26 abril, 2018

En la burbuja


Hay días en los que amanezco totalmente petrificado. ¿No les pasa? Es una sensación que da miedo, porque no quieres hacer nada, tienes temor de todo y quisieras que el tiempo y el mundo corrieran a un ritmo distinto.

Cuando estoy paralizado mi mente es la que sigue funcionando, pero no para bien, sino que hace todo para que me sienta peor. ¡Debes hacer esto, tienes que hacer aquello, no olvides lo que tienes pendiente! Y yo, literalmente, no hago nada.

¿Será una actitud autodestructiva? ¿Será negación? ¿Será depresión? No lo sé. A veces me digo que necesito un poco de atención, que como en el meme de Facebook, alguien venga con un abrazo y me diga: ¡Ven, yo te ayudo!

Una vez una persona me dijo: "Eso no es así, no puedes dejar que todo dependa de que yo llegue o no", ok es cierto, no puedo dejar que todo ocurra por obra y gracia de los demás, pero para eso vivimos en sociedad y en grupos familiares, para tenderse una mano de vez en cuando.

Llega un momento en que siento que no puedo, que estoy en una burbuja detenido mientras veo que los demás siguen con sus vidas sin darse cuenta de lo que me ocurre realmente. Esa fina barrera que me separa de la realidad podría derribarse solo con un par de palabras y alegría.