Como decía, soñé con ella. Soñé que la veía haciéndose el amor a ella misma. Recordé aquel fin de semana cuando, aunque ya no eramos novios, pude verla a través de una pantalla cómo se despojaba de la fina toalla que la cubría y se hacía el amor, una imagen que quedó grabada para siempre.
Soñé con ella, he soñado con ella. Lo más cumbre de todo es que sé, que aunque pasen los años, seguiré soñando con ella, viéndola joven, sexual, sexy, hermosa, así como cuando me enamoré de ella.