30 marzo, 2011

...Toyota: Una vida no es suficiente...

En el marco de su nueva campaña publicitaria "Una vida no es suficiente", Toyota de Venezuela puso en la parrilla de varios medios de comunicación distintos spots para promocionar la marca que ya tiene 50 años en el país.

A propósito de esto fue creado por la agencia de publicidad ARS DDB el comercial de 1 minuto de duración que coloco al final de este post.
En el video actúa el uruguayo-venezolano Alberto Rowinsky, quien ha tenido una fructífera carrera tanto en las tablas como en el cine, donde participó entre otras en la película "Sicario", del año 1994.

En el papel principal el actor encarna a un viejo que recibe en la "Cafetería El Amigo" a un joven para hacerle un ofrecimiento: todo lo que ha deseado, sus ilusiones, sus emociones, absolutamente todo a cambio de una sola cosa: su juventud.

Al final, se da el intercambio y un Rowinsky renovado se une a la carretera en su camioneta Toyota, que para efectos de la campaña de la marca japonesa, es necesaria más de una vida para disfrutarla.

El argumento del video me ha generado cierta fascinación, en mi opinión no solo eso es perfecto, sino la música, la fotografía, la imagen y la actuación complementan un buen mensaje.

Creo que, efectivamente, a veces un hombre necesita más de una vida para satisfacer sus deseos más anhelados, para ver hechas realidad sus ilusiones más sencillas o complicadas, sus sueños más profundos e incluso, para poder disfrutar junto a una de sus posesiones o persona favorita el mayor tiempo posible.

Sin duda a veces muchos ven pasar su vida esperando una nueva oportunidad para realizar eso que no han logrado concretar, sé que algunos quisieran volver a sus años mozos para vivir distintos momentos que pasaron ante sus ojos y que no pudieron experimentar por diferentes razones.

Para algunas personas el comercial es simplemente "malisimo o nulo", pero sé que si alguna vez necesitaran en un futuro una nueva juventud, les encantaría que llegara un amigo y les intercambiara unos años más para aprovechar la vida.

Para más información de la campaña: www.toyotaunavidanoessuficiente.com





28 marzo, 2011

...Tu presencia...

Nuevamente estoy acá, como desde hace 2 meses, recibiendo una terapia que me ayude a comprender mi mente y mi cuerpo.

Las pequeñas agujas que tengo en mis pies, brazos, cuello, pecho y cabeza no me causan dolor, al contrario de lo que muchos piensan, me relajan. La música que suena al fondo transporta mi mente, son sonidos que me hacen pensar en África, China, el Tibet o cualquier lugar magnifico del planeta.

Miro alrededor, el cuarto está vacío, pero puedo sentir tu presencia. Sentada a mi lado, me observas con esos pequeños ojos negros, tomas mi mano y creo que al verme "agujereado" sientes que estoy pasando por un dolor inexistente.

Tranquila, no pasa nada, tal vez me esté volviendo un poco loco pero creo que en esos momentos escucho tu voz. Me preguntas por mi día a día, por la universidad, el trabajo, en fin, tenemos una conversación agradable.

Puedo percibir tu aroma, tus curvas, tu respiración, hasta el latir de tu corazón. Aunque no lo creas, me sigues acompañando en momentos tan ínfimos como estos donde me encuentro en una cama tratando de recuperar esas cosas que perdí y que al parecer, jamás regresaran. 

26 marzo, 2011

...En la semana (Cita con mi amiga la soledad)...


Comienzo en lunes
Y siento que muero
Al decirte nuevamente que te quiero

Sigue el martes
Y ya no solo te quiero
Sino que tengo muchas ganas de amarte

El miércoles es igual
Te amo y te quiero
Será que al menos me puedes hablar

Ya estoy en jueves
Las esperanzas se van esfumando
No te das cuenta que te sigo adorando

Al fin es viernes
Para algunos de felicidad
Para mí es de una cita con mi amiga la soledad....

24 marzo, 2011

...(Nuevamente) Te Odio...


Te odio porque tratar de olvidarte
Me hace volver a amarte

Te odio con todas mis fuerzas
Al imaginar que todavía me besas

Te odio sin motivo o razón
porque aún tienes mi corazón

Y te odio, te odio un poquito
al finalizar este escrito...

22 marzo, 2011

...Leyes para amar a una mujer...

"El que ama a su mujer se ama a si mismo; porque nadie odia jamás su propia carne; por el contrario, la alimenta y la cuida... Por este motivo el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer y los dos serán una sola carne"

Hace algunos días mientras leía conseguí este pasaje de la Biblia, que aunque he cambiado un poco para efectos de este post, refleja perfectamente algunas ideas que siento y he estado meditando.

Primeramente pienso que estas palabras deberían ser integradas a toda ley que rija cualquier sociedad en el mundo, para evitar así el maltrato a esos seres tan perfectos, complicados y enigmáticos que son las mujeres.
El hombre que arremete contra ellas es alguien que cae en desgracia, vaga sin el perdón propio y jamás consigue paz porque sin duda, está violando su cuerpo, su propia carne y a si mismo.

"El que ama a su mujer se ama a sí mismo; porque nadie odia jamás su propia carne..."

A ellas, a esas que nos dieron la vida, a las que aprendemos a amar en el transcurso de nuestro paso por la tierra, a la que le endilgué en algún momento que sería la madre de mis hijos, a todas las mujeres hay que adorarlas.
Cultivarlas como una flor, darle detalles, alimentarlas con palabras y gestos, llenarlas con sentimientos positivos y apoyarlas en todo, porque así al final,

Las mujeres amadas "se sentirán alimentadas y cuidadas"

La ley de vida nos enseña que los seres humanos vienen a la tierra para nacer, crecer, desarrollarse, madurar y morir.
En estas tres ultimas etapas influye de manera radical la presencia de la mujer, esa a la que elijamos para pasar "el resto de nuestros días", y esto es sumamente importante, porque al final ella será la única que este a nuestro lado.

Este proceso de "escogencia" reviste de mucha importancia, sobre todo en las decisiones que se tomen y que cambiaran nuestras vidas.
Al iniciar una relación seria debemos estar consientes en que inexorablemente seremos parte de ella, en proteger al otro y estar al  lado de la mujer en todo momento.

No quiero decir que lo abandonemos todo por amor, que neguemos nuestros deseos individuales pero si se esta enamorado debe existir una meta en común, un camino trazado para dos personas que se convierten en uno.

Porque sin duda, "el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer y los dos serán una sola carne".

20 marzo, 2011

...¿Quién soy?...

Extraño ser ese hombre que lo era todo para ti. Ese del que veías su nombre en tu teléfono y tu corazón comenzaba a latir más fuerte de lo normal.

Recuerdo que era el privilegiado en conocer cada una de tus facetas. Yo te vi llorar, te escuché reír, te acompañé en las buenas y en las malas.
También tuve la satisfacción de saber que te ponías como una princesa para estar a mi lado, siempre bella, hermosa, radiante, deslumbrante y un "poquito" perfecta.

Yo era ese para ti, logré que nuestros mundos causaran una hecatombe de la que no puedo salir, porque yo fui, en pasado.

Ahora solo me resta preguntarte, ¿quién soy?...
Porque yo, yo creo que ya soy una ínfima parte de todo lo que acabo de escribir, y eso siendo positivo porque si me voy a la realidad, a esta realidad nocturna que a veces me golpea...
...Creo que simplemente soy nada...

18 marzo, 2011

...El último día de nuestras vidas...

Al fin logré salir de la pesadilla en la que estaba donde tú no existías y mis días pasaban monótonos frente a mis ojos.

Me levanté rápidamente y te fui a buscar en algún lugar de mi casa, un aroma a desayuno fresco me condujo a la cocina donde te vi. De espaldas cocinabas, tu largo cabello negro, tu piel color chocolate y un mono gris y top te vestían.

En silencio aproveché para observarte, tenía miedo a hablar y que todo se desvaneciera para regresar a la pesadilla. Sin embargo todo era real, la comida, tu presencia, tu olor, todo eras tú.

Me atreví a acercar y te abracé, hasta ahora puedo decirte que esa ha sido la mejor sensación de mi vida. Te atrapé entre mis brazos como si fueras un salvavidas en medio de una tormenta.

Sentí tu respiración agitada por la sorpresa, tus curvas adaptándose a mi cuerpo, tu cabello saltando sobre mis hombros y tus manos buscando mis orejas para jugar con ellas.

No quise besarte, tampoco desnudarte para hacerte el amor, menos hablarte y decir cosas estúpidas que rompieran el momento, solo me quedé así como si fuera el ultimo día de nuestras vidas y más nunca pudiera abrazarte.

Tú fuiste la que volteaste a verme con esos hermosos ojos negros, me hipnotizaste, me diste un tímido beso en la mejilla para demostrarme que todo era real. Los malos sueños habían pasado.

- Hola cielo, ¿Qué tienes?-, me dijiste cariñosamente.

Te respondí con un nudo en la garganta mientras mis lágrimas comenzaban a brotar,- Nada, solo pensé que más nunca podría tocarte o besarte, y eso me rompe el alma-.

- No llores lindo, estoy aquí para ti y siempre será así, ¡Te amo!, ahora siéntate a desayunar que se te va a enfriar y sabes que no me gusta verte pasando hambre y mucho menos "apagadito" por la tristeza-...

16 marzo, 2011

...Bajo las estrellas...

Esta noche deberíamos estar juntos

Quisiera que un cielo oscuro resplandeciente de estrellas nos cubriera como una manta infinita, para acurrucárarnos a dormir y entregarnos a nuestros sueños.
Hermoso sería que debajo de esa bóveda celeste llena de punticos brillantes con nombres extraños, nos volviéramos a conocer, que renováramos nuestros sentimientos y que rechazaras mi petición de ser mía, porque así me darías una nueva oportunidad, un nuevo soplo para reinventarme, para querer ser un hombre mejor para mí, para ti y para todos los que nos rodean.

Bajo las estrellas quisiera verte sonreír, medio dormida, medio despierta, que me contaras tus temores, tus anhelos, frustraciones y culpas.
Yo te escucharía detenidamente, perdido en la infinita distancia del espacio y oiría tu voz como una melodía universal que mueve mi corazón.

Al terminar de hablarme y casi entregada a los brazos de tu sueño, me preguntarías si estoy a tu lado o mi mente se escapó a otro lugar.
Yo te diría que aún no lo sabes pero que nunca me he ido, que siempre estoy cercano a tu día a día, porque siempre estaré allí, aunque no lo creas... 

14 marzo, 2011

...Batman vs Superman: ¿Una batalla desigual?...

Desde que tengo uso de razón, la cultura pop está asediada por distintos iconos que sin querer se tatúan en la mente de una generación tras otra.

Conocidos por todos (o casi todos) son los personajes de carne y hueso como Marilyn Monroe, la rubia exótica que le cantó el Happy Birthday a John F. Kennedy; una escena de fotografía, ese beso entre el marinero y la chica en el Time Square; las notas de una canción al estilo de Los Beatles o simplemente héroes y anti héroes sacados de los dibujos de historietas.

En el caso de los comics existen dos personajes harto famosos entre grandes y chicos. Batman, también llamado "El caballero de la noche" y Superman, "El Hombre de Acero", tienen 73 años deleitando a los lectores con sus super poderes, sus miedos, sus victorias, sus fracasos y sus regresos después de pensar que han muerto. 

Estos dos dibujos creados por la DC Comics, en mi opinión, son el yin y el yan de cómo se puede luchar en contra del mal en la sociedad, uno está movido por la convicción, la rebeldía, el odio y la venganza, mientras que el otro ¡ni siquiera es humano!. Por eso, es que me ha surgido la duda que titula este post, ¿de enfrentar a estos dos, quién ganaría?

Batman es un ser humano que está en constante sufrimiento por la muerte de sus padres, este sentimiento de rencor hacia las alimañas de la sociedad lo lleva a luchar contra el crimen, a invertir cada centavo de su gran fortuna a comprar "juguetitos" que le permitan ser casi invencible y además cuenta con su fiel amigo Alfred, que siempre le da una mano en cualquier momento.

Por su parte Superman es un extraterrestre huérfano con cara de nerd, vive en un entorno del campo, eterno enamorado de una colega de trabajo y  solo es afectado por la kriptonita, un extraño mineral de otro planeta que es capaz de matarlo.

Por estas razones, y luego de distintas elucubraciones, pensamientos y preguntas a algunas personas, he llegado a la conclusión que "El caballero de la noche" sería el ganador de darse una batalla épica. 
Batman, sin duda alguna, ha conocido en carne propia las derrotas, ha sufrido heridas que lo han llevado a resurgir cada vez más fuerte y está movido por el odio, un sentimiento que sin duda es, incluso, más fuerte o igual al amor.

Superman jamás conocerá lo que es derramar una gota de sangre, siempre seguirá siendo igual de fuerte, lo que se convierte en su principal debilidad, porque como dicen: "hay que caer para aprender a levantarse". Además creo que en el momento de la verdad, de estar en peligro su gran amor, el "Hombre de acero" se inclinará a protegerla colocando así por encima sus intereses antes que el bien común.

Espero que algún día pueda disfrutar de este duelo, aunque creo que jamás se concretará porque eso significaría el fin de uno de los personajes más adorados en Estados Unidos sino en el resto del mundo.

11 marzo, 2011

...Sin ti...(Improvisado)

Tras casi siete años de mi vida he finalizado una etapa. Al final he conseguido mi título de licenciado en Comunicación Social, luego de haber luchado, de haber perdido y de haber tratado de pelear por cosas que creía perdidas.

Al principio de la carrera había fallecido mi padre, uno de los pilares de mi vida y que sé que en estos momentos estaría orgulloso de mí por haber logrado algo gracias a uno de mis principales dones: la escritura.
Confieso que por su ausencia nunca me tomé tan en serio la cuestión de los estudios, si pasaba bien y sino también, a pesar de que estaba gastando una importante suma de dinero, lo hacía por complacer a ciertas personas.

En el transcurso de los primeros semestres conocí a un grupo de personas, de ellos ninguno celebra conmigo este logro. Ellos me apoyaron, me sirvieron de empuje para desempeñarme "satisfactoriamente" en mis evaluaciones y poder conseguir aprobar cada una de mis materias.

En el transcurso de 2007 perdí a un gran amigo, su muerte me sacó de la senda victoriosa e hizo que perdiera prácticamente tres semestres, en ellos solo iba a la universidad o simplemente no iba, me dediqué a drenar sentimientos y a disfrutar de la vida, porque pensaba que para todo habría tiempo.

Luego de dos años, tuve la dicha y la gran oportunidad de conocer a quien hoy en día le agradezco por haber sido mi mano derecha, mi apoyo y mi pilar para conseguir graduarme, Neyla Carolina.

Sin ti no habría podido lograr todo lo que pude hacer en los últimos semestres de carrera. Gracias a ti pude encontrar nuevamente el sendero para navegar a través del conocimiento y evitar fallar en las materias, para así, conseguir finalmente el tan ansiado título.

Desde séptimo semestre hasta parte del décimo, me apoyaste, me ayudaste y me aupaste para mejorar en cien por ciento mi escritura, fuiste mi editora para corregir cada uno de mis errores y sin duda, este título en parte es tuyo, porque creo que si no hubieras aparecido aún estaría en algún lugar de la  carrera.

Sé que también debo agradecerle a mi familia, a mi madre, a mis hermanas, a mi cuñado y a un sin número de personas que siempre estuvieron allí, brindándome soporte y aliento en momentos difíciles. No es por denigrar a nadie, pero creo que sacando cuentas Carolina se lleva el 70% de los agradecimientos por este logro.

Lamentablemente, en estos momentos no estás acá para compartir conmigo esta dicha, que por esa misma razón se ha convertido en algunos minutos en una infinita tristeza por no poder regalarnos la felicidad y la sonrisa que brotan luego de pasar dificultades por problemas con una nota. Espero que algún día pueda agradecerte cara a cara lo que hiciste conmigo, porque sin duda, la finalización de esta carrera es mía, es tuya y es de ellos.

Sin ti simplemente no hubiera podido, gracias a ti y a todos los que estuvieron allí para llevarme a donde estoy ahora.

Con estas dos palabras todo tuvo comienzo y con ellas cierro esta carta, 

Mq.

09 marzo, 2011

Libros: "El Juego del Ángel" de Carlos Ruiz Zafón

David Martín es un joven que trabaja en un diario de Barcelona. Cuando empieza a publicar una serie de folletines alcanza un gran éxito, pero eso no lo llevará al éxito personal. Su vida cambia cuando visita la biblioteca de los Libros Olvidados, de manos de su amigo el librero Sempere, y recoge de allí un ejemplar de Lux Aeterna, novela escrita por un tal D.M.

"El Juego del Ángel" es una novela que traslada al lector a las sombrías calles de la Barcelona gótica, la ciudad europea que quedó afectada luego de la Guerra Civil española. En los pies del protagonista de la obra, David Martín se llega a conocer cada uno de los rincones que se aprecian en las letras plasmadas por Carlos Ruiz Zafón.

Uno de los elementos clave de "El Juego del Ángel" es la profesión de David Martín, un chico que comienza escribiendo para un diario y luego desarrolla la habilidad para relatos policiales y de suspenso. A través de las páginas del libro, para los que disfrutamos del hábito de escribir, se pueden descubrir y sentir el estrés que azota a un escritor a la hora de crear un mundo ficticio en su mente, hasta tal punto de saborear la imaginación producida por una especie de locura. 

Una serie de eventos de intriga, personajes misteriosos, hechos que no se pueden corroborar y la aparición de mujeres hermosas, lo hacen un libro apropiado para los que disfrutan de mudar su mente a un mundo paralelo, que te abraza y te atrapa para no dejarte salir a la realidad.

Este sin duda es un libro que te invita a viajar, a conocer los rincones de Barcelona y que no deja un mal sabor de boca. Como dato adicional, si  se termina el libro deseando más de estos personajes, tal vez sea necesario leer también "La sombra del viento", otra novela de Zafón que posiblemente luego reseñe. 

Acá está la página oficial del libro, desde donde se pueden descargar wallpapers, el primer capítulo y el soundtrack producido por el mismo autor. www.eljuegodelangel.com 

07 marzo, 2011

...Historia de una foto: Juegos y correrías en Afganistán ...

Shmuel y Amir eran amigos desde que tenían uso de conciencia, y se consideraban como hermanos. En sus cortos nueve años habían aprendido a valorar la compañía que se brindaban, sobre todo, en el día a día que atravesaba su país Afganistán.

Todas las mañanas cada uno se levantaba en medio de los rezos de sus familias, se unían a ellos frente a un altar y pedían por el bien de todos y que esa invasión que comenzó unos años atrás por fin cesara y les dejara la posibilidad de ser libres en su territorio.

Amir era el primero en aparecer por casa de Shmuel, con una gran sonrisa invitaba a su amigo a jugar. Paseaban por las calles del pueblo observando a la gente que lentamente trataba de seguir con sus actividades cotidianas, y a veces, se entretenían al ver a aquellos hombres gigantes vestidos con ropas manchadas, lentes oscuros y grandes armas que parecían de juguete, pero que sin embargo, sus padres le decían que se mantuvieran alejados porque de ellas salían las peores desgracias del mundo.

Las mañanas la pasaban así, primero corriendo entre las casas y luego buscaban un lugar cómodo donde sentarse para aprovechar la brisa y volar sus papagayos. Los dos muy cerca con las piernas revoloteando en el aire conversaban de sus sueños, sus padres y lo que ocurría en sus hogares. Sus cometas surcaban el cielo libremente, aunque en algunas oportunidades parecía que un helicóptero militar se las fuera a arrebatar, lo que provocaba que Shmuel saltará y gritara a los soldados. 

Amir reía al ver a su amigo enojado, se paraba a su lado y le daba palmadas suaves en la cabeza, que siempre estaba caliente por el sol, esa era la señal para buscar refugio e ir a almorzar.
Su hora de comer se alternaba en la casa de cada uno de ellos, una vez en la de Shmuel y otra en la de Amir. Después de disfrutar de algún platillo casero, descansaban y no perdían oportunidad para quedarse dormidos entre el ruido de sus madres lavando los platos, el sonido de alguno que otro disparo y el de los perros que le ladraban a los militares.

Ya al final de la tarde volvían a salir con su juguete favorito, la tripa de un neumático viejo y una estaca. Amir lanzaba el círculo de goma a rodar colina abajo mientras que Shmuel lo esperaba para atraparlo con la estaca, luego intercambiaban lugares y así terminaban corriendo por los lugares solitarios.

Ambos seguían jugando aupados por su inocencia, mientras los adultos comenzaban a encerrarse en sus casas para preparar la cena y evitar los peligros de la guerra. 
Tras unos minutos, el sol comenzaba a convertirse en una gran esfera anaranjada y el cielo se moteaba de rojos, rosados y un carnaval de colores. Shmuel y Amir partían a sus casas cansados por sus correrías, soñando y pensando en qué inventar para el próximo día.  

05 marzo, 2011

...La llegada de la felicidad... (III-III)

Todo se repite de nuevo

Esa tarde Carlos Tomas soplaba ocho velas en una magnifica torta que la abuela le había hecho.

Por ser amistoso como su mama Carolina, la casa estaba llena de niños y niñas que correteaban por todos lados. Globos, serpentinas, payasos y demás atracciones animaban la fiesta.

Ocho años habían pasado desde que Alberto se atrevió a cruzar la puerta de Carolina para ayudarle, para acompañarla en las buenas y las malas, en fin, para que ambos estuvieran realmente felices.

Los dos estaban progresando con una empresa propia y además en los trabajos de sus respectivas profesiones, así podían costearse ciertas comodidades para ellos, para Carlos Tomas y tener un futuro más que asegurado.

Al nacer, Carlos Tomas los llenó de dicha y a veces, solo a veces, de algunas molestias acompañadas de malos olores.
Lo vieron crecer mientras le cambiaban los pañales, lo bañaban para dejarlo como una mota lleno de talco, lo dormían en su cuna al son de poemas que Alberto le escribía y así pasaban los días.

Una mañana, cuando Carolina se despidió de él con un beso para ir al trabajo, Carlos Tomas dio sus primeros pasos para no dejar que su mamá se fuera. Después de ese día fue un crecer repentino.

El típico balbuceo para llamar a las cosas; para Carlos Tomas en el jardín estaba la plor, su juguete favorito era la tota - una pelota grande azul-, el peluche que siempre lo acompañaba era llamado momo - un orangután amarillo - y Carolina mamá y Alberto simplemente Beto, aunque se esforzaran todos por hacerlo decir papá.

La ropa que le compraban solo la usaba unas dos veces, Carolina insistía en comprarle prendas como si fuera un príncipe, incluso ya le había adquirido su uniforme para el primer día de pre escolar. Carlos Tomas crecía y ellos ya comenzaban a sentir la nostalgia de tener un niño en casa.

A los 4 años lo mandaron a la guardería, rápidamente y ayudado por Beto aprendió a leer, garabatear letras y a dibujar. Mamá lo enseñaba en los números, las sumas, las restas e increíblemente, en el orden hogareño.

En preescolar Carlos Tomas ya era sobresaliente, tenía amiguitos, hablaba hasta por los ojos como su mamá y tenía imaginación como papá. Los profesores le auguraban una buena vida académica.

Primer grado y segundo grado pasaron volando, no solo por el hecho de la cantidad de tareas sino porque participaba en natación, teatro y la coral.Ya Carlos Tomas era un niño con todo lo que sus padres habían soñado.

Por eso, esa noche al finalizar su fiesta de cumpleaños y haberlo acostado en su cama junto a "Momo", Carolina y Alberto se fueron a su cuarto.

Ambos, a pesar que estaban cansados, se miraron a los ojos, él la tomo por las mejillas y dulcemente la besó en los labios. Sin decir palabras, se desnudaron y se entregaron al placer de sus cuerpos, esta vez sí sabían lo que hacían.

Carlos Tomás tendría un hermanito en nueve meses y todo se repetiría de nuevo.

03 marzo, 2011

...La llegada de la felicidad...(II-III)

6 meses después

Carolina estaba esperando ansiosa por pasar al consultorio mientras Alberto caminaba por el pasillo, ambos se negaban a mostrar nerviosismo o poca experiencia ante la situación por la que pasaban.

Desde seis meses atrás, y luego de aquella noche en que hicieron el amor, compartían el apartamento de Carolina. Vivían juntos como siempre soñaron y podían experimentar como una verdadera pareja de los avatares de la cotidianidad.

Un día mientras cenaban, Carolina le confió una sospecha a Alberto, estaba teniendo mareos, nauseas y en algunas oportunidades todo se le nublaba.

Él no pudo evitar demostrar cierta emoción que le embargaba y le dijo que estuviera tranquila, que si un nuevo integrante nacía, serían los tres seres más felices.
Efectivamente unos días después los examenes confirmaron que un niño iba a nacer. A partir de ese momento el ambiente en el apartamento cambió junto al cuerpo de Carolina.

Alberto comenzó a comprar cosas para consentir a sus dos amores. Ya a los tres meses de embarazo, todas las noches una linterna se paseaba por el vientre firme de Carolina, un radio pequeño sonaba con música clásica y varios cuentos eran leídos antes de dormir.

Carolina se quejaba por su gordura, por los constantes ataques de sueño y por los gases que le producía estar en estado, sin embargo Alberto se burlaba y jugueteaba con ella. Casi faltando la mitad del tiempo para dar a luz, ambos sintieron la primera patada de su retoño e incluso vieron el salto del vientre cuando apareció el hipo.

La oreja de Alberto se posaba en el vientre de Carolina, según él para escuchar el hipo de su hijo e incluso las patadas. Ella observaba a su amante como si fuera un niño, inocente y maravillado por la creación de la vida que ellos dos habían concebido.

Ella se quejaba porque Alberto no la dejaba hacer, aunque en el fondo se maravillaba de saberse consentida. Todos los amaneceres la recibían con el desayuno en la cama, una rosa recién cortada y un cuento para leerle al embrión que cada día crecía mas.

Esa mañana después de una larga espera en el pasillo, pasaron al consultorio. El vientre de Carolina se erizó por el frío de la paleta del ecosonograma que tocaba por el control mensual. Ambos tomados de la mano vieron como en la pantalla ya el embrión tenía ojitos, nariz grande, una boca perfecta y un cuerpo que parecía de juguete pero muy bien formado.

De acuerdo al doctor todo estaba saliendo como se esperaba, pero ellos no escuchaban las palabras del galeno sino que sus oídos vibraban maravillados por el pum pum del corazón del bebé.

Su distracción solo se vio interrumpida cuando el medico les dijo que en la pantalla se vislumbraba un miembro masculino. Alberto y Carolina rieron y se dieron un tierno beso sin poder contener su alegría,

Carlos Tomas venía en camino...

01 marzo, 2011

...La llegada de la felicidad...(I-III)

Un día cualquiera

Carolina y Alberto ahora habían retomado una nueva rutina, luego de estar separados por dos años, todas las tardes al salir de sus respectivos trabajos se encontraban en un café para conversar y contarse las vicisitudes de la jornada laboral.

Alberto, que era el periodista, se encargaba de realizar las preguntas para Carolina. Cómo estaba el trabajo, cómo estaba la familia, cómo estaban los amigos y cómo se sentía en la nueva ciudad. Esta era la cartilla que iniciaba sus encuentros para luego desbandarse a otros temas menos formales y cariñosos.
Ella tomaba un jugo natural que revolvía con el pitillo como si fuera una niña pequeña, él sorbía un café expresso que le alcanzaba para toda la conversación. La comida era solo un adorno entre ellos, porque simplemente sus palabras los hacía perderse en fantasías, deseos y tal vez nostalgias del pasado.

Ambos sentían que los encuentros furtivos resultaban realmente bien, drenaban su estrés gracias a las risas producidas por la capacidad que tenían para hacerse tonterías y así, podían llegar a sus casas como si hubieran practicado algún deporte extremo.

Tres meses habían pasado desde su primer encuentro, casi 90 días de palabras, roces de manos, miradas esquivas y besos de despedida que rozaban tímidamente la comisura de sus labios, Alberto sabía que algo más estaba presente en esa mesa pero no quiso sacarlo a colación para no molestar a Carolina.

Una tarde, como todas las demás, llegó temprano al lugar, pidió la misma mesa del mismo rincón apartado y esperó, 30 minutos pasaron, Carolina no terminaba de aparecer por esa puerta que siempre cruzaba.

Recordó que por simples casualidades él tenía una tarjeta con la dirección de habitación de la chica al dorso. Sin dudarlo, pagó el café que había pedido y salió al tráfico salvaje de la ciudad. Hizo dedo a un taxi destartalado, se lanzó dentro y le pidió al chófer que lo llevara a una calle que estaba a menos de quince minutos del lugar.

Al estar frente al edificio alzó la vista para observar los ventanales del piso tres, una luz tenue iluminaba la habitación que ya estaba ansiando visitar. Se escabulló dentro de la gigante estructura, marcó el ascensor para llegar justo al frente de la puerta de Carolina, tocó suavemente y esperó unos segundos que le parecieron eternos.

Al abrir quedó sorprendida por la visita inesperada, sin embargo no pudo ocultar la luz en sus ojos que le produjo verlo frente a ella, como siempre rebelde, despeinado y desarreglado.
Lo invitó a pasar, le explicó que no había acudido a su encuentro porque la gripe la tenía en cama y necesitaba reposo. Sin decir una palabra más, Alberto la llevó a su cuarto para atenderla, así como cuando alguna vez durante su época de novios le había sostenido la cabeza mientras vomitaba por una indigestión.

Le hizo sopa de pollo, acomodó una bolsa de hielo por si la fiebre aparecía y colocó todo en una bandeja. Poco a poco fue alimentando a Carolina, le hacía juegos del tren y el avión para que comiera y luego la recostó para que descansara. Él, lleno de nostalgia se atrevió a colocarse a su lado y abrazarla por la cintura, sentía su respiración plácida y relajada que tanto lo enamoraba y así lograron quedarse dormidos para dejar que el tiempo pasara.

Alberto al abrir los ojos, pensaba que solo unos minutos habían transcurrido, pero la luz de la luna se filtraba por las ventanas y las gotas de lluvias golpeaban suavemente sobre los vidrios. Al voltear a donde estaba Carolina, ella lo miraba fijamente mientras con sus manos lo acariciaba en el cabello.

Enzarzados en esa rutina, sus labios se acercaron y sus cuerpos se unieron nuevamente como si fueran parte de un engranaje perfecto. Alberto la besó como nunca lo había hecho antes, probó cada centímetro de su piel de chocolate, la recorrió como la obra de arte que él consideraba que era y le susurró cuánto la había extrañado en todo ese tiempo.

Carolina solo recibía amor, sentía que su cuerpo era una flor suave y decidió que esa noche tendría a Alberto entre sus brazos de manera inocente, delicada y demostrándole que lo había perdonado. Luego de unas horas de jugueteos se unieron al placer, para terminar dormidos a la luz del amanecer, sin saber que ese día cualquiera terminaría por cambiar sus vidas, esta vez... de manera definitiva.