08 junio, 2022

La familia

Eran una familia peculiar. En su ciudad los conocían por su amplia historia delictiva que había pasado de generación en generación: durante sus inicios robaban ganado de haciendas vecinas para vender la carne, la piel y así estuvieron por varios años hasta que llegó un momento en que el mundo cambió, sus necesidades económicas también y tuvieron que mirar a otros negocios. 

Muchos años después vivían de asesinatos a sueldo, al menos cuatro al mes, y "la nieve", ese maravilloso polvo blanco que se instaló por todo el mundo desde Colombia y que era, con algo de astucia, muy fácil de transportar y vender. 

Así acumularon riquezas distribuida en varias casas, autos, lugares de retiro (un escondite para alejarse de la policía), una avioneta y varios peones que cuidaban sus propiedades. 

Pero todos esos ríos de sangre y adicciones que habían provocado, las lavaban durante diciembre, una fecha en la que suspendían cualquier actividad ilegal, salvo un cliente especial que apareciera y se dedicaban a reunir a todos los familiares para comer y beber como si fueran unos ciudadanos más del pueblo. 

De una de esa navidades siempre se contaba la historia de cuando Nando, uno de los más jóvenes herederos del negocio de "la nieve", estaba de lo más feliz asando par de terneras y un pernil, con el fogón a tope y litros de cerveza a su alrededor, aunque él por una mala experiencia con el alcohol, prefería tomar agua. 

Mientras cortaba el pernil para servirlo entre todos, en un momento quedó como hipnotizado por el costillar de cerdo que uno de sus hermanos había colocado en la parrilla y sin pedir permiso, comenzó a tocarlo como si fuera un xilófono, tratando de sacar música de esos huesos quemados y grasientos.

Como era de esperarse, se quemó parte de sus manos y la fiesta tuvo que detenerse. Muchos pensaron que había bebido pero no, más tarde se supo que en su vaso de agua un primo muy joven, sin querer, había colocado una pastilla de un producto que estaba evaluando introducir al negocio familiar e hizo que Nando entrara en aquella locura musical. 

La historia cuenta que al primo descuidado nunca más se le volvió a ver, que incluso sus zapatos no tocaron más la tierra y que Nando, ahora todos los diciembres prefiere beber cerveza de botella porque desconfía de los vasos de agua convidados.