Primeramente te daría un beso, que sería la Clave de Amor, para abrir el pentágrama de tu cuerpo y poder pasar a colocar sobre él, las demás notas, figuras y silencios necesarios para crear nuestra melodía.
Luego de haber relajado tu cuerpo, formaría un acorde sobre tu pecho, colocando una nota sobre tu cuello y dos más en cada uno de tus senos y para dejar que la sensación perdure remataría con dos blancas, para alargar la duración de las notas.
Pasaría a tu vientre y sobre él haría un circulo cromático de notas alrededor de tu ombligo, colocando notas, besos y figuras, porque allí la melodía de nuestra canción iría “in crescendo”, en una fiesta de acordes, silencios y tiempos para terminar definiendo un compás que fraccionaria el pentágrama de tu cuerpo.
A partir de ese éxtasis musical, la melodía terminaría en cada uno de los dedos de tus pies, con besos formando los acordes de nuestra canción de amor sobre tu cuerpo para crear una obra maestra…