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Tras sus ojos se esconden temores, deseos, preguntas,
sentimientos y detalles, algunos tan profundos que pueden quedar ocultos por
toda una vida. Algunas veces puede existir alguien con suerte para develar
todos esos secretos y realmente descubrir un verdadero tesoro, invalorable y de
una riqueza eterna.
En su cuerpo, en sus curvas y su piel, está el mayor placer,
todo un universo indómito que representa un reto para todo hombre. En cada
centímetro de mujer existe una nueva sensación que descubrir y guardar. Por eso
es que dicen que una caricia vale más que mil palabras, porque es cierto, a una
mujer se le pueden escribir miles de poemas, cantar millones de canciones y
dedicarle escritos durante toda una vida, pero si logras darle cariño como si fuera
una frágil rosa te la ganarás para siempre.
A pesar de que todo lo anterior puede resultar muy bueno,
hay algo que es bastante difícil de controlar cuando se trata de entender a una
chica. Sus gestos y su silencio son uno de los enigmas más grandes de las
interacciones entre un hombre y una mujer. A veces con un gesto ella te puede
decir que no cuando realmente es un sí, o tal vez su silencio indica
preocupación y luego de unos minutos termina respondiendo con un simple ¡nada!
Si es así, hay que tomarnos un tiempo para entenderlas y dejar que hablen por
si solas, porque si las obligas no tendrás buenos resultados.
Todos esos detalles hacen de estas creaciones de Dios unas
verdaderas diosas, que en la mayoría de las veces resultan inalcanzables para
los mortales como el que escribe estas líneas. Son una combinación perfecta de
cosas buenas y a veces malas—una contradicción—, pero al final, el resultado es
único, porque sin una mujer los hombres no podríamos vivir.
Basado en la foto que acompaña a este post. No conozco a la
modelo pero sin duda cada uno de sus trabajos es un placer visual (+18)