22 febrero, 2017

En otro lugar

dreaming-soñando-mente

El ser humano debería tener la capacidad de poder olvidar ciertas cosas. No pido que nazcamos con un tipo de Alzhéimer selectivo, pero si el creador hubiese sido tan bueno y caritativo, debió concedernos el derecho de borrar momentos para estar más tranquilos con nosotros mismos.


Nadie sabe a ciencia cierta cómo funciona ese sistema intrincado de recuerdos que vamos acumulando con el pasar de los años, de lo que sí estoy seguro, es que a medida que el tiempo transcurre, las oportunidades que dejamos a un lado o las decisiones erróneas que tomamos comienzan a pesar como ladrillos.

Recordar ese día que no hicimos una llamada, aquella oportunidad en la que debiste estar más pendiente de las llaves del carro o aquel momento en que en lugar de decir sí, debiste decir que no. Esas decisiones que tomamos, sin saberlo, cambiaron nuestra vida radicalmente para darle un giro y sumergirla en una realidad temporal, algo así como lo que ocurre en Volver al Futuro 2 y el caso del almanaque deportivo.

El asunto es que a medida que crecemos y nos vamos a la cama a dormir, los sueños comienzan a ser reemplazados por la necesidad eterna de volver a esos momentos para imaginar qué hubiera pasado sí.

Pienso que por eso es que mucha gente decide terminar con su vida antes de tiempo, o se convierten en ancianos que en vez de cuidar a sus nietos pasan a ser unos amargados en un claustro o simplemente, se van aislando cada día más.

Quisiera tener la capacidad de olvidar, eso de tener buena memoria es una carga. Por eso será que digo, que prefiero morir joven para evitar pensar tanto en aquello que no hice y que hoy me tendría en otro lugar.