03 enero, 2011

...La imperfección perfecta...

Hoy al fin pude saber a qué me refería cuando te decía que "eres casi perfecta", en realidad estabas muy distante a la imperfección porque en realidad eras perfecta con todos tus defectos.

El párrafo anterior puede resultar en un juego de contradicciones, pero te lo explicaré para que entiendas un poco.

El amor, eso que muchos desconocen, y que yo pude experimentar en fines de semana de 36 horas junto a ti, ese sentimiento de felicidad que me embargaba al tenerte cerca, consiste en lograr convertir un defecto en una virtud, una debilidad en una fortaleza, una tristeza en una alegría, una lágrima en una risa y así sucesivamente.

Tu, resultaste ser mi planeta de defectos, y seguramente yo para ti, no solo era un planeta sino el universo entero de cosas que no alcanzabas a tolerar o entender, pero sin embargo lográbamos coexistir en un sistema perfectamente equilibrado.

He entendido que no necesitaba la perfección, porque todo estaba allí. No era necesario que buscara en otros lugares lo que de alguna manera me brindabas, cosas que a veces estaban, otras que raramente se manifestaban y algunas que realmente parecían extintas entre nosotros.

A pesar de todos tus defectos y los míos, nos llevamos a un nuevo nivel, difícil de borrar, complicado de extinguir y ciertamente imposible de olvidar.

Es por ello que hoy te puedo decir que no eras para nada "casi perfecta", simplemente llegaste a ser la persona más perfecta que habitaba en mi mundo colmado de imperfecciones.