03 julio, 2019

Sin rabia no hay felicidad


La felicidad nunca debe ser total.¿Se imaginan si durante todo nuestra vida fuéramos completamente felices?

Como me decía un profesor, ¡terminaríamos suicidándonos al no hallarle sentido a nuestra existencia! Y es que por eso, según su teoría, en países de primer mundo la tasa de suicidios es tan alta, porque tienen días sumamente aburridos.

Debemos tratar de encontrar un ritmo de vida que sea como una montaña rusa, con tirabuzones, caídas, éxitos, sufrimientos y luego un momento feliz. Solo de ese modo aprenderemos a valorar lo que tenemos, agarrándole el gusto a lo que nos regala el momento.

Pienso que igual debe ser en el amor en pareja. Con momentos de odio, de amor, de sinceridad, de secretos, de infidelidad, de fidelidad, de risas, de malas caras, un ritmo vertiginoso de emociones que culmine en un solo objetivo: convivir.

Esa es la fórmula correcta, tratar de cambiarla o hacerla diferente solo nos llevará a la soledad, la añoranza y la nostalgia por algo que es utópico: lo perfecto no existe.