13 agosto, 2018

Juego macabro


Mis remordimientos son como dardos venenosos.


Cada día antes de dormir comienzo a pensar en todas las cosas que no he hecho, y así, inicia un proceso de autoflagelación que me deja demasiado aturdido, demasiado cansado y con pocas ganas de seguir adelante.

Lo complicado llega cuando logro dormirme, mi cerebro comienza una función de cine de terror recreando mis miedos más profundos.

Eso es lo malo de no tener la conciencia limpia, tú mismo comienzas un juego macabro del que parece no haber escapatoria.