02 febrero, 2022

El ninja

 

Todas las noches seguía una misma rutina. Se comía algo ligero, recorría la casa para verificar que todo estuviera bien y luego, se acostaba en su lugar favorito para descansar. Día tras día, era lo mismo.

El silencio nocturno le parecía un tanto pesado, el sonido de los carros se escuchaban a lo lejos y las luces se apagaban en el horizonte, todo ello era la mejor solución para entregarse a las ganas de dormir y así evitar el hambre que le pegaba en la madrugada después de haber paseado por toda la casa.

Pero hubo un día en que todo fue distinto. Mientras dormía tranquilamente, soñando con tejados, pelotas de felpa roja gigantes y una piscina entera llena de comida, sintió que alguien lo sujetaba fuertemente y lo halaba, despertó sobresaltado y pensó que su hora había llegado.

Observó de un lado a otro, pero no lograba entender lo que ocurría. Trató de mover su cola para defenderse como si usara un látigo, pero allí era que lo tenían agarrado. Uno, dos, tres intentos, hasta que pasó lo más increíble de todo: su hermosa cola negra se había desprendido de su cuerpo.

Pegó un salto y se escondió asustado debajo de la cama, pero lo que vino después lo sorprendió aún más. El humano gritaba y saltaba con su cola en la mano, la otra humana se despertó y no daba crédito a lo que veía, habían mutilado a su pantera, pero en lugar de molestarse, ambos reían como si todo fuera un chiste.

Eso lo molestó y le hizo perder la paciencia. Salió de la cama de un salto, le quitó la cola de la mano al humano, se abalanzó sobre él como un ninja y comenzó a pegarle con ella, como si fuera una correa para castigarlo por lo que había hecho. Mientras azotaba una y otra vez al que lo había dejado con el cuerpo deforme, sintió que lo llamaban.

Abrió los ojos y ya era de día. Todo estaba en su lugar y un buen plato de comida lo esperaba. Había sido una pesadilla.