18 diciembre, 2013

...Experiencia religiosa...

Entré a la habitación y solo escuchaba sus gemidos. El contorno de sus senos erizados parecían cortar la oscuridad, su panza subía y bajaba al ritmo de la respiración y sus ojos estaban viendo a un ser que no estaba allí. 

Me senté en una butaca frente a la cama para detallar la escena. Sus piernas estaban completamente abiertas dándome la visión de todo su cuerpo, e incluso, creí ver casi hasta muy dentro de su vientre. Su lengua mojaba sus labios y a ratos, acercaba sus pezones a su boca para sentir que alguien le daba pequeños sorbos. 

Todo semejaba a una película erótica. Las sábanas arrugadas en el piso, su cuerpo danzando al ritmo de la excitación y la luz tenue que cubría su piel. Todo mi ser estaba tenso, quería saltar sobre ella para reemplazar al ser imaginario que le estaba dando el mejor sexo de su vida pero me detuve. 

Entre sus manos sujetaba a un Cristo de madera, que de cabeza se sumergía una y otra vez en su intimidad. En ciertos momentos, le daba vueltas para que las manos de Cristo la estimularan en el clítoris y luego, lo sacaba para volverlo a meter. 

Al final tuvo un orgasmo ensordecedor. Se levantó y volvió a colocar al hijo de Dios en la cruz, el sitio en donde lo clavaron hace más de dos mil años y del que mi esposa, solo lo baja cuando quiere tener una experiencia religiosa.

09 diciembre, 2013

...Jaque Mate...

"Si vuelves a escribir víctima sin acento, la víctima serás tú cuando te lo vuelva a reclamar", esa frase marcó mis inicios profesionales en el periodismo. Debo admitir, que después de estar siete años trabajando en medios (un tiempo relativamente corto), he aprendido de mis errores y nunca más he escrito víctima sin acento; seguramente el que fue mi jefe en El Nacional quedará contento al leer esto. 

El punto de esta anécdota es que todos debemos aprender de nuestros tropiezos, sobre todo en la vida laboral porque ella te formará como individuo y te permitirá crecer, además que en el ámbito periodístico todos se conocen y tal vez un día, el que fue tu jefe pueda ser tu empleado en otro lugar (me ha sucedido).

Es una lástima admitir que muchos no creen en esto, que prefieren apegarse a una "ceguera mental" cuando el poder llega a sus manos; porque si se ven amenazados de perder un rango, se unen a aquellos que no representen un peligro y los puedan controlar a diestra y siniestra. 

La vida está llena de retos, de oportunidades y de aprendizajes para sortear los obstáculos, por eso siempre he tratado de aliarme con los buenos, de formar equipos y de pedir la colaboración de todos - una enseñanza que me dejó mi última jefa, una de las mejores hasta ahora -; el trabajo en conjunto es la estrategia perfecta porque las cosas salen más rápido y de manera eficiente, sin embargo, aquellos que se creen más que otros o que no quieren abandonar una posición, se callan, se guardan información en los bolsillos y se roban el crédito de los demás. 

Solo puedo decir que Pedro Navaja siempre ha tenido la razón, "la vida te da sorpresas" y esas alianzas para conseguir un éxito personal, solo deben hacerse con gente que valga la pena y no con aquellos que se ríen o molestan porque los críticas, porque les pides que trabajen o simplemente les pides ayuda (a pesar que sea en forma de una orden). 

No creo en eso que llaman "igualdad de condiciones", todos somos mejores que otros y tenemos mayores habilidades para solucionar problemas y por ello debemos pensar en que estamos en una batalla emplazada en un tablero de ajedrez. Con esto quiero decir, que siempre estoy moviendo mis piezas para dejarle el camino libre al destino, ese será el que le dé a los inútiles y adictos al poder (que lo alcanzaron sin ganárselo), un ¡Jaque Mate!.

06 diciembre, 2013

...Esclavos del tiempo...

¿Algún día lograré la libertad? Esa es una pregunta que siempre me hago y que no puedo responder, porque es una utopía. Desde que somos una célula estamos destinados a la esclavitud, a ser parte intrínseca de algo que nos domine y nos controle. 

Al desarrollarnos en el vientre materno, las amarras del cordón umbilical nos tienen sujetos a la placenta y en algunos casos, puede ser nuestro asesino si decidimos tratar de rebelarnos contra ese grillete natural. 

Luego de pasar nueve meses atados a nuestras madres y ver la luz del día, comienza nuestra carrera con el mayor villano que nos somete día tras día como un capataz: el tiempo, del que solo nos liberamos por unas horas cuando estamos dormidos aunque después, al despertar nos cobra con creces esa rebeldía liberadora. La libertad no existe de ninguna forma. 

El corazón nos ata a las personas, a los sentimientos y a eso que llaman amor. Los ojos nos atan a la belleza de algo hermoso. Vivimos bajo un yugo del que nunca nos podremos separar, al final somos esclavos de nosotros mismos.