29 diciembre, 2016

...Poesía de notas musicales...


MI - entras trato de pensar en ti,
LA - razón comienza a desvanecerse, 
RE - cordando tu cuerpo y tu piel,
SOL - tando risas de amor en éxtasis,
SI- ntiendo mis manos moldeando tus curvas,
mi- rando el ocaso desaparecerse.

mi - llones de recuerdos me invaden,
SI - guiendo el susurro de tus palabras,
SOL - a ahora quisieras estar, 
RE - tratando una vida marcada por el pasado,
LA - rga, indomable y tranquila,
MI - nada de aventuras atrapadas. 

27 diciembre, 2016

...Unos van, otros vienen...


Siempre he sido una persona de apegos, soy especialista cuando se trata en aferrarse a un hilo de esperanza o a una luz al final del túnel para trazar la ruta a una vida mejor. 

Admito que en mis 32 años de vida mi madre ha tenido razón en muchas cosas, en una especialmente: "es que nunca terminas de cerrar ciclos o ponerle fin a algo".

Sí, en los temas que me impactan en lo más profundo o que se relacionan a sentimientos primigenios - odio, amor, cariño, etc - no puedo cortar lazos, simplemente soy como una barca que flota y va al ritmo de la marea. 

Confieso que aún guardo aquel perro amarillo de peluche que ha pasado de mano en mano en la familia, y probablemente tenga más de 50 años. Aún conservo las metras con las que jugaba en bachillerato, tengo franelas que otros amores me regalaron y no soy capaz de borrar nada que haya escrito en "vidas" anteriores. 

En otras oportunidades, cuando considero que ya no puedo más, que ya lo di todo y no encontré lo que buscaba, de un día para otro decido cortar todo lazo y listo, doy por terminado ese episodio. Seguramente alguien de los que lee este blog vivió en carne propia lo que estoy diciendo. 

Cuento todo esto porque en estos momentos, por cuestiones de situación país, en mi entorno hay muchas cosas que me están forzando a cerrar ciclos, a ver más allá y mirar hacia un futuro un poco incierto en todos los aspectos. 

Es triste cuando te enteras que personas muy cercanas a ti, después de convivir una vida entera a tu lado, deciden irse para buscar algo más confortable en otro lugar. Eso no lo critico, más bien lo aplaudo, porque han sido más valientes que yo. 

Lo que sí critico y me quejo, es por esos individuos que también han estado a mi lado, y por una razón u otra se niegan a ser felices con lo que tienen, demostrar un poco de alegría y escurrirse de mi día a día como si fueran unas gotas de agua que corren por mis dedos.

Sé que es penoso cuando unos se van, cuando otros se quedan pero tienen la mente en otro lugar. Lo que espero es que en algún momento, esos que lleguen o que retornen a la normalidad, se queden para siempre. 

23 diciembre, 2016

...Un amor que no volvió...


La noche caía fría sobre la ciudad. Las pocas luces que iluminaban las avenidas, resaltaban en los vidrios empañados de los vehículos que pasaban a mi lado, las caras de sus pasajeros eran largas, pensativas y recordando un pasado que nunca volvería.

Yo, absorto en el semáforo miraba a través del parabrisas las siluetas que se difuminaban en muchos puntos que confundían mi mirada, mientras en la acera y sin darse cuenta que yo la perseguía, ella caminaba despacio hundida en sus pensamientos.

Minutos antes había salido de casa como era costumbre, enfundada en un largo abrigo negro pegado al cuerpo, botines de tacón que estilizaban aún más sus piernas casi perfectas y una bufanda para combatir el frío.

Seguí sus pasos unas cuantas cuadras hasta que observé que se montaba en un carro que la esperaba en una esquina, no pude ver lo que sucedía dentro pero rápidamente emprendieron la marcha.
A los 15 minutos ya habían aparcado en un famoso hotel de la capital, como ella me había dicho antes durante una noche de confesiones, sus amantes "nunca la llevaban a un matadero u hotel de mala muerte". Estacioné fuera y abrí un libro. Probablemente la espera sería larga.

Fueron una, dos, tres, cuatro horas en las que mi mente no dejaba de recrear lo que le estarían haciendo. Probablemente la lanzó a la cama y la encerró entre sus piernas, siendo un verdugo con su virilidad mientras ella fingía querer escapar. La despojó de su ropa lentamente y admiró el paisaje de curvas y lunares, esos que usó para enamorarme a mí también y seguramente, como yo, los besó uno a uno.

Mientras las letras de mi libro saltaban frente a mis ojos, en aquella habitación ocurrían mordidas, besos, cuatro manos danzando. Los senos de ella, sus piernas recibiendo penetraciones fuera y dentro. Ella sobre él, con sus caderas a un ritmo desenfrenado.

Sabía que estaban cercanas las cuatro horas, ese tiempo que ella usaba para liberarse de su rutinaria vida y alejarse de mí para disfrutar de sus placeres ocultos. Por eso, imaginé que como ya ambos estaban a punto de acabar con todo, él se aferró a su cuerpo, presionando sus pezones. Disfrutó poseerla porque sabría que lo haría en todas las maneras posibles y para siempre.

Salieron del hotel, como siempre, él en su carro y unos minutos después ella caminaba hacia una cabina telefónica. Noté en su andar la excitación de la mujer recién amada y más adelante descubriría que esa noche las sorpresas no terminaban, pues debajo de su vestimenta únicamente había dos pequeñas piezas de lencería negra que apenas cubrían sus insinuantes curvas, todo lo demás se lo había dejado a su amante de recuerdo.

Como era de esperarse, mi teléfono estaba sonando. Era mi mujer, que llamaba para que la pasara buscando porque ya su reunión de trabajo había terminado.

Colgué, esperé que se fuera de la cabina telefónica y fui lentamente al lugar donde habíamos acordado.

Unos minutos después ya estaba en el carro, absorta en el teléfono mientras yo la miraba de reojo. Seguramente por el batir de sus hormonas o ganas de reavivar las llamas de la sesión sexual anterior, quiso jugar conmigo.

Se quitó el abrigo, vi su hermoso cuerpo solo cubierto por un conjunto de lencería de encaje negro. En mi mente me convertí en unas manos buscando sus senos, como un cazador que conoce a la perfección cada zona, cada escondite.

Quería que fuera conmigo como con su amante. Imaginaba que se sentía muy excitada, que buscaba saltar sobre mí y seguir portándose muy mal.

En mi imaginación mi mano derecha estaba dentro de su panty, explorando, tentando. Estaba bastante mojada, eso la excitaba. Con mi mano llena de fluidos acaricié sus senos, su abdomen. Estacioné en una zona solitaria, para arrimar mi cuerpo contra el suyo y busqué su feminidad, la descubrí húmeda y ávida de placer, así que le di lo que ella pedía a gritos sin siquiera pronunciar una palabra. Introduje mis dedos una y otra vez con violencia, con desenfreno, mientras ella jadeaba, se estremecía y movía sus caderas para que entrara dentro de sí mucho mejor.

Rápidamente volví a la realidad. Ella seguía en su teléfono, así que no se dio cuenta cuando saqué el arma y le disparé. Una, dos, tres, cuatro veces.

Pude ver el brillo de las balas atravesando su cuerpo, ella alcanzó a verme mientras se escapaba su vida y en sus heridas, su sangre corría diluida junto a los fluidos de su amante. Le di un beso, la abracé y salí del carro, llorando de alegría y de pesar por un amor que nunca más volvería a mí.

24 noviembre, 2016

…Existir sin existir…

He crecido en la era digital. Desde muy niño pude interactuar con una computadora personal, me dediqué a conocerlas, a trabajar con ellas y lamentablemente, las convertí en mi ventana hacia el mundo en todos los sentidos.

Hoy puedo decir, sin ánimos de caer en polémica, que tristemente son un arma de doble filo. La era digital te enseña lo mejor y lo peor de la gente: por una parte, te puede dar todas las herramientas para ser "sociable", pero por el otro te aísla de tal manera que te sientes caminando en las sombras, observando el silencio sepulcral de los que te rodean, a tal punto, de ser ignorado.

Ser ignorado por alguien es que te condenen a un plano oscuro, a estar muerto en vida, a querer gritar sin tener voz, a existir sin existir. 

El ignorado se siente como una planta, una planta que recibe sol, respira y recibe agua a través de pequeños huecos. Sin embargo, esa planta está condenada a morir lentamente.

Las migajas no son suficientes, así esa planta reciba agua, sol y tenga tierra, el tiempo la irá destruyendo porque le falta algo más. Le falta atención, cariño y un poco de tacto.


Ser ignorado es exactamente eso, esperar por un final que llega tan lento como la muerte misma.  

21 noviembre, 2016

...¿Por qué lloro al ver Forrest Gump?...


"La vida es como una caja de bombones", de esa forma - bastante sencilla - la mamá trataba de explicarle a Forrest Gump cómo funciona el juego de azar que se inventó Dios a la hora de lanzarnos a este mundo.

Y es que de eso se trata esa obra de arte protagonizada por Tom Hanks en 1995, mostrarnos de una forma básica qué estamos haciendo día a día con nuestras vidas.

Forrest Gump es un experto en cualquier tema que nos esté preocupando. Nos enseñó que el amor perfecto, a primera vista y completamente imposible sí existe. Ese amor que si tienes oportunidad de conocer, experimentar y vivir, te hará completamente feliz por un corto tiempo pero absolutamente miserable por el resto de tu paso por la tierra. Todos hemos tenido una Jenny a nuestro lado. 

Forrest también nos mostró la verdadera amistad, esa que yo en 32 años de vida no he logrado cultivar pero que a veces - lo confieso - envidiaría tener. Su relación con Buba, el de los labios gigantes, confirmó que no es necesario pasar mucho rato junto a alguien para descubrir que puede ser "tu mejor buen amigo" y sí, así como lo descubres también puedes perderlo. Tuve mi "buen mejor amigo", y así como Buba, se fue repentinamente y no le pude contar muchas cosas.

Con sus piernas medio tiesas y pasos alocados, sus palabras directas e inocencia casi tonta, que lo llevó a ser tildado como estúpido por muchos, Forrest también pudo cambiar el mundo. Triunfó en Vietnam, conoció a casi todos los Presidentes de Estados Unidos - que lástima que no pudo estrechar la mano de Donald Trump o a Obama -, llevó a Elvis a la fama con sus pasos de baile y le dio la idea a John Lennon para escribir Imagine.

La vida de Forrest fue como esa pluma que flotaba por el cielo a inicio de la película; plácida, tranquila y llevadera. Confieso que quisiera tener una vida así, para dejarme llevar y lograr cosas de manera imperceptible.

Forrest Gump es perfecta por eso, porque nos demuestra que podemos ser felices sin necesidad de esperar nada, sin buscar, sin encontrar, solo siendo nosotros mismos.

15 noviembre, 2016

...Hablemos de la negrura...


El color negro existe y no es tan malo. De hecho, creo que es uno de los colores que más ofrece libertad a la hora de liberar la mente, por qué, porque es una ventana para pensar en cualquier cosa que se te ocurra.

Incluso una vez alguien me dijo que el mejor truco para dormirse rápido al echarse en la cama, era imaginarse rodeado de puras paredes negras. Nunca lo he probado, porque sufro de pensamientos recurrentes y remordimientos que no vienen al caso.

El punto es que el negro como color o como palabra no es algo malo, ni negativo. Sin embargo, dentro de la sociedad hay una falsa creencia de que ser negro es malo, que atrae la mala suerte, que es satánico y pare usted de contar.

En un país como Venezuela, si eres mujer y te dicen "negra", no lo debes ver como algo despectivo sino más bien como algo chévere, porque generalmente las negras son las que tienen el sabor tropical en sus venas, están llenas de curvas y por donde pasan hacen que varios ojos se volteen 180 grados.

Y si eres macho, seguro que si alguien te dice "epa negro" es porque te considera uno de sus mejores amigos. El negro es el que resuelve todo, el alma de la fiesta y el que baila hasta que el sol sale.

Ser negro no es malo, bajo ningún concepto. Hay muchos negros que han quedado para la historia como ejemplo de rectitud, perfección y excelencia: Barack Obama, mejor Presidente; Cassius Clay (Muhammad Ali), mejor boxeador; Michael Jordan, mejor basketbolista, Jimi Hendrix, excelente guitarrista, entre muchisimos otros.

Entiendo que en ciertos países hay grupos que se ponen sabanas en la cabeza y te quemaban (o tal vez en presente) si eres negro, que aún hay cierto neoracismo corriendo por las calles del mundo pero...creo que los que se ofenden cuando le dices negro a una persona, son tan racistas como los del KKK, porque muy dentro están separando lo blanco de lo negro, lo bueno de lo malo.

Ser negro es ser igual a lo demás, cuando lo empiezas a diferenciar es cuando comienza el racismo y los problemas. Así que hablemos de negritud y dejemos de un lado los prejuicios, ser negro es ser genial.

28 octubre, 2016

...Al filo de la cumbre...


Cuando cruce al más allá, quisiera hacerle a mis seres queridos una pregunta: ¿Recuerdan lo último que vieron antes de morir?

No sé ustedes, pero creo que puedo decir con exactitud lo que se refleja en los ojos del asesino en el momento exacto en que te quita la vida.

He estado en esa situación incontables veces. Cada día, desde que me levanto, es una constante lucha por alcanzar la cima de mi Monte Everest personal. Comienzo lentamente, sorteando obstáculos, saltando sobre rocas y ganando puntos a mi favor.

Tropiezo con esos ojos que están en el tope de la montaña, que me miran como un águila a su presa, pero trato de no pensar en ello y sigo.

Su energía negativa me debilita un poco, pero trato de compensarlo imaginando el paraíso: violines, arpas, baterías, voces celestiales y la luz de la cumbre.

Estoy cansado, a pesar de repetir día tras día la misma ruta, mi cuerpo no se acostumbra y se debilita. Agotado veo desde un rincón cómo el sol se empieza a esconder, justo allí, veo que crece una flor en la tierra y me enamora.

La tomo en mis manos, la guardo y pienso plantarla en la cumbre. Casi estoy llegando, he logrado sortear los obstáculos y ya comienzo a imaginar mi alegría, mi felicidad al llegar al tope desde donde ella me miraba; sin ayudarme, sin lanzarme al menos una cuerda o darme palabras de aliento.

No la juzgo. Pienso que ella también ha estado en una lucha interna, escalando su propia cumbre y por eso no ha tenido oportunidad de ver mi esfuerzo. Estoy seguro que cuando llegue a su lado, me ayudará y podré descansar.

Pero todo es muy distinto. Cuando ya estoy con mis dos manos sujetando el filo de la cumbre, con mis dedos sudorosos y con mis ojos en sus ojos esperando por su mano amiga, nada ocurre. Su mirada es fría, comienza a reflejar el fuego de la ira y solo puedo escuchar reclamos.

A pesar que ha visto mi valor, mi esfuerzo y mis ganas por llegar a ella, no intenta ayudarme para evitar que caiga al fondo del precipicio del que vengo.

Sus críticas son como balas: no diste el paso que yo esperaba, tardaste demasiado, sigues tomando la misma ruta y no la cambias, fallaste otra vez.

Como última esperanza, recuerdo la flor. A tientas se la ofrezco, sus ojos cambian a ternura y finalmente veo el cielo en su cara, con sus gestos de niña me dice que me tomará en brazos y aliviará mi cansancio.

Toma la flor entre sus manos, la huele y me da las gracias. Está contenta. Pero eso dura solo unos segundos. Luego de aspirar su aroma, la lanza al vacío y con sus pies comienza a aplastar mis manos.

Trato de resistir, pero inevitablemente caigo.

A medida que mi cuerpo se acerca al fondo del precipicio, recuerdo su cara al ver la flor. Ese es mi regalo, mi único recuerdo al morir y el que me dará energía para intentarlo nuevamente cuando vuelva a salir el sol. Tal vez, en esa oportunidad tenga suerte en la cumbre. 

24 octubre, 2016

...El rompeolas...


Hoy me di cuenta que soy una piedra en un rompeolas. Cada día veo salir el sol con su fuerza, su brillo y la energía que le imprime a la tierra.

Mientras espero que suba la marea, para atropellarme con una fuerza impresionante, miro directamente al horizonte para imaginar qué hay más allá de esa línea de fantasía. Los barcos pasan lentamente, las gaviotas revolotean en círculos y las olas comienzan a llegar.

La marea va subiendo, comienza a ahogarme pero ya estoy acostumbrado. Los cangrejos caminan sobre mí y me quitan algunos pedazos, pero ese es el ciclo de la vida: dar para recibir.

Sigo soñando con el horizonte cuando viene la gigantesca ola que día tras día me impacta como un huracán. Me golpea con tal fuerza que pareciera querer quitarme de su camino, al ver que sigo allí, retrocede y nuevamente me golpea.

Yo, al ser una piedra moldeada por energía, ganas y esperanza, permanezco firme ante sus atropellos. El resto de la tarde es una lucha entre esa ola y mi cuerpo. Me da un golpe y retrocede, trata de ahogarme y quemarme con agua salada, pero aún sigo con mis ojos bien abiertos.

Al final de la tarde, la ola comienza a cansarse y pasa a ser una leve marea. El sol cae y todo se torna oscuro, los pájaros se van y el horizonte se apaga, quedando tan solo adornado por millones de puntos blancos que me llenan de ganas para seguir soportando a la gigantesca ola.

Ya es de noche, la ola se ha dormido y yo miro las estrellas. Ella no lo sabe, pero me he enamorado. Gracias a sus embates por borrarme de la tierra he sido moldeado, he cambiado y soy ahora más resistente.


Mañana vendrá a intentar desaparecerme y yo estaré allí, resistiendo y tratando de decirle: detente, si trataras de entenderme, tú y yo podríamos ser algo más que enemigos.

12 octubre, 2016

...Muchos hombres necesitamos lo que tiene Deyna Castellanos...


Siempre he pensado que las mujeres son el motor del universo, sin ellas los hombres fuéramos prácticamente inútiles en muchos sentidos y estaríamos totalmente solos en este planeta azul, sin ir tan lejos, ya nos habríamos extinguido.

Las mujeres tienen belleza, temple, un sexto sentido que parece el procesador de una máquina, su tolerancia al dolor es única - sí, tan solo la capacidad para soportar dar a luz, es algo de otro mundo - y son increíblemente inteligentes para saber aprovechar esos lugares del cerebro que para nosotros los hombres a veces permanecen inexplorados.

He pensado mucho sobre esto en los últimos días luego de ver a Deyna Castellanos, la futbolista venezolana que ha puesto de cabeza a más de un equipo en el Mundial de Fútbol Femenino Sub-17. Al ver su estrategia de juego, su ritmo arrollador y como revienta las redes del contrario, debo admitir que Deyna es un claro ejemplo de que en algunas oportunidades los hombres somos unos inservibles.

Demás está decir que esta dama ha puesto en tela de juicio lo que hace la Vinotinto masculina, un equipo que, aunque muchos no quieran admitirlo, tiene que volver a nacer completamente para poder llegar algún día a jugar como lo hace la estrella del equipo femenino.

No quiero ahondar en temas deportivos, porque no soy especialista en ello. Solo debo afirmar, como escribí hace muchos años, que todos los hombres tienen una mujer interna
Y hoy, más que nunca, muchos de los que nos consideramos machos – me incluyo – deberíamos tomar el ejemplo de Deyna y desear tener al menos un poquito de esa gran mujer venezolana, porque con esa energía y esas ganas muchas cosas podrían cambiar por estas tierras. 

25 septiembre, 2016

...Drop the gun: Tres palabras que significan la muerte en Estados Unidos...

NBC
Estados Unidos sigue siendo el país más poderoso del planeta. Su Gobierno es influyente, tiene el aparato de inteligencia para mover los hilos de otras naciones, genera cambios en otras “democracias” con tan solo una llamada telefónica y aún muchos lo ven como el lugar en el que ser rico, famoso o absolutamente feliz es posible.

En mi opinión esto es una realidad para todos los que estamos fuera de ese territorio marcado por la Estatua de la Libertad, los maravillosos discursos de Barack Obama y Mickey Mouse; sin embargo, para los que están allí dentro esto tal vez no sea verdaderamente cierto. Hay un sector de la sociedad estadounidense que aún sufre por las consecuencias de ese sueño: los afroamericanos.

Los titulares vuelven a colocar en el centro del debate la tragedia que causa la brutalidad policial: Keith Lamont Scott, un afroamericano residente en Charlotte, Carolina del Norte, murió tiroteado por un policía “negro” en circunstancias poco claras.

De acuerdo a los reportes de la policía, un grupo de funcionarios atendía una llamada cerca a donde estaba Scott cuando lo avistaron en actitud sospechosa dentro de su vehículo. El oficial que le disparó, quien para ese momento vestía de civil, declaró que el “sospechoso” tenía en sus manos un arma y además estaba preparando un joint de marihuana.

La defensa de la familia, se ha encargado de desmentir el parte oficial. Aseguran que Scott sufría de una lesión traumática en el cerebro, estaba leyendo un libro en el momento de los disparos y no representaba ninguna amenaza para nadie.

Hasta ahora todo se ha convertido en una guerra de opiniones y también en una batalla campal en la calle, la ciudadanía se ha mantenido en protestas en las calles reclamando por una justicia que al parecer no ampara a los afroamericanos desarmados.

BrianBlanco/GettyImages - Mic 
Aunque  el de Scott es uno de los casos más mediáticos de los últimos meses, en otros estados se han reportado tiroteos por parte de policías en contra de jóvenes afroamericanos que simplemente tenían en sus manos una pistola de juguete.

El sistema judicial estadounidense aparentemente está corroído, no distingue entre buenos y malos, y mientras se da un intercambio de videos e imágenes para darle la razón a uno u otro bando, muchos sufren y esperan que la verdad salga algún día a la luz.

No sé si valga la pena hacerle caso a la policía, soltar las armas (drop the gun) o simplemente que los afroamericanos sigan luchando por sus derechos, por un trato igualitario y que en algún momento se cumpla el sueño de aquel grupo de Selma que siguió Martin Luther King hasta sus últimos días.

21 septiembre, 2016

…Té para tres…

¡Un trozo de miel no basta!

La mesa estaba perfectamente servida. Un juego de platería, tazas y cucharas mínimas para tres personas. Ella se sentó a esperar, hurgando en la penumbra para descifrar quién sería su acompañante y el misterio de esa invitación anónima.

Minutos después, a su lado, estaba el hombre con el que había pasado cuatro años de su vida, viéndola directamente a los ojos con una mirada fría, sin expresiones y totalmente sereno, sorbiendo lentamente una taza de té humeante.

En la otra silla, el gato que había sido como el hijo entre ellos dos. Vestido con un corbatín, que se mojaba cada vez que se inclinaba para dar suaves lametones al té y que vibraba con cada ¡Miau! que pronunciaba, como queriendo participar en ese breve encuentro de un romance perdido.

Ella, no sabía si tomar ese té para tres o hablar para romper el silencio, se decidió por lo segundo y por primera vez en muchos años abrió su corazón para hablar sinceramente:

Sé que ambos cometimos errores. Que el orgullo fue el peor consejero para mí, que no estaba preparada para admitir que fuiste bueno conmigo, que con tu ayuda levanté un hogar en medio del torbellino de inestabilidad en que se convirtió el país para ese entonces. Acepto que debimos seguir adelante, y como un tatuador encima de una cicatriz, sacar lo mejor de nosotros para dibujar un mejor destino sobre los restos del pasado. Trataste de ayudar, te convertiste en la piedra que soportó obstáculos, se mantuvo indómita para intentar seguir adelante pero al final no lo vi.

Preferí tener un momento efímero de dulzura, a tratar de sincerarme y abrirme por primera vez con alguien que quiso dármelo todo pero que me pareció insuficiente. Hoy me doy cuenta que un trozo de miel no basta, que simplemente, entre dos es más fácil que luchar solo contra el mundo y que no hay nada mejor que casa, juntos”.

El maullido del gato rompió el monologo, las tazas estaban vacías y el hombre solo veía a su amante, inerte, mudo y con los ojos bien abiertos. Lamentablemente, ya todo se había dicho y ella se había dado cuenta muy tarde que él solo quería lo mejor para todos.   

20 septiembre, 2016

…The Falling Man…

“Siempre he querido ser como ¡The Falling Man!”

Esa mañana todo parecía estar tranquilo. Como todos los días el gato le estaba mordiendo el cabello, ensortijado como los rizos de esa niña de los cuentos infantiles. El sol comenzaba a meterse entre los pliegues de la cortina, indicando que un nuevo día había iniciado con el mismo ritmo, las mismas preocupaciones y el mismo estrés.

Miró hacia el cuarto vecino y vio la cama vacía. Seguramente su compañero, había decidido ir al baño a meditar, barrer la casa antes de salir o hacerle la comida al minino, aunque como ella misma decía, ese alimento progresivamente se estaba convirtiendo en algo que no parecía ser comestible.

Los maullidos del gato ya se estaban haciendo ensordecedores, y apenas iniciando la jornada le sonaban como el llanto desgarrador de un bebe. Se levantó, fue al cuarto donde se suponía que dormía su compañero y solo pudo abrir los ojos llena de espanto y, como le diría muchos años después a su familia, con un profundo alivio en el corazón.

Su compañero yacía lívido con una soga al cuello, perfectamente vestido para ir al trabajo y un papel entre sus manos que comenzaba así:

“Siempre he querido ser como The Falling Man, ese hombre que saltó al vacío desde las torres gemelas para evitar ser consumido por las llamas y morir de una forma dolorosa. Para mí, él es un valiente, dio un paso hacia adelante para sellar definitivamente su destino y terminar con algo que probablemente unos minutos después lo mataría.

The Falling Man se convirtió en una imagen inmortal, conocida por todo el mundo y en ícono de uno de los momentos más tristes del siglo XXI, pero por una contradicción bastante cómica del destino, nadie hasta ahora conoce la verdadera identidad de ese individuo.

Yo, como él, he decidido dar un paso hacia adelante y saltar al vacío para darle sentido a mi vida como un anónimo, un John Doe sin identidad. Estoy seguro, que cuando mi corazón deje de latir, cuando ya todo quede en total oscuridad, abriré los ojos sabiendo que volví a nacer y tuve una nueva oportunidad. Sé que aquel septiembre, The Falling Man murió pero minutos después volvió a este mundo como si nada hubiera pasado.

Espero que se me dé la oportunidad, que pueda volver a nacer y que cuando tú estés vieja y por casualidades del destino nos topemos frente a frente, pueda decirte: ¡Gracias!”

07 septiembre, 2016

...Pero, ¿en qué piensan las mujeres?...

Hace 9 años inicié este blog preguntándome algo que parece simple, pero es una de las cuestiones que muchos hombres nos llevaremos a la tumba sin haber encontrado una respuesta clara: ¿qué piensan las mujeres?

Hoy, luego de tanta poesía, reflexiones de amor, relatos eróticos, cuentos infantiles, desahogos y numerosas letras, afirmo que la mente de una mujer es tan profunda como el laberinto del minotauro.

No tengo duda que una mujer es la representación fiel de la vida, del universo y de la creación. En esos cuerpos llenos de curvas también se esconden tentaciones, malicia, premeditación y orgullo.

La mujer es como el yin y el yan, una parte oculta y otra que se mantiene pública ante los demás. La mujer es el elemento de equilibrio para darle paz a los hombres pero también turbulencia.

Sumado a esto en pleno siglo XXI existen muchos debates sobre independencia, feminismo, igualdad, guerra de los sexos y una razón bastante simple: la mujer tiene los mismos derechos que el hombre.

Tengo dos puntos de vista al respecto. Sí es verdad que ellas merecen las mismas oportunidades, que incluso tienen una parte del cerebro tan desarrollada que se les hace fácil cualquier tarea a partir de ese sorprendente y misterioso sexto sentido, son capaces con palabras y sus manos de crear cosas que ningún hombre podría hacer, en fin, son una creación perfecta.

Sin embargo, también hay un detalle que no debemos olvidar bajo ningún concepto: todos al final somos y seremos animales. El instinto es algo tan primigenio como el big bang, el instinto mueve montañas y mueve las acciones.

Cuando se trata de parejas, de relaciones carnales o simplemente del simple acto de conocerse entre un hombre y una mujer actúa el instinto. Gracias a él las mujeres se perfuman, muestran sus curvas y se ponen coquetas cuando sienten que otra hembra entra en la competencia por su macho.

El instinto nunca debe ser olvidado. Por instinto un hombre es capaz de todo, de defender a la manada, de proteger a su hembra y de demostrar sus fortalezas más ocultas.

¿Qué piensan las mujeres? No creo saberlo, lo que sí sé es que aunque ellas lo nieguen son tan instintivas como animal pero tan cálidas y protectoras como una madre solo cuando ellas quieren, cuando lo desean y si eso les genera algún resultado provechoso.

28 julio, 2016

...Los inútiles del Ice Bucket Challenge lograron darnos esperanza...

Gracias a un montón de "inútiles" que se bañaron en hielo y participaron en el #IceBucketChallenge hace dos años, hoy miles de personas que padecen Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) pueden estar un poco más tranquilas y tener una luz de esperanza al final del túnel.

Esa iniciativa viral que fue duramente criticada por muchos, incluso (pseudo) medios de comunicación, hoy ha logrado dar frutos y abrir un camino entre la comunidad científica. Gracias al financiamiento de seis proyectos de investigación se ha descubierto e identificado el gen NEK1 relacionado al desarrollo de la enfermedad.

Más de 80 investigadores en 11 países analizaron los genes vinculados en familias que la han sufrido, y aunque 10% de los pacientes desarrollan la forma hereditaria del ELA, los investigadores creen que la genética contribuye en un porcentaje mucho más grande de casos.

Admito que he recibido la noticia con un poco de alegría. Siempre he dicho que la "enfermedad de Lou Gehrig" es peor que cualquier otra afección. Es terrible, su avance es indetenible y convierte a los afectados en un cúmulo de músculos inservibles.


Lamentablemente me habría encantado que este descubrimiento hubiera ocurrido hace 14 años, cuando la vida de mi familia dio un vuelco con un final tan inesperado que aún, estoy seguro de ello, nos afecta en lo más profundo de nuestro ser. 

Solo me resta decir que el resultado del Ice Bucket Challenge es grandioso. Tal vez se botaron muchos litros de agua, tal vez varios solo lo hicieron para divertirse, tal vez esa cuerda de "inútiles" ni se han enterado de esta noticia, pero seguramente gente como mi padre - que luchó contra esta enfermedad y perdió la batalla - hoy estuviera saltando de alegría y esperanza porque se les abrió una oportunidad para seguir viviendo. 

08 julio, 2016

...La música, ella y yo...



¿Sabes cuál es el efecto de la música en mí?, le hice esa pregunta de entrada. 

Quise saber si ella estaba consciente de eso. Una vez, en tono de burla y en serio, me comentó que no había canción que yo no reconociera. Incluso en algunos de nuestros recorridos por la ciudad, yo jugaba a tratar de identificar las canciones a la misma velocidad con la que hacía "zapping" en la radio del carro.

3 segundos, (...) Soda Stereo; Signos. 6 segundos, (...) Pink Floyd, Comfortably Numb. 2 segundos, (...) Nirvana, Smells Like Teen Spirit. Y así íbamos, ella retándome y yo echando mano de mi memoria auditiva. 

No sé si ella sabe que la música para mí es paz, es irme a otro lugar donde todo se apaga y un estimulante tan fuerte como cualquier droga que existe en el mercado.

La música para mí es tan o más importante que cualquier otra cosa, pero como dijo Alexander Supertramp, la felicidad que me causa es verdadera si es compartida. 

Ella debería entender que el valor de una canción, de un acorde, de un soundtrack o de un disco se incrementa cuando lo escuchamos juntos. 

La paz es difícil de conseguir, pero sin lugar a dudas, existe en esos momentos en que la música, ella y yo somos uno. Un sonido que viaja en el universo y se queda flotando en el aire eternamente, como un momento de unión que quedará guardado como una grabación de la verdadera felicidad. 

19 junio, 2016

...El día y la noche...



En ese momento solo era oscuridad, el silencio reinaba y nada se movía. De repente una gran luz lo iluminó todo, una explosión estremeció el ambiente.

Ese día nació una gran princesa blanca. Era fría como la nieve, un manto de hielo la cubría y con un beso mágico creó un amigo de fuego para darle calor.

Luego del nacimiento, la oscuridad volvió. Ambos seguían rodeados de un manto negro, en silencio se abrazaban y el amor de la princesa hacía que el cuerpo de fuego de su compañero fuera creciendo al pasar el tiempo.

Llegado el momento los dos eran del mismo tamaño, pero el caballero de fuego estaba preocupado porque cada vez que se acercaba a la princesa esta se derretía un poco y se hacía más pequeña.

Por eso, ambos decidieron alejarse para siempre. Con un pequeño beso de despedida se separaron, la princesa blanca quedó con una marca de amor y el caballero de fuego quedó encendido de amor.

Así nacieron el día y la noche. El caballero de fuego es admirado por todos, por su gran cuerpo amarillo y brillante. La princesa blanca también ilumina el corazón de los amantes, quienes son acompañados por las estrellas brillantes, que no son más que lágrimas de hielo que la princesa derrama extrañando a su caballero de fuego.

26 mayo, 2016

...Cali y el cinturón rojo...


Cali era un gatito especial. Al nacer se dio cuenta que era único. A diferencia de sus hermanitos tenía un hueco cerca del ombligo por donde le salía una pancita, por allí entraba aire a su cuerpo y aunque los otros gatos se burlaban de él por parecer que estaba gordo, su mamá estaba orgullosa porque era diferente. 

Al ir creciendo, Cali comenzó a sacarle provecho al hueco en su barriga. Para evitar resfriados o que la comida se le saliera por allí, le pidió a su mamá que le hiciera un cinturón. 

Se ataba una cinta roja alrededor de la panza y salía a jugar con sus amigos. Al pasar los años Cali estaba aún más grande pero no abandonaba su cinturón rojo. 


Sus patas eran fuertes, sus bigotes más largos y sus manchas en la cara le hacían un antifaz. 

Corría, saltaba, rodaba sobre sus patas y el cinturón rojo seguía allí. Junto a sus hermanos imaginaba que estaba disfrazado con capa, cinturón y antifaz. 

Todos los días se tocaba su panza, se miraba su cinturón y reía de felicidad, gracias a ese hueco en la barriga había descubierto su verdadero poder: ser un gatito especial vestido de super héroe.

28 abril, 2016

...Felicidad de niño...



En tus ojos encuentro paz, 
En tus muecas encuentro humor,
En tu piel encuentro placer,
En toda tú encuentro amor. 

En tus manos encuentro destreza, 
En tu boca encuentro sonidos,
En tu pecho encuentro un regazo,
En toda tú encuentro momentos vividos.

En tus cabellos encuentro aromas, 
En tu vientre encuentro futuro, 
En tus piernas encuentro fortaleza,
En toda tú encuentro que no hay muros. 

En tus palabras encuentro amor, 
En tus sentimientos encuentro cariño,
En tu cuerpo encuentro un lugar,
En toda tú está mi felicidad de niño.

12 marzo, 2016

...Libre...



Mi cuarto cada día resultaba más reducido. En las noches cada ruido inspiraba temor, las luces de los carros pasaban por la avenida formando sombras de animales míticos que me arrancaban en pedazos.

En mi cama estaban los destrozos de una vida pasada. Cabellos desperdigados sobre la sábana, manchas de relaciones sexuales que "acabaron" no tan bien, ropa que usé en momentos olvidados - un matrimonio, un divorcio, un funeral, un bautizo - y la bandeja con unas líneas de cocaína que me estaba esperando para abrirme la puerta al presente. 

Mareado traté de sentarme, coloqué todo sobre mis piernas y aspiré. Una, dos, tres, cuatro líneas detuvieron a las paredes que se cerraban sobre mí. Me cubrí con la sábana y salí a recorrer las calles.

La ciudad estaba arropada por la noche, las sombras solo se cortaban por las luces de las ventanas que se iban alejando a mi paso. La gente me flanqueaba como si no existiera, trataba de cruzar miradas pero sus caras eran borrosas. 

Sus rostros coronados por ojos de fuego y una sonrisa malvada. Todos se reían a mis espaldas, cada vez más fuerte a medida que me alejaba.

Corrí por las calles hasta llegar a un pequeño puente. Vi el horizonte, las luces de la costa y la luna en el fondo.

Quise atraparla, quise volar y salté. Finalmente fui libre. 

Inspirado por este video - Faded by Alan Walker

14 febrero, 2016

...La bestia...


Trataba de dormir pero sus dientes me atravesaban como dagas. Las amarras estaban sujetas firmemente a los lados de la cama, mientras las brazas ardían alrededor de mi cuerpo.

La gigantesca bestia, aunque mi carne aún no estaba cocida, ya comenzaba a morder mis extremidades en medio de un festín gastronómico primitivo. 

Sabía que iba a morir, pero aún así me resistía en una falsa esperanza como un foco débil al final del túnel. En esa cueva, oscura e iluminada solo por las llamas, varias personas observaban cómo era devorado. 

Mi corazón latía fuertemente, bombeando la sangre que de manera natural debía correr por mis venas pero que salía por los huecos que dejaban los caninos de la bestia. Estaba muriendo desangrado, cocido y engullido por un animal.

Poco a poco fui viendo cómo mis piernas desaparecían para quedar solo en huesos, brillosos y llenos de baba. Necesitaba un shock que me quitarla la conciencia pero estaba viviendo todo. El animal, de un solo golpe, abrió mi pecho y como si de un plato se tratara, comió mis pulmones, mi hígado, mi estómago y mi corazón.

Debía ya estar muerto, pero mi cerebro vivía. Mi alma aún estaba activa. Desde arriba, vi como todas las personas se unían a esa carnicería para alimentarse de mi cuerpo: ojos, mejillas, orejas y cerebro, que parecía una esponja llena de sueños, recuerdos y deseos.

Ese día moría de la forma más horrenda pero también volví a renacer al alimentar a ese animal, a todos los que comieron de mi y ahora llevan consigo un pedazo de mi cuerpo.  

17 enero, 2016

El Principito: Cuando ser adulto te lleva a pensar que todo está perdido


Dirección: Mark Osborne
Guion: Irena Brignull, Bob Persichetti
País: Francia
Año: 2015
Música: Hans Zimmer, Richard Harvey
Basada en "El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry

Para que todo salga bien en la prestigiosa Academia Werth, la pequeña y su mamá se mudan a una casa nueva. La pequeña es muy seria y madura para su edad y planea estudiar durante las vacaciones siguiendo un estricto programa organizado por su madre, pero sus planes son perturbados por un vecino excéntrico y generoso. Él le enseña un mundo extraordinario en donde todo es posible. Un mundo en el que el Aviador se topó alguna vez con el misterioso Principito.

Uno de los errores que cometen muchos padres cuando piensan en el futuro de sus hijos pequeños, es el de tratar de definir sus vidas de acuerdo a un plan o agenda que se debe seguir a cabalidad. Una serie de reglas que terminan destruyendo la identidad propia del niño, causándoles problemas de estrés, de ansiedad y todas esas presiones a las que estamos sometidos cada día los adultos olvidándonos que la vida es para disfrutarla con alegría, con tranquilidad y sintiéndonos, de vez en cuando, como si estuviéramos de nuevo en la infancia. 

De eso se trata El Principito, una obra maestra de la animación francesa que en una adaptación libre del libro de Antoine de Saint-Exupéry, nos enseña que no está mal crecer sin dejar atrás eso de ser niños. En esta película que cuenta con las voces de estrellas como Marion Cotillard, Jeff Bridges y Benicio del Toro, descubrimos que a veces el miedo nos lleva a encasillarnos en un lugar por temor al fracaso, a ser juzgados por otros y a olvidar nuestras raíces. 

Con el Principito aprendemos que nuestro niño interno tiene que ser alimentado cada día, como esa rosa que deslumbró al personaje de Saint-Exupéry y que finalmente es la esencia de todo: no podemos quedarnos atados a un recuerdo, debemos seguir adelante pensando siempre en esas cosas bonitas que vivimos que siempre estarán allí guiándonos y haciéndonos viajar como ese aviador que sobrevivió en el desierto, acompañando por un fiel amigo que le hizo descubrir la esencia de la vida y de la felicidad: seamos niños cada día para encontrarnos con nosotros en los momentos de mayor preocupación o temor.


09 enero, 2016

...Kurt Cobain, tú y yo...



Esa noche llegó vestida de negro impecable. Su cabello peinado, labios rojo carmín y una mirada perdida entre la oscuridad, con la actitud del que oculta algo pero a la vez quiere gritar un secreto a viva voz. 

¿Dónde dormiste anoche?, le pregunté. No contestó. La observé detenidamente, comprobando lo que mi mente y las feromonas que inundaban el ambiente me decían: otro la metió en su cama.

Sus senos estaban más abultados, sus caderas un poco más anchas y su trasero parecía que estaba más redondo, pensé que el sexo que yo le había dado permiso para tener la puso más bella y atractiva. 

Hice caso omiso a mis pensamientos, a su reacción esquiva y la recibí con los brazos extendidos. - Tengo suerte de haberte conocido, bebé-, le brindé mi mejor sonrisa y le di un largo beso que nos unió como en nuestra primera cita. 

Recordé aquel día. La buscaba para darme una oportunidad de conocer a alguien más, de descubrir qué había detrás de aquella "extranjera" callada y bella. 

Se montó en mi carro con una mini falda, unas medias negras y una chaqueta gris. - Sí, realmente tiene futuro-, pensé mientras le daba un beso en la mejilla. En esa primera cita comimos, conversamos, nos miramos y cuando la dejé en su casa nos dimos el primer beso. Fue interesante. Su cuerpo, sus labios y su mirada; que me daba una sensación de estarme metiendo en un gran lío, sin embargo me causaba un zumbido de amor en el corazón porque tal vez había conocido a mi reina. 

Volví al presente. Ya estábamos conversando sobre lo trivial. Mi trabajo, su trabajo, nuestro gato, el futuro y la cotidianidad de nuestra vida en pareja. Cenamos, vimos una película y nos acostamos en medio de la oscuridad.

Disfruté de su cuerpo que cada día me parecía un nuevo descubrimiento, a pesar de la larga existencia que llevábamos juntos. La acaricié, recorrí su trasero, sus senos, su vientre y su entrepierna. Sabiéndola de otro, me excité mucho más y sentí que su piel tenía un olor a espíritu joven, libre y seductor. 

Tuvimos sexo toda la noche. Me sentía hombre otra vez y lleno de energía. Ella sí, luego de haber sido usada por mi y unos días antes por su amante, quedó profundamente dormida con las sábanas delineando su perfecta desnudez. 

Yo no quería dormir, estaba como un gato encerrado que recorría la casa que desde hace unos meses habitábamos. Era pequeña, como un cuadrilátero de boxeo que se podía caminar en menos de un minuto. Busqué la guitarra, rasgué unos acordes y mientras meditaba una melodía que me sonaba perfecta, un zumbido interrumpió mi creatividad. 

La cartera de mi esposa brillaba. Una llamada perdida de sus padres o un mensaje, que gracias al tráfico de las líneas, se había quedado atrasado de unas horas antes. La curiosidad fue fuerte. Apenas hurgué por la abertura del bolso y el móvil estaba en mis manos.

Estaban llegando varios mensajes que parecían como una historia sobre una chica. Hablaba de senos, pezones, culos, movimiento de caderas, sexo salvaje, navajas, sangre y un profesor malvado. Al instante supe que el amante, que como yo también se las daba de escritor, le estaba relatando a mi mujer lo que habían hecho días antes. 

Seguí leyendo el relato y realmente me pareció muy bueno. Me la imaginé con sus medias negras, su mini falda y su cara malvada mientras poseía un cuerpo ajeno. Al culminar el relato, el amante seguía mandando archivos y luego, unas fotos. 

Cinco fotos bastante seductoras. Era mi esposa, que frente al móvil mostraba sus grandiosos senos ocultos bajo un brassiere negro. Una de esas imágenes me la había mandado como un regalo, pero las otras me resultaban desconocidas. Ella con boca de zorra, otra mostrando su cuello como para ser mordido o desgarrado por una navaja, una a cuerpo entero y otra con un close up a la unión de sus glándulas mamarias. 

Eso sí me molestó un poco, yo le daba confianza para que me dijera todo y nuevamente me estaba ocultando cosas. Fui al cuarto y esperé que amaneciera.

Cuando el sol pegó en sus ojos, ella trató de levantarse pero le fue imposible. Como Polly, me pidió que la desatara, no quise complacerla. Le pregunté por qué, por qué no podía ser sincera para darme más seguridad. Nuevamente le hice la misma interrogante que cuando la recibí de su viaje ¿dónde dormiste esa noche?