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Estados Unidos sigue siendo el país más poderoso del
planeta. Su Gobierno es influyente, tiene el aparato de inteligencia para mover
los hilos de otras naciones, genera cambios en otras “democracias” con tan solo
una llamada telefónica y aún muchos lo ven como el lugar en el que ser rico,
famoso o absolutamente feliz es posible.
En mi opinión esto es una realidad para todos los que
estamos fuera de ese territorio marcado por la Estatua de la Libertad, los
maravillosos discursos de Barack Obama y Mickey Mouse; sin embargo, para los
que están allí dentro esto tal vez no sea verdaderamente cierto. Hay un sector
de la sociedad estadounidense que aún sufre
por las consecuencias de ese sueño: los afroamericanos.
Los titulares vuelven a colocar en el centro del debate la tragedia que causa la brutalidad policial: Keith Lamont Scott, un afroamericano
residente en Charlotte, Carolina del Norte, murió tiroteado por un policía “negro”
en circunstancias poco claras.
BREAKING: @cmpd releases video of fatal shooting #KeithLamontScott #Charlotte #KeithScott pic.twitter.com/EpfZ7W2oXl— Derrick Lewis (@DerrickQLewis) 24 de septiembre de 2016
De acuerdo a los reportes de la policía, un grupo de
funcionarios atendía una llamada cerca a donde estaba Scott cuando lo
avistaron en actitud sospechosa dentro de su vehículo. El oficial que le
disparó, quien para ese momento vestía de civil, declaró que
el “sospechoso” tenía en sus manos un arma y además estaba preparando un joint de marihuana.
La defensa de la familia, se ha encargado de desmentir el
parte oficial. Aseguran que Scott sufría de una lesión traumática en el
cerebro, estaba leyendo un libro en el momento de los disparos y no
representaba ninguna amenaza para nadie.
Hasta ahora todo se ha convertido en una guerra de opiniones
y también en una
batalla campal en la calle, la ciudadanía se ha mantenido en protestas en
las calles reclamando por una justicia que al parecer no ampara a los afroamericanos
desarmados.
BrianBlanco/GettyImages - Mic |
Aunque el de Scott es
uno de los casos más mediáticos de los últimos meses, en otros estados se han
reportado tiroteos por parte de policías en contra de jóvenes afroamericanos
que simplemente tenían en sus manos una pistola de juguete.
El sistema judicial estadounidense aparentemente está
corroído, no distingue entre buenos y malos, y mientras se da un intercambio de
videos e imágenes para darle la razón a uno u otro bando, muchos sufren y
esperan que la verdad salga algún día a la luz.
No sé si valga la pena hacerle caso a la policía, soltar las
armas (drop the gun) o simplemente que los afroamericanos sigan luchando por
sus derechos, por un trato igualitario y que en algún momento se cumpla el
sueño de aquel grupo de Selma que siguió Martin Luther King hasta sus últimos
días.