24 noviembre, 2011

...Volando...

En la posición en que estaba podía extender mis brazos, sentir el aire chocar contra mi cuerpo y al sol cerrando mis ojos por la potencia de sus rayos. 

Justo al borde de esa terraza podía ver a la gente caminar, las personas iban de acá para allá en un vaivén estresante y confuso. Me sentía como una ave a punto de dejar su nido para salir a volar a fronteras no exploradas. 

Sin embargo pensé en lo que dirían los demás, tal vez me tildarían de suicida o loco por querer volar un rato, simplemente no entendían esos gritos que a veces resonaban en mi cabeza. Me olvidé de ellos; con mis brazos extendidos di un paso hacia adelante y mi cuerpo comenzó a caer de una manera vertiginosa. El fin estaba cerca, me atreví a matar mi cuerpo.

Al chocar contra el piso mis huesos se rompieron como pedazos de vidrio, de mi cabeza salió un hilo de sangre y los gritos de las personas que hace poco estaban caminando en la acera comenzaron a decir cosas ininteligibles entre el tumulto que se iba formando alrededor de mi cadáver. Seguramente pensaban que todo había acabado para ese demente que saltó al vacío.

Quise gritarles, decirles que estaban equivocados. Mi cuerpo se había ido pero mi alma aún estaba volando sobre sus cabezas, pude convertirme en una especie de masa inmaterial. Comencé a ir de acá para allá dejándome envolver por el aire, recorrí toda la ciudad en apenas segundos y me aventuré a viajar un poco  más adelante del espacio que me rodeaba.

Decidí que si había vivido por más de 27 años en la tierra, por qué no conocer el cielo. Subí más allá de las nubes para tocar las estrellas, un vacío total me invadió, observé el azul del gran globo terráqueo y cumplí el sueño de ser astronauta por al menos un instante. Más tarde descendí nuevamente, recordé que alguna vez pensé en venderle mi alma al diablo y quise bajar al infierno, pero no, decidí quedarme un rato más en la Tierra.

No estaba preparado para visitar el reino de la oscuridad, tal vez luego me atrevería a visitarlo, ese lugar al que seguramente iría para no volver a salir jamás.