Cuando tus labios se visten de carmesí, todo se torna más bonito, más atrevido y más llamativo.
Esa boca delineada con el color del buen vino, pareciera una invitación no solo para besar sino para tocar suavemente, sentir la humedad de tu ser y descubrir lo misterioso de ese camino por el que salen las palabras más educadas, misteriosas y a veces, hasta retadoras.
Además junto a ese perfecto misterio rojizo, se une el brillo de tus ojos y unos gestos que son díficiles de interpretar, pero a los que me podría entregar para comenzar a conocer muchas más cosas de ti.