He crecido en la era digital. Desde muy niño pude
interactuar con una computadora personal, me dediqué a conocerlas, a trabajar
con ellas y lamentablemente, las convertí en mi ventana hacia el mundo en todos
los sentidos.
Hoy puedo decir, sin ánimos de caer en polémica, que
tristemente son un arma de doble filo. La era digital te enseña lo mejor y lo
peor de la gente: por una parte, te puede dar todas las herramientas para ser
"sociable", pero por el otro te aísla de tal manera que te sientes
caminando en las sombras, observando el silencio sepulcral de los que te rodean,
a tal punto, de ser ignorado.
Ser ignorado por alguien es que te condenen a un plano
oscuro, a estar muerto en vida, a querer gritar sin tener voz, a existir sin
existir.
El ignorado se siente como una planta, una planta que recibe
sol, respira y recibe agua a través de pequeños huecos. Sin embargo, esa planta
está condenada a morir lentamente.
Las migajas no son suficientes, así esa planta reciba agua,
sol y tenga tierra, el tiempo la irá destruyendo porque le falta algo más. Le
falta atención, cariño y un poco de tacto.
Ser ignorado es exactamente eso, esperar por un final que
llega tan lento como la muerte misma.