Cada día que vamos avanzando se trata de eso, esquivar lo malo para permanecer tranquilos. Lo complicado es que a medida que el camino se torna más difícil, hay menos espacios donde encontrar la paz, son pequeños, ínfimos y casi invisibles.
Sin embargo hay que saltar, avanzar y como esos niños que jugaban, dar un paso sin esperar nada.