08 marzo, 2018

La inspiración


Ella estaba allí, en mi cama. Totalmente desnuda esperando por mis caricias, quería que la tocara y la llevara al clímax, al nirvana sexual, pero yo no tenía ganas de darle placer. 

Intenté una y otra vez darle lo que necesitaba, pero me era imposible. Unos besos, unos lametones, pero nada me lograba encender.

Al final decidí dejarla allí, en mi cama. Solo me quedé a observarla mientras ella me torturaba al darse placer a si misma. La inspiración había muerto para mí.