17 febrero, 2018

Clon


Como no tenía más nada qué hacer bajo la ducha, comencé a manosear mi masculinidad. Uno, dos, tres manotones y ya me había convertido en una L.

Mi menté comenzaba a reproducir en la pared miles de imágenes, todas excitantes. Diez minutos después, salía la semilla de la vida desparramándose por todo el piso.

No sé qué pasaba, pero el agua en combinación con mi semen estaban haciendo simbiosis creando vida. Frente a mí estaba naciendo un nuevo yo, me replicaba con cada gota de ADN que salía de mi órgano sexual.

Mi copia crecía, el agua la estaba fortaleciendo. No tuve opción, traté de cerrar la ducha pero ya mi clon tenía vida propia.

Busqué un escondite, pero sentía su respiración tras de mí. No podía ocultarme para siempre, la copia leía mis pensamientos.

Salí a ver si había escapado, pero no. Sentí primero un golpe, luego dos. Mi clon me estaba asesinando.