30 enero, 2010

El racionamiento eléctrico le apagó la estrella a los Reyes Magos en los Andes

¿Qué pasaría si escucharas música sin escucharla? ¿Si bailaras al son de unas notas que no existen? ¿Si vieras luces de navidad adornando casas totalmente oscuras?, y muchas otras cosas que parecen de otra dimensión o un mundo inexistente, esas preguntas les fueron respondidas a los pobladores del pueblo merideño de Santo Domingo durante la semana del cuatro al ocho de enero, mientras celebraban las festividades de Reyes Magos y también las de su patrona.

Santo Domingo durante esa semana se apartó de ese ritmo de vida tranquilo de sus habitantes, para albergar a visitantes de los pueblos cercanos, especialmente de Barinitas y la capital, y así darle paso a una fiesta constante que llenó los hoteles, posadas, restaurants y cualquier otro local comercial, generando una actividad que descontroló la demanda de energía en el sector.

La llegada de los visitantes era recibida por un jolgorio desde el mismo lunes, cuando en la plaza del pueblo se colocaron tarantines y kioscos con toda clase de comida, juguetes para los más pequeños, la cerveza bien fría, juegos de azar, toda clase de chucherías de feria, las infaltables cotufas y el algodón de azúcar.

Al caer la noche, la música daba inicio a la fiesta en aparente normalidad, con gente bailando y toda la plaza iluminada con la típica imagen de un pueblo andino venezolano, y tras unos minutos de fiesta, el baile continuaba pero con un detalle particularmente especial, la luz había fallado de nuevo como lo había venido haciendo durante todo el mes de diciembre dejando todo a oscuras y a las parejas de bailarines siguiendo una canción inexistente como consecuencia de la falta de energía eléctrica.

En medio de la total oscuridad, una pareja conversaba acerca de temas en común, los niños jugaban con sus carros de madera alrededor de la plaza, unas cuantas personas bebían y otros lanzaban los dados en una mesa improvisada de juegos de azar, así mientras pasaba el tiempo, la luz volvía y se iba en períodos cortos.

Así continuó la semana en Santo Domingo, en las mañanas el pueblo se sumía en la rutina diaria, regando el campo, buscando la leña para las chimeneas nocturnas, los turistas con sus gorros y guantes para ir a los lugares con el clima frio de la región y así hasta caer la noche, cuando de nuevo todo caía en la oscuridad y los pobladores celebraban sus fiestas sin luz para recibir un seis de enero a los Reyes Magos con la estrella apagada.

Imagen de Edo

26 enero, 2010

...Mi pequeña Venezuela...

En mi pequeña Venezuela, donde conviven aproximadamente 500 personas, existen todo tipo de problemas me llevan a establecer inevitablemente la comparación con lo que ha estado viviendo el país en los últimos 10 años.

Todas las mañanas al despertar, no puedo evitar pensar que todo sigue igual, la puerta eléctrica del estacionamiento a veces falla y no abre, el edificio aún tiene las marcas de una pintura antigua a pesar que ya se han hecho varios “referéndums” para llegar a un acuerdo para cambiar su imagen, algunas veces de las cañerías brotan chorros de aguas negras, en varias oportunidades han robado en algunos apartamentos, y muchas otras situaciones que son un problema de una mala administración de “un gobierno central” o junta de condominio, que se ha mantenido “en el poder” por más de 6 años consecutivos, a pesar que existen leyes que obligan a que cada año en cualquier comunidad de residentes deba haber unas “elecciones” para elegir a los nuevos representantes de cada una de las personas que en ella habitan.

Esto ha llevado a que los habitantes de mi pequeña Venezuela, hayan caído en un estado de costumbrismo total donde “el gobierno central” lo controla todo porque, aparentemente sus decisiones son en pro del bien de cada uno de ellos.

Pero no todos los venezolanos de esa pequeña Venezuela, se han dejado seducir por la buena voluntad del “gobierno central” y cada año, han tratado de establecer cambios en la línea de mandato, ya sea aferrándose a las leyes y aduciendo que no todo es color de rosa y que cada día hay más problemas que soluciones, hurgando en las cuentas bancarias porque al parecer existe cierta malversación de fondos y algún dinero ha ido a parar a manos de quienes no deben controlarlo, y la razón principal: “que una sola persona lo ha estado controlando todo desde hace años”.

Al momento del “referéndum”, 50% de los integrantes de la pequeña Venezuela se reúnen y comienzan las diatribas y peleas, porque al parecer todos son excelentes administradores y por ende deben tener un puesto en la administración, por lo que jamás llegan a un acuerdo y el “gobierno central” exige: “sino logran un acuerdo del 50% más uno yo seguiré aquí”, y efectivamente eso es lo que sucede, él se queda allí a pesar de todos los problemas que suceden.

Así pasan los días y nada sucede, “el gobierno central” se mantiene en el poder, la pequeña Venezuela se deteriora, a veces se inunda de aguas negras, un día algunos delincuentes violan la seguridad interna y tratan de invadir algún apartamento, otro la conserje debe hacerse cargo de la puerta “eléctrica” que no abre, y muchas cosas más…

Esto sucede en mi pequeña Venezuela y me lleva a pensar, si es así en una comunidad de 500 personas qué puede pasar en un país de más de 20 millones de habitantes y un sinfín de problemas que surgen cada día.