21 noviembre, 2012

...Mitad...

Sabes que no pido mucho. Con una parte de tu cuerpo me conformo para ser feliz y encontrar la manera de lograr todos los objetivos que nos hemos planteado. 

Uno de tus ojos me permite estar atento a mi entorno. A través de él puedo ver los cambios que ocurren en nuestro mundo; en ese pequeño círculo café - que es la puerta a tu alma – me reflejo e imagino todas las cosas buenas que aún están por venir. 

Sujétate firmemente a la vida con una de tus manos, dame la otra para agarrarme a ti y caminar juntos por el mundo, atarme a tus cinco dedos, para sentir cuando estás asustada, quieres ser libre o necesitas sostenerme para estar acompañada. 

Una de las cosas que me gustan de ti, son tus besos. Con la mitad de tus labios me siento cómodo, tienen la misma dulzura, una forma perfecta y me regalan el sonido de tu voz. 

El resto de tu cuerpo siempre tendrá que dividirse entre nuestros futuros hijos y yo. Uno de tus senos lo alimentará, parte de tu vientre será su cuna por nueve meses y una de tus piernas lo ayudará a andar y será base para llevarlo por la vida. 

Puedo decir entonces, que soy feliz contigo y parte de tu cuerpo, ¿quieres mi mitad?