15 diciembre, 2018

Bailando


Bailé toda la noche. Mi cuerpo actuaba como si fuera un ente independiente de mi cerebro, tenía vida propia danzando al ritmo de la música.


Llegó un momento en que no había piel, no había manos, ni órganos vitales, solo un elemento del universo que obedecía a los instrumentos, las notas y las voces de los cantantes.

Desaparecí, eso es lo que ocurre cada vez que escucho música, soy parte de nada y de todo a la vez.