27 diciembre, 2016

...Unos van, otros vienen...


Siempre he sido una persona de apegos, soy especialista cuando se trata en aferrarse a un hilo de esperanza o a una luz al final del túnel para trazar la ruta a una vida mejor. 

Admito que en mis 32 años de vida mi madre ha tenido razón en muchas cosas, en una especialmente: "es que nunca terminas de cerrar ciclos o ponerle fin a algo".

Sí, en los temas que me impactan en lo más profundo o que se relacionan a sentimientos primigenios - odio, amor, cariño, etc - no puedo cortar lazos, simplemente soy como una barca que flota y va al ritmo de la marea. 

Confieso que aún guardo aquel perro amarillo de peluche que ha pasado de mano en mano en la familia, y probablemente tenga más de 50 años. Aún conservo las metras con las que jugaba en bachillerato, tengo franelas que otros amores me regalaron y no soy capaz de borrar nada que haya escrito en "vidas" anteriores. 

En otras oportunidades, cuando considero que ya no puedo más, que ya lo di todo y no encontré lo que buscaba, de un día para otro decido cortar todo lazo y listo, doy por terminado ese episodio. Seguramente alguien de los que lee este blog vivió en carne propia lo que estoy diciendo. 

Cuento todo esto porque en estos momentos, por cuestiones de situación país, en mi entorno hay muchas cosas que me están forzando a cerrar ciclos, a ver más allá y mirar hacia un futuro un poco incierto en todos los aspectos. 

Es triste cuando te enteras que personas muy cercanas a ti, después de convivir una vida entera a tu lado, deciden irse para buscar algo más confortable en otro lugar. Eso no lo critico, más bien lo aplaudo, porque han sido más valientes que yo. 

Lo que sí critico y me quejo, es por esos individuos que también han estado a mi lado, y por una razón u otra se niegan a ser felices con lo que tienen, demostrar un poco de alegría y escurrirse de mi día a día como si fueran unas gotas de agua que corren por mis dedos.

Sé que es penoso cuando unos se van, cuando otros se quedan pero tienen la mente en otro lugar. Lo que espero es que en algún momento, esos que lleguen o que retornen a la normalidad, se queden para siempre.