Colombia ha caído en la polémica política nuevamente. Los medios de comunicación y las redes sociales reseñaron una noticia un tanto descabellada pero si se ha seguido el tema de los procesos de paz con la guerrilla, era de esperarse: Rodrigo Londoño, alias Timochenko, líder máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), anunció su candidatura presidencial.
Desde la izquierda han respaldado esta noticia alabando el coraje de las FARC para defender sus principios desde el escenario político, fustigando a los gobiernos pasados que han estado asesinando a miles de campesinos amparados por el paramilitarismo y así muchos sueños asentados en el espíritu del socialismo del siglo XXI que se extendió como fuego por América Latina desde Venezuela.
Desde la derecha han criticado esta opción en vista de todo el pasado criminal de Timochenko y su organización, violaciones de los derechos humanos, miles de desplazados, asesinatos, tráfico de drogas, relaciones con Venezuela, entre muchos otros problemas.
Ambos tienen razón. Colombia aún tiene muchos problemas por resolver con el tema político y social. La sombra de la violencia y las drogas, de Pablo Escobar y el asesinato de Luis Carlos Galán y del paramilitarismo de Álvaro Uribe aún se cierne sobre ese país.
Sin embargo, creo que será interesante el giro que esto pueda traer. Podremos ver si el latinoamericano tiene memoria corta o si está comenzando a descubrir las verdaderas intenciones de cada quien.
