04 enero, 2018

La diabla


Todos los días despierto y es lo mismo. Miro a mi alrededor y todo es igual. Tengo una mascota, es una mujer diminuta.

Siempre está dentro de una jaula, no deja que la toque. Sin embargo, en mi mente le hago muchas cosas. La saco de su carcel, le quito su ropa interior negra y la baño, la baño con mis fluidos.

Uno, dos, tres. Quedo exhausto y ella se resiste. Repito eso todos los días. Pero algo comienza a cambiar.

Deja de resistirse. Incluso ella misma se desnuda. Está creciendo. Mis fluidos la alimentan. Ya no cabe en la jaula.

Ahora es ella la que me alimenta. No la puedo controlar. Me azota, me golpea. Es una diabla.
Me consume. Ya no puedo más. Me ha vencido.