04 octubre, 2018

En sueños


De repente aparecí en su cuarto. No sé cómo llegué allí, lo cierto, es que sentí que me estaban esperando desde hace mucho.

Estaba semidesnudo sobre su cama y ella arriba de mí, como siempre, adornada con ropa interior negra y un extraño fuego en sus ojos, podía ver sorpresa pero también ganas. 

Se aferró a mis muñecas para dominarme un poco, y así comenzar una danza frenética. Me besó los labios, el pecho, el vientre y luego se desnudó para mí, realmente era una de las cosas más hermosas que había visto en mi vida. 

Dejó que le besara los senos, luego al tenerlos húmedos, me masajeó con ellos por todo el cuerpo. Acarició mi cabello y me pidió que abriera la boca, no tengo que describir lo que hizo después, pero pude probar todo lo que guardaba en su intimidad. 

Su cara reflejaba deseo, mi lengua la estaba complaciendo mientras mis manos erizaban sus areolas. Así sin más, terminó de desnudarme e hicimos el amor. Mientras nos fundíamos en una combinación de fluidos, besos y caricias, desperté.

Todo había sido un sueño, sin embargo, sabía que eso podría llegar a ser real en cualquier momento.