24 marzo, 2018

¿Puede ser bueno Estados Unidos?


Hay preguntas que siempre han estado en mi mente, cuestiones que van al contrario de todo juicio moral, social e incluso natural de las cosas. No es por ser rebelde, anormal o simplemente ir contra la corriente, sino que expreso lo que muchos de ustedes también han pensado pero no se atreven a aceptar.

Una cosa es cierta en esta era de globalización, conectividad inmediata y el poder de los medios de comunicación: un país fuerte, es en definitiva, el que maneja los hilos de las sociedades que tratan de emularlo.

Ese es el caso de Estados Unidos, una nación forjada a partir de un admirable amor por la patria, su Constitución (que nunca ha sido cambiada) y el respeto que infunden sus presidentes - aunque con Donald Trump eso esté en duda -.

United States of America sabe cómo mantenerse en la cúspide del orden mundial. Cuando le toca levantarse de las cenizas, lo hace como el ave Fenix; surge más fuerte que nunca para salir de crisis generadas por guerras, crisis económicas e incluso tragedias de dudoso origen como Pearl Harbor o el ataque a las Torres Gemelas.

Ellos saben que "el fin justifica los medios", por eso se meten en cuanto país o conflicto bélico se desate en cualquier continente. En ciertas oportunidades ganan y en otras, quedan bastante mal como en el caso de Irak. Su idea es mantener su posición, su papel como nación de primer orden.

Tal vez esto parezca una oda a Estados Unidos, pero quién no se ha sentido maravillado o no ha admirado un discurso de Barack Obama, de un militar que fue a la guerra o de un ciudadano que celebra un 4 de julio.

Admito que EE.UU. tiene fallas graves. Su democracia es la más imperfecta del mundo, en sus suburbios hay una diferencia de clases brutal y su economía es un poco inestable. De lo que no queda duda, es que asi siempre salen airosos y que el tercer mundo, aunque no lo quiera decir, siempre lo verá como el gigante del norte en el que los sueños se pueden cumplir.