07 mayo, 2019

El milagro


La ciudad se veía perfecta desde la cima. El sol ocultándose tras su silueta. Los edificios. La gente caminando por sus calles, luego comenzaron a correr. Un estruendo. Una inmensa piedra brillante estaba abriendo el cielo en dos. Un terremoto.

La montaña bajo mis pies comenzó a escupir fuego. Caí a lo más profundo. Sentí el olor a carne quemada. Mi piel se extinguía como papel. Mis pies, mis piernas, mi cintura, ya no había nada.

Sucedió el milagro. Un inmenso águila agarró mi cabeza con sus garras. Me había salvado. A medida que me elevaba, cayeron mis intestinos pero aún tenía la mitad de mi cuerpo. Todo a mi alrededor era un río de lava.

El águila me soltó. Sus pichones comenzaron a alimentarse. Me sacaron los ojos, comieron de mis entrañas cocidas por el fuego. Grité. Sentía como desgarraban lo que quedaba de mi. Ese había sido mi destino, alimentar a los más débiles.