02 octubre, 2018

No debemos


Ella corría, yo iba detrás, guiado por el olor de su piel y el deseo de tenerla. Al llegar a un pequeño claro, donde los árboles formaban un círculo que tenía en su centro la luz del sol, la logré alcanzar.
Primero me miró desafiante, admitiendo que todo lo que nos unía ya era cosa del pasado. Sin embargo, en sus labios notaba un ligero temblor, una mínima amenaza de unas palabras que querían salir para derribar todas sus barreras.

-No debemos-, dijo finalmente.
-Lo sé-, repliqué dando unos pasos hacia su cuerpo.

Como pude la tomé entre mis brazos, aspirando su aroma y sintiendo las gotas de sudor que corrían por su espalda. Una poderosa batalla de nuestras lenguas dio paso a una algarabía de nuestras manos, toqué sus caderas, su cuello, su cabello, su vientre, todo su cuerpo.

La tumbé sobre la grama, allí ocultos siendo observados por el sol la desnudé. Su piel brillaba como si fuera de mentira, era hermosa.

- No debemos-, insistía débilmente mientras sus piernas se atenazaban a mi cuerpo.
- Lo sé-, le dije mientras me separaba de ella y recorría todo su cuerpo con mis dedos.

La besé en la frente y pude notar su mirada, finalmente había entendido que todo era real y que los errores, aunque se pagaban caro, podían perdonarse para seguir adelante.

-No debemos-, le dije mientras la besaba en la boca y la miraba con ternura. Tras unos minutos, nos fundimos en uno solo.