23 marzo, 2010

"El Secreto de sus ojos: Cuando el perdón no existe"

Dirección: Juan José Campanella
País: Argentina y España
Año: 2009
Duración: 127 min.
Interpretación: Ricardo Darín (Benjamín Esposito), Soledad Villamil (Irene Menéndez Hastings), Carla Quevedo (Liliana Coloto), Pablo Rago (Ricardo Morales), Javier Godino (Isidoro Gómez), Guillermo Francella (Pablo Sandoval).

Sinopsis: Benjamín Espósito ha trabajado toda la vida como empleado en un Juzgado Penal. Ahora acaba de jubilarse, y para ocupar sus horas libres decide escribir una novela. No se propone imaginar una historia inventada. No la necesita. Dispone, en su propio pasado como funcionario judicial, de una historia real conmovedora y trágica de la que ha sido testigo privilegiado. Corre el año 1974, y a su juzgado se le encomienda la investigación sobre la violación y el asesinato de una mujer. Espósito asiste a la escena del crimen, es testigo del ultraje y la violencia sufrida por esa muchacha. Conoce a Ricardo Morales, quien se había casado con ella poco tiempo antes y la adora con toda su alma. Espósito intentará ayudarle a encontrar al culpable.

El largometraje argentino “El Secreto de sus Ojos”, que ganó el premio Oscar 2010 como Mejor Película Extranjera, trae con su trama una serie de situaciones que invitan al espectador a reflexionar acerca de las lecciones de vida y cómo afrontar aquellos golpes que en algunas oportunidades nos tiene deparado el destino.

El empleado del juzgado argentino Benjamín Esposito, que es interpretado por el actor argentino Ricado Darín quien ya antes de la película había trabajado 3 veces con el director Juan José Campanella y participado activamente en telenovelas donde destacó en el personaje de Agustín en La Mujer del Presidente en el año 1999, se sumerge en la averiguación del caso de violación y posterior asesinato de Liliana Coloto, una joven de 23 años interpretada por Carla Quevedo.

La muerte de la joven es el inicio y la llama que impulsa a los sucesos posteriores en la vida de los personajes, quienes comienzan a enfrentarse a sus propios temores y adicciones, como en el caso de Pablo Sandoval, quien es el mejor amigo de Esposito y ayudante de éste en el juzgado y quién gracias a su adicción al alcohol y sus compañeros de tragos logra darle un giro inesperado a la investigación del asesinato.

Mientras todo esto sucede, Ricardo Morales quien es el esposo de la chica asesinada, decide detener la vida que llevaba esperando por la resolución del caso, mientras recuerda fervientemente al amor de su vida y llega a un punto donde no distingue si está recordando un hecho real o el recuerdo de un recuerdo, situación que creo nos ha sucedido a todo en alguna oportunidad de nuestra existencia. Morales, será quien decida el final de esta historia a través de sus acciones, recordándonos también que en algunas oportunidades es imposible olvidar y mucho menos perdonar a una persona que ha cometido actos u hechos de violencia que le han costado la vida de aquellos que amamos de verdad.

Esta película cuenta con todos los ingredientes que la convirtieron en la ganadora latinoamericana de la pasada edición de los premios Oscar. Unas actuaciones de lujo encabezadas por Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella, un guión que no deja cabos sueltos durante las conversaciones de los personajes, un ambiente lúgubre de un Buenos Aires donde pueden ocurrir asesinatos combinado con unas hermosas tomas de la estructura del edificio del juzgado de la ciudad, donde puede observarse la grandiosidad con la que en algunas oportunidades puede observarse a la justicia y por último pero no menos importante, la manera como explora los sentimientos del amor, el odio y el pecado, cuestiones que llevan a un ser humano a lograr cosas que parecen imposibles y otras a cometer actos terribles que jamás podrán ser perdonados.