En la tierra existe una ley física irrefutable, los polos opuestos se atraen. Esto fue comprobado por los trabajos del científico Charles Coulomb, de los que se desprende un famoso compendio de reglas para estudiar las cargas eléctricas y su interacción en un campo magnético.
Pero este tema tan escabroso de números, formulas y signos matemáticos no es el que me atañe este día, sino esas cuatro palabras "polos opuestos se atraen", y es que puedo certificar que así suele suceder.
Teníamos (tenemos) tantas cosas diferentes que podría pasar bastante tiempo desglosándolas en mis letras, y que de algún modo en su momento (y creo que aún hoy) generaban cierta atracción.
Yo puedo bailar en el agua, tu bailas en la tierra
Tu trotas, yo soy demasiado sedentario
Yo soy un "caraecoño" (caraqueño), tu una chica oriental
Tu te dedicaste a los números, yo soy un escritor por pasión
Yo puedo "exhibirme", tu te inclinas más hacia la privacidad
Tu ni sabes por qué escribo este post, yo sí lo sé...