10 marzo, 2017

Una copia en el tiempo (II)

reflejo-mujer
Ya no me parezco a mi reflejo de hace 5 años. Mis ojos se apagaron, la sonrisa se extinguió y solo quedo yo, esperando por lo inevitable...
 El reflejo sigue gesticulando. Abre sus brazos y frente a él, se materializa un ángel. Es una mujer vestida como una colegiala, pelo negro corto y una falda gris de cuadros que apenas oculta unas piernas perfectas.

Puedo verle la cara, sé quién es. Se sienta en las piernas del reflejo, juega con su cabello, le muerde las orejas, le besa en las mejillas y se nota que lo quiere, que le tiene ganas e incluso que podría llegar a amarlo.

Trato de pronunciar su nombre, pero no logro recordarlo, a pesar de reconocer el lunar que tiene cerca de su seno y el color rojo de sus labios.

El reflejo está feliz, se nota que eso era lo que le faltaba para darle un cambio a su vida. La colegiala, juguetona, se para frente a él y ahora solo veo su espalda.

La falda gris queda en el piso, la blusa también y puedo ver una ropa interior negra. La mujer se inclina, puedo ver sus nalgas y la forma del durazno, el reflejo tiene cara de éxtasis y ya imagino lo que le están haciendo.

El reflejo me mira, me hace un guiño y trato de recordar ese momento, pero no puedo. Después de unos minutos, tampoco hay ropa interior.

Unas manos sobre el trasero, unos movimientos de cadera, piernas entrelazadas, besos furtivos y caras de fundido placer. La mujer se mueve como posesa, parece querer romper la silla y cuando el reflejo aparentemente llega al orgasmo, su cuerpo se evapora.

La mujer se voltea, está completamente desnuda y me mira a los ojos. Ya puedo recordar su nombre y por qué está allí...