Con un peso de tres kilos y medio, ojos azul profundo como los de Kurt y su cabello rubio pasó a convertirse en la luz de la familia. Kurt en una entrevista posterior declaró que realmente estaba "cagado" temiendo que su hija naciera con alguna anormalidad y tuviera alguna malformación.

A partir del alumbramiento Kurt cambió al darle creación a a un nuevo proyecto en su vida: una familia. En su casa ubicada en las colinas de Hollywood vivía para Frances y llegó a olvidarse de su adicción a las drogas; como le dijo en una oportunidad a Kerrang durante una entrevista, «Cargar a mi bebé es la mejor droga del mundo». En esa misma entrevista también destacaba que en algunos momentos se sentía deprimido y odiándose a si mismo, pero que ahora solo le bastaba detener por diez minutos la mirada en Frances para sentirse aliviado y feliz.

Así aprendió a cambiar pañales, procurar tener los mejores juguetes para su hija, contrató a una niñera dispuesta a estar las 24 horas del día para atenderla en caso de que surgiera algún compromiso con el rock y se dedicó a su vida familiar. De esta etapa aún queda material audiovisual para el recuerdo filmado por Kurt con una vieja cámara 8 mm que apenas usaba, pero que le sirvieron para recopilar imágenes de su hija. Incluso en el video del sencillo "Sliver" de Incesticide, se puede ver a Frances bailando de manera animada.

A pesar de toda esta felicidad y amor por su hija, el resto de la historia en bien conocida por los fanáticos de Cobain. En abril de 1994 se suicidó como consecuencia de una gran depresión y su adicción a las drogas, dejando a su hija a la deriva, repitiéndose un ciclo familiar por el que pasó el líder de Nirvana.

frances bean cobain

Frances tuvo que cambiar constantemente de custodios por los problemas de drogas de su madre, cumpliendo así con el estigma heredado de su padre. Actualmente esa niña de ojos azules ha crecido y se ha convertido en una bella mujer de 19 años, como queda constancia en su nuevo trabajo como modelo para la fotográfa Hedi Slimane.
Lee todo lo que he escrito sobre Kurt Cobain
En las fotos se puede ver a una Frances bastante crecida, con varios tatuajes en su blanca piel y rodeada de un halo de rockstar que no le queda nada mal, a fin de cuentas, el rock corre por sus venas y seguramente sabrá cómo sacarle provecho.

Sin embargo algunos tienen ciertas dudas y miedo que su vida se convierta en una tragedia como la de su padre, quien en la carta de suicidio dejó unas palabras que podrían ser -ojalá que no- una profecía cernida sobre el destino de su hija:

I have ... a daughter who reminds me too much of what I used to be, full of love and joy, kissing every person she meets because everyone is good and will do her no harm. And that terrifies me to the point where I can barely function. I can't stand the thought of Frances becoming the miserable, self-destructive death rocker that I've become.

"Tengo... una hija que me recuerda mucho a quien yo solía ser, lleno de amor y alegría, besando a toda persona que ella conoce porque todos son buenos y no le harán daño. Y eso me aterroriza hasta el punto en que apenas puedo funcionar. No puedo soportar el pensamiento que Frances se convierta en el miserable, mortal auto-destructivo rockero en el que me he convertido".


Para más fotos de Heidi Slimane
http://www.hedislimane.com/diary/
Con información de los libros: Cobain Unseen y Heavier than Heaven, del autor Charles R. Cross 

14 agosto, 2011

...Con ella lo descubrí...


Hay un asunto que ha sido muy discutido entre los hombres desde el inicio de su existencia. Es esa pregunta que me he hecho repetidas veces; la que estuvo rondando en mi cabeza el día en que mi abuela murió, luego me la repetí cuando vi a mi hermanita arrojar una rosa sobre el féretro de mi padre y también me la hice aquel día en que muchas cosas cambiaron.

Es indudable que esa suplica clave de dos palabras convertidas en pregunta, solo aparece cuando algo terrible nos sucede. Pedimos al cielo, al viento, al sol, a quien sea, una señal de respuesta; o en el caso más fantasioso ansiamos que una mano gigante rompa esa bóveda azul que nos cubre y nos dé una palmadita en la espalda como lo hace un amigo mientras nos dice: ¡Todo va a estar bien!

Creo que en algunas oportunidades hemos tenido pruebas que responden a esa pregunta, pero como los seres humanos que somos —ciegos, tontos, egoístas, indecisos e incluso malvados en contra de nuestra misma especie—no nos hemos detenido a observarlas.

Concuerdo con una afirmación que hace Natalie Portman en la película “V de Vendetta”, donde en otras palabras dice que hay algo en la lluvia, algo único, gigante, indetenible y que reconforta. Sé que ella tiene razón porque pude experimentar esa sensación en los brazos de una persona, en ese momento tuve la gran respuesta a la siguiente pregunta.

¿Dios existe?, sí. Está dentro de esa persona especial, en su mirar llena de contradicciones escondidas por dos profundos ojos negros—tierna pero temerosa en algunas oportunidades—. En sus brazos me sentía protegido y capaz de atravesar paredes, nadar los siete mares y volver, volar entre las estrellas y bajar hasta el centro de la tierra, era un súper hombre.

En su pecho cada vez que podía, escuchaba el milagro de la creación, el ritmo indetenible de su corazón que me parecía el sonido más lindo que pudiera existir. Y su voz, esa que hasta el día de hoy me parece tierna, dulce y amable. A través de cada una de sus palabras podía entender lo que pasaba a mí alrededor, experimentaba la calma que me daba y sentía un amor indescriptible.

Lamentablemente tuve la oportunidad de estar cerca de Dios, lo tuve cuando estaba contigo y hasta ahora no lo he vuelto a encontrar. Por ahora creo que todo lo que sentí dentro de ti está allí, suspendido en el aire, esperando que el viento lo mueva hacia otro lugar y se vaya a otra dimensión, otro plano u otra vida donde, sin duda, volveremos a estar juntos. 

11 agosto, 2011

...Una contradicción...


BleuNoir-Flickr
En el mundo existen todo tipo de mujeres, cada una con la cualidad especial para poner al hombre que elija de cabeza. Sin embargo también está la que considero el eslabón perdido de la cadena: esa que en su mirar, en las curvas de su cuerpo, en sus gestos— incluso su silencio—, tiene todo lo necesario para rayar en la perfección y que resulta en una sencillez cautivante.

Tras sus ojos se esconden temores, deseos, preguntas, sentimientos y detalles, algunos tan profundos que pueden quedar ocultos por toda una vida. Algunas veces puede existir alguien con suerte para develar todos esos secretos y realmente descubrir un verdadero tesoro, invalorable y de una riqueza eterna.

En su cuerpo, en sus curvas y su piel, está el mayor placer, todo un universo indómito que representa un reto para todo hombre. En cada centímetro de mujer existe una nueva sensación que descubrir y guardar. Por eso es que dicen que una caricia vale más que mil palabras, porque es cierto, a una mujer se le pueden escribir miles de poemas, cantar millones de canciones y dedicarle escritos durante toda una vida, pero si logras darle cariño como si fuera una frágil rosa te la ganarás para siempre.

A pesar de que todo lo anterior puede resultar muy bueno, hay algo que es bastante difícil de controlar cuando se trata de entender a una chica. Sus gestos y su silencio son uno de los enigmas más grandes de las interacciones entre un hombre y una mujer. A veces con un gesto ella te puede decir que no cuando realmente es un sí, o tal vez su silencio indica preocupación y luego de unos minutos termina respondiendo con un simple ¡nada! Si es así, hay que tomarnos un tiempo para entenderlas y dejar que hablen por si solas, porque si las obligas no tendrás buenos resultados.

Todos esos detalles hacen de estas creaciones de Dios unas verdaderas diosas, que en la mayoría de las veces resultan inalcanzables para los mortales como el que escribe estas líneas. Son una combinación perfecta de cosas buenas y a veces malas—una contradicción—, pero al final, el resultado es único, porque sin una mujer los hombres no podríamos vivir.

Basado en la foto que acompaña a este post. No conozco a la modelo pero sin duda cada uno de sus trabajos es un placer visual (+18) 

08 agosto, 2011

Karina: Una voz que resulta inolvidable

Durante la década de los 90 tuve oportunidad de escuchar todo tipo de música. Por estar casi siempre con mi familia pude disfrutar de distintos estilos, por un lado las chatarritas de Julio Jaramillo, Rocío Durcal, ABBA, Leo Dan, Juan Gabriel, José Luis Perales y otros que arrancaban sentimientos del corazón. 
También por tener a mi hermana mayor conocí las nuevas tendencias: Menudo, REM, Nirvana, Mana, Proyecto M y Karina, que creo, era su cantante favorita. 

Esta artista de origen peruano y radicada en Venezuela junto a su familia desde que tenía un año, comenzó su desarrollo musical desde muy pequeña, apoyada por una voz inigualable y la confianza en el escenario que la empujaron a interesarse en el canto como profesión.

En 1985 publicó su primer disco y a partir de ese momento pasó a formar parte del grupo de los mejores cantantes venezolanos. En su carrera ha publicado nueve discos en total de los que se han desprendido éxitos como "A quién", "Sé como duele", "Mi alma grita", "Desde mi ventana" y muchos otros.

En los últimos años ha vivido en México y confiesa que ansía nuevamente cantar. Por ahora se mantiene trabajando y la última vez que pude verla en vivo fue en el montaje del musical de Andrew Lloyd Webber, "Jesucristo Superstar", donde interpreta a María Magdalena. A pesar de ser judía, Karina logró encarnar el personaje y ejecutar un performance mucho mejor de los que he escuchado en distintas grabaciones de esta obra. 

Les dejo dos videos para que se deleiten con su voz. "Mi Alma Grita" y su solo "Yo no sé cómo amarlo" en "Jesucrito Superstar". 


05 agosto, 2011

...Una obra de arte...


La ciudad en horas de la noche aparentaba ser tranquila. Desde el ventanal de mi habitación de hotel tenía una vista majestuosa. Las luces de los demás edificios semejaban a las de un juego de video, de vez en cuando podía ver los faros de los carros que iban tranquilamente por las calles, el azul y rojo de algunas patrullas policiales que trataban de mantener la seguridad y una que otra persona que caminaba rápidamente hacia su destino.

Allí en mi hogar improvisado de una cama, un televisor, un baño y un escritorio, había vivido durante los últimos seis días, siempre observando el mismo paisaje nocturno y nada fuera de lo común. Como tenía acostumbrado—mientras el mundo parecía seguir su curso normal— yo me acostaba a observar detenidamente el techo lleno de espejos que me devolvían un reflejo que me resultaba pesado e incomodo.

Mi cuerpo ya no era el mismo de unos años atrás, el tiempo había hecho estragos y las arrugas minaban mi piel tostada por el sol. Uno que otro tatuaje me recordaba episodios de mi vida y otras cicatrices se mantenían en algunos lugares, iguales al primer día cuando una herida me causó dolor. Mientras me recorría con la mirada sentí el peso de la soledad sobre mis hombros. La cama matrimonial me resultaba demasiado grande y nadie parecía dispuesto a llenar ese espacio vacío.

Me levanté y caminé por la habitación. A través de la ventana la noche seguía su curso y todo estaba calmado. Quise salir a esa inmensidad oscura, solitaria, tal vez aprovechar la ciudad para mí solo sin nadie que me causara daño, pero no, tenía miedo de afrontar ciertos temores que se alejaban cuando me recluía en mi habitación. Allí podía darle rienda suelta a mis pensamientos, a veces los plasmaba en hojas sueltas de papel o en las notas dispersas que juntaba para hacer sonar melodías en la guitarra que guardaba en el armario.

Como no podía dormir—el insomnio parecía ser mi mayor enfermedad—comencé a dar vueltas por la habitación, parecía un tigre enjaulado tratando de buscar sitio donde reposar. Al final encendí un cigarrillo y aspiré una larga bocanada, mis pulmones se llenaron de nicotina y me sentí calmado. Saqué la guitarra y comencé a rasgarla suavemente. Las viejas canciones de mi juventud venían a mi mente y las tocaba sin parar. En catarsis gracias a la música, me sentí nuevamente libre. Seguí fumando hasta que terminé la caja y me di cuenta que otra nueva mañana se acercaba, el sol iba despertando y alejando la oscuridad de la ciudad. Un día comenzaba y todo seguía igual para mí.

Las calles comenzaron a llenarse de gente, los automóviles iban y venían más rápido rodeados del clásico sonido de las bocinas y la rutina diaria se hacía más evidente a medida que pasaban las horas. Decidí salir a tomar un poco de aire y calentarme un poco con la luz solar. Me vestí con mi atuendo típico—pantalones, camisa, gorra; y una navaja de bolsillo para cuidarme—y me fui del hotel.

En un café cercano estuve leyendo el periódico—todo seguía igual en el mundo—mientras me fijaba en cada persona de las otras mesas. Una chica con uniforme de colegiala estaba sumergida en su teléfono con el seño fruncido, tal vez tenía una discusión virtual con un amigo; un chico escribía en su computadora portátil mientras una taza humeante reposaba a su lado. Me detuve a observar a un hombre vestido elegantemente que leía un libro, por un momento su mirada se cruzó con la mía y al parecer le inspiré miedo porque recogió sus cosas, dejó una propina sobre la mesa y comenzó a caminar.

Hice lo propio y lo seguí. Luego de dos cuadras a pie, el hombre se dio cuenta que no me había separado de él y sentí que la tensión lo invadía. Mientras aceleraba el paso yo caminaba tranquilo, conocía la ciudad y no lo perdería tan fácil. En una esquina aquella persona viró hacia un callejón solitario—tal vez para esconderse y pasar su miedo—, por lo que una calle antes yo cambié la ruta para interceptarlo más adelante.

Mis cálculos no fallaron, diez minutos después caminaba directamente a donde estaba el hombre fumando un cigarrillo. Al estar cerca de él le pedí fuego para encender uno por mi cuenta y pude notar que, efectivamente, lo había asustado. Aprovechándome del momento saqué la navaja, aquel ejecutivo no encontraba qué hacer, me dijo que me daría todo lo que le pidiera pero yo no quería eso.

Rápidamente lo golpee en la nariz para dejarlo medio ciego, otro golpe certero cerca de la garganta lo dejó sin respiración y sin ánimos de gritar. Seguí dándole una paliza por las costillas hasta que me acordé que tenía la navaja. Lo comencé a cortar por los costados y luego lo obligué a ponerse de rodillas, de espaldas a mí. Lo tomé por el cabello y allí comencé a acabar con su vida. De derecha a izquierda hice una gran abertura en su cuello, sentí como la sangre fluía fuera de aquel cuerpo y el hombre se ahogaba en su propia sangre.

Al soltarlo ya había muerto, dejando a su paso un gran charco viscoso que para mi parecía una obra de arte. Le dejé todo lo que tenía encima y me fui al hotel. Al fin podría dormir en paz esa noche. 

02 agosto, 2011

...Quisiera darte...



Te he visto en sueños,
Te he visto muy cerca, 
Te he visto en mi imaginación
Te vi esa noche en que todo acabó

A veces puedo hablarte
Otras solo escucharte
Otras veces quisiera tocarte
Decirte que ya todo pasó

Algunos días te pienso
Creo que te extraño
Algunos días te amo
Pero no sé si ya eso se borró

Quisiera poder comenzar de nuevo
Que no sea como antes
Quisiera que no me conocieras
Y así me dejaras de nuevo conquistarte

Dame una oportunidad
Dame al menos un chance
Dame al menos tu mirar
Que esconde todo lo que quiero amar