11 julio, 2018

Roto


No importaba cuantas veces lo intentara, mientras más trataba de unir mi cuerpo, más se separaba.

Sin saber qué había pasado en la madrugada, desperté hecho pedazos. Mi caja toráxica estaba abierta, la luz del sol se filtraba por la ventana e iluminaba mis órganos vitales.

Como una bomba de agua, el corazón latía fuertemente haciendo que la sangre fluyera sin parar por los bordes de la cama.

No había esperanzas, moriría allí viendo como todo estaba bien pero a la vez roto.