28 octubre, 2018

Mi demonio


Todas las madrugadas despertaba con sus manos alrededor de mi cuello, no podía respirar. Era imposible conseguir paz de esa forma, viendo sus ojos de fuego y una sonrisa malévola.


Quería levantarme de mi cama, luchar, pelear e intentar dejar atrás mi pasado, pero seguía ahorcándome y tratando de matarme.

Sus manos huesudas presionaban sobre mi traquea, sabía que iba a morir. A pesar de mis gritos todo permanecía en silencio, eran gritos ahogados de terror.

Supe que mi vida se extinguía hasta que mi corazón se detuvo, ya todo terminaba. Al amanecer consiguieron mi cuerpo inerte y mis manos, alrededor de mi cuello. Yo era mi propio demonio.