28 diciembre, 2022

¿Cambios?


¿Será que estoy cambiando? Finalmente estoy logrando olvidar, dejar bajo tierra muchas cosas que me quitaban el sueño y hoy prácticamente no me importan. 

Claro, admito que se mantienen allí como un tatuaje, a veces vienen a mi memoria y me generan rabia o dolor, pero ellas solas se instalan en mi mente y yo, como un barrendero, las limpio y las saco de mis pensamientos. 

Es difícil, a veces complicado, pero poco a poco les he quitado fuerza. ¿Será que estoy cambiando? ¿O esos recuerdos dolorosos han perdido fuerza?

21 diciembre, 2022

Película: La desaparición de Eleanor Rigby y el redescubrimiento del ser

"Eleanor (Jessica Chastain) y Connor (James McAvoy) forman una pareja que todos admiran. Parecen muy enamorados, pero un día un golpe del destino afecta a su matrimonio. Esta pareja neoyorquina debe tratar de comprenderse a la vez que sobrelleven su duelo e intentan resucitar su amor y recuperar su vida".

La vida en pareja es una concesión entre dos personas completamente distintas y con ciertas afinidades, en la que deciden comenzar una travesía juntos para convivir e intentar allanar un camino hacia un destino incierto, pero que debería ser feliz.

Sin embargo, pueden ocurrir tragedias que derrumban todo y atentan contra ese ideal. Una gran tristeza los hunde en un torbellino muy distinto pero igual de gris para cada uno, por eso, el director Ned Benson presentó en el Festival de Cannes dos versiones de 'La desaparición de Eleanor Rigby': el punto de vista de Ella y el de Él, posteriormente se publicó una versión de ambos juntos: Ellos. 

Este formato puede recordar a la trilogía 'Before' con Ethan Hawke y Julie Delpy, y sí, existen algunos paralelismos: el romanticismo que se percibe en las escenas de una pareja completamente entregada el uno al otro, los diálogos profundos y existenciales, el entorno a su alrededor, la cotidianidad que existe en el amor. 

Lo distinto de 'La desaparición de Eleanor Rigby' se enfoca en como sus dos personajes principales pueden lidiar con una tristeza. Es tan real, tan cierta, por un lado el hombre es más pragmático, se entrega al trabajo, a reordenar su vida pero al final es la misma, mientras que la mujer se cierra en si misma, en ese mar de sentimientos encontrados que siente que no son interpretados por su pareja, como le menciona Eleanor a su hermana en una escena: "intenté hablarlo durante seis meses, pero no pude". 

Pero esas mismas dudas, ese misterio dentro de Eleanor, es la chispa que la lleva a redescubrirse como persona, a tomar la iniciativa para transformarse, a buscar nuevos caminos o recuperar otros que consideraba perdidos, mientras que, como me ocurrió muchas veces, Connor sigue siendo el mismo: los mismos amigos, mismo trabajo, la misma rutina aunque sabe que está destinada a fracasar. Eleanor son los cambios, Connor refleja lo rutinario para combatir las tristezas. 

Ambos también se apoyan en su familia y amigos, que son personajes que parecen triviales pero que dentro de la película parecieran interpretar la sabiduría humana que en tantas oportunidades necesitamos para tener una vida de pareja sana, consejos que todos sabemos pero que tal vez por las ansias de bloquearnos y no querer escuchar nos negamos a recibir. Padres, hermanos, mejores amigos, todos enfocados en ayudar a su manera, y como le dijo su papá a Connor, haciéndonos entender que: "Una estrella fugaz dura menos de un minuto, ¿pero no te alegras de haberla visto?" y por eso debemos interiorizar cada detalle o golpe que nos regala el destino. 

Por eso de las tres, la versión de 'Ella' es con la que más pude conectar. Muestra el renacimiento de Eleanor, tocó lo más bajo de su estado anímico para luego redescubrirse, transformarse lejos de Connor pero sabiendo en el fondo que a su lado, podía aún existir amor y el deseo para tener una vida juntos. 

Y ese es el punto, puedes alejarte cuantas veces quieras para sanar y entenderte a ti mismo, pero si sabes que tu pareja es una persona con la que puedes conectar, ¿por qué no darle otra oportunidad a pesar de las tristezas del pasado?

09 diciembre, 2022

Corazón de mantequilla


La atención a los detalles siempre me ha parecido atractivo. Por eso cuando observo su mirada fija en algo, siento que podría quedarme viéndola por mucho tiempo.

Sus ojos se mantienen vivaces, quién sabe lo que pensará, pero sé que todo su ser está enfocado en lo que mira. 

Esto solo lo escribo para recordarme que ella es especial, porque hay momentos en los que observa un pedazo de mantequilla derretida y me dice: - parece un corazón -.

Yo me río tiernamente y me doy cuenta que sí, me siento bien junto a ella. 

25 noviembre, 2022

La bicicleta

El parque estaba lleno de niños, gritando, saltando, jugando con globos, viendo los perritos pasear, comiéndose un heladito de mantecado y también los que, como Santiago, paseaban en bicicleta.

Santiago sentado en la grama estaba un poco triste, su bici era algo vieja, destartalada y por más que pedaleaba no podía correr duro como los otros niños.

Mientras el niño la veía, Berta la bicicleta, también se sentía mal, sus dos faros que le servían de ojos estaban apagados, la cadena que era su corazón le dolía, sus cauchos que eran sus pies estaban desinflados, su cesta para cargar cosas no tenía una gran sonrisa y así no podía hacerlo feliz.

Muchas bicicletas pasaban a su lado, burlándose de ella y echándole polvo para hacerla sentir más mal, así que Santiago y ella regresaron muy tristes a casa.

En la noche, Berta salió del garaje y corrió con lo que le quedaba de fuerzas a ver a un amigo que las reparaba, le contó que quería ser nueva y fuerte para que Santiago fuera feliz.

El amigo comenzó a arreglarla, le puso cauchos nuevos que parecían zapatos para correr, le bañó la cadena para que quedara como nueva, y le colocó dos faroles más grandes que le permitían ver el camino y un asiento acolchado para Santiago.

Cuando estuvo lista, Berta salió corriendo, saltando y con sus dos ojos muy abiertos, llegó a la casa, se escondió de nuevo en el garaje para esperar a salir con Santiago y ver su cara de emoción.

En la mañana, el niño gritaba por toda la calle, su bicicleta era diferente, estaba más reluciente y nueva, le contó a la mama, al papa y hasta al perrito.

Berta estaba contenta porque Santiago también lo estaba, y cuando el niño se montó sobre ella, lo llevó al parque muy rápido, con sus dos ojos abiertos y cuando llegaron todas las bicicletas la recibieron, compitieron con ella y a todas venció.

Santiago estaba feliz porque tenía la bicicleta más bonita y Berta lo siguió llevando todos los días al parque.

16 noviembre, 2022

Cuatro años

Cuatro años, casi la mitad de una década ha pasado desde que salí de mi país natal para vivir en una nueva ciudad.

Llegué con varios sueños, con certezas que pronto se convirtieron en nuevas mentiras pero que sirvieron como abono a cambios que aún hoy están evolucionando y generando resultados que no esperaba. 

Pienso que soy un nuevo yo, mejorando en muchas cosas que no creí posible poder hacer y que hoy, le dan alegría y sonrisas a personas que quiero. Toqué fondo, pero de ahí, he podido subir un poco, transformar lo bueno en mejor y buscando siempre los motivos que me hagan sonreír.

A mi lado se mantiene Califernando, el hijo mascota que aquel noviembre de 2018 se metió en un kennel sin saber que terminaría en otro país, otra casa, otros olores, otro ambiente, pero recibiendo el mismo o incluso mucho más amor del que tenía al partir.

¿He podido hacer las cosas diferentes? Tal vez, aún pienso en todos los errores y personas que fueron un error en mi vida y trato de evitar obviarlas, pero es complicado borrarlas del mapa. Sin embargo, como me dijeron hace poco: si hubiera hecho algo distinto, hoy no tendría ni estaría en el lugar donde estoy. 

08 noviembre, 2022

A cuentagotas

¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que me gusta más de ti? 

Probablemente piensas que soy un sorete que se quedó anclado a un pasado muy lejano, a una relación que nació en otro universo, porque ya ni estamos en el mismo país donde te conocí. 

Y te entiendo, a veces ni yo mismo entiendo por qué me quedé prendado de ti, tal vez por esas largas conversaciones que surgieron desde el primer día, llevándonos a viajar por todos los lugares de nuestra vida y personalidad, nos íbamos conociendo a cuentagotas. 

Después, y como el hombre anormal que me he considerado siempre, fue que me fijé en tu cuerpo y tus curvas. Moría por tocar tu cabello, tu piel y sentir entre mis manos uno de los lugares más llamativos de tu humanidad. Diez años después, aún no he podido hacer nada de eso. 

Lo que sí sé es que el deseo sigue intacto y como un buen libro que voy leyendo, he descubierto otros detalles que quiero probar de ti. Tus senos, tu boca y en general, todo lo que pienso que puedo probar de ti y revivir lo que nos perdimos por ser simplemente amigos. 



01 noviembre, 2022

Oda a mi casa (y III)

Mudarse a otro país es una experiencia retadora y más, cuando no sabes a ciencia cierta dónde estás parado, a quién tienes a tu lado y lo que te depara el nuevo entorno.

Sin embargo, al llegar a Chile sentí que podía convertirlo en mi nuevo hogar. El primer departamento que me recibió era sumamente pequeño. Allí Califernando y yo nos sentíamos un poco apretados, pero también muy cómodos y, por qué no, felices. 

A veces él me acompañaba a mirar desde la ventana parte de la ciudad, subíamos a la terraza para que tomara el sol y otras, yo trataba de escaparme en mi hora de almuerzo laboral para nadar un rato en la piscina. 

Ese pequeño espacio de casi 30 metros cuadrados me dio mucho, también algunas tristezas y recuerdos ingratos, pero al final, de eso se trata la vida, ¿no? Allí me descubrí y comencé un cambio radical, nunca es tarde para comenzar, pensé a pesar de que tenía más de 35 años.

Después de ese espacio nos mudamos a otro parecido, pero un poco más grande y con terraza para el esparcimiento de Califernando. Es allí donde vivo ahora. No niego que ha sido una de las etapas más felices de mi vida. 

Acá me he descubierto, me he conocido mejor y me he dado cuenta de que puedo ser bueno para muchas cosas. También he contado con el apoyo de una persona especial y siento que, hasta ahora, todo puede marchar, al menos, algo bien. Acá entendí, que a veces la vida sí puede valer la pena. 

24 octubre, 2022

Oda a mi casa (Parte II)

En ese espacio pasé la mayor parte de mi adolescencia hasta que cambiamos a otro hogar, en ese viví el peor momento de mi vida y pasé por una etapa sumamente extraña. Entre sus paredes compartí con varios amores: uno que aún hoy a veces recuerdo entre nostalgia y otro que me destruyó en todo sentido.

Esa casa me permitió ser libre creativamente, me hizo amar al tenis como fanático y también allí nació mi cariño hacia los gatos. Aunque en ese espacio pasé gran parte de mi vida, aún no entiendo muy bien que pasó en esa etapa. Allí aún no sabía qué sería de mí como hombre, como ser humano o como un todo en general. 

Después de ese hogar abrí mis alas e intenté independizarme, lejos de mi mamá, de mi hermana pequeña y con ese amor que al principio parecía cariño y luego me destruyó. En esa pequeña casa también conocí la conexión más pura y verdadera: llegó Califernando, el gato que está a mi lado mientras escribo esto. Tuve mis propios bienes materiales: un auto, un tv, una nevera, era una gente grande como siempre me decían mis padres cuando era niño.

Fue una temporada de dos años bastante extraña. Un declive completo en lo amoroso y a la deriva en muchas otras cosas. No todo está dicho ni solucionado, pensaba cada día al despertar bajo ese techo. Allí aprendí que nada es seguro en esta vida. 

Luego volví a la casa de la que me fui para independizarme. Ahora completamente distinto. Sin mi mamá, sin mi hermana pequeña, sin la primera gata de la familia. Estaba solo. Fue una época de apariencias, de intentar remar contra la corriente y de tomar decisiones. Ese fue el momento en que me llevó a donde estoy hoy. Si no es ahora cuándo, dije ese día cuando partí a otro país. 

20 octubre, 2022

Oda a mi casa (Parte I)


Hogar es el lugar donde te sientes feliz, tranquilo y en paz. Es simplemente ese rincón en el que te abstraes de todo y alcanzas la plenitud.

También nos han enseñado que una casa es un hogar, donde toda la familia duerme y pasa tiempo unida. He tenido al menos seis en mi vida, unas más llamativas que otras, pero todas dejaron recuerdos profundos. 

Cómo olvidar aquel largo pasillo por el que corría cuando pequeño, iluminado por los rayos del sol que se filtraban a través de las ventanas cada tarde y le daban un toque lúgubre al cuadro que muchos años después caí en cuenta que era una copia de la Monalisa.

Entre las paredes de su baño también conocí el cuerpo femenino, ella se bajaba los pantalones y yo hacía lo mismo, luego en medio de la inocencia de la infancia salíamos corriendo a jugar para escondernos detrás del mueble. Allí en esa casa, aprendí a leer. 

Durante esos años también tenía otro hogar, aunque de ese recuerdo muy poco. Solo sé que vivíamos en el segundo piso, que entre los vecinos tenía un amigo con el que me comunicaba de manera rudimentaria: una bolsa de plástico, una cuerda y teníamos un ascensor improvisado para enviarnos mensajes. Allí aprendí a jugar con los videojuegos. 

El tercer hogar fue el que cambió mi vida. En ese me convertí un hombre durante una tarde de Viernes Santo. Desde sus ventanas podía observar gran parte de la ciudad, las faldas de su montaña y así supe, desde un piso once, que no sufría de vertigo. 

Bajo su techo me enteré de que mi papá moriría más pronto de lo esperado. Entre sus paredes tuve episodios del adolescente rebelde y agresivo, esos de los que te arrepientes toda la vida. En ese hogar conocí la amistad, la traición y aún, sueño con su sala de estar, su balcón y sus habitaciones. Como me gustaría volver al menos una vez más. Allí se quedó mi juventud. 

14 octubre, 2022

Cuando Blink 182 me hizo sentir de 16 otra vez


 "Esta canción es como haber tenido a un papá que se fue a buscar leche y cigarrillos y 20 años después, regresa a casa con tu dulce favorito..."

La música es como los olores, apenas escuchas un par de notas y comienzas a revivir momentos del pasado, recuerdas las personas que estaban a tu alrededor, lo que hacías en esa época, cómo te vestías, tus amores perdidos, es como tener un Delorean personal que no necesita un condensador de flujos para viajar en el tiempo, sino simplemente, una melodía. 

Y siempre me ha pasado eso, me ocurrió hace unos días cuando pude ver en vivo a Guns and Roses y casi, por escasos segundos, pude sentir que me iba en llanto al escuchar November Rain y hoy, me ocurrió de nuevo con el regreso de la formación original de Blink 182, y al estar solo en casa, dejé que mis lágrimas corrieran libremente. 

Me sentí joven nuevamente, recordé cuando en mi casa que ahora está muy lejos, tocaba a todo dar mi guitarra eléctrica mientras mi papá me decía que no tenía ningún tipo de gusto musical, o las veces que podía escuchar las canciones favoritas en el colegio en mi discman último modelo. 

Hay poder en la música, no solo es potencia, arte, energía, es magia que se te queda pegada al cuerpo por toda una vida y por eso, la comparto con quien sea, porque sé que cuando escuche esa canción que una vez le recomendé, podré vivir nuevamente al menos en sus recuerdos.


10 octubre, 2022

Momentos


Las últimas como las primeras veces siempre traen consigo complicaciones indeseadas. Resulta difícil prepararse para todo lo que podría suceder.

Y ese tal vez es uno de mis mayores miedos que surgen cuando quiero iniciar o terminar un proyecto, una canción, una relación, lo que sea.

Me congelo y no sé qué pensar, no sé qué decir o qué paso dar. Me siento agobiado, paralizado y mi mente comienza a generar un sin fin de posibles resultados, generalmente todos negativos. Por eso a veces digo que, esa es la razón por la que hoy estoy aquí. 

Tantas oportunidades perdidas, tantos momentos que pudieron ser y no fueron, esos sentimientos y placeres que quedaron desvaneciéndose en un océano de olvido porque yo, y tal vez la otra persona, no se atrevieron a decir lo justo en el momento adecuado. 

¿Hay que olvidarse de todo ello o tratar de recuperarlos? 

03 octubre, 2022

El sueño



Sabía que era un sueño pero ahí estábamos. Cuatro personas en un elevador conversando, a mi alrededor dos desconocidos que al parecer eran mis amigos en ese multiverso y frente a mí, la chica que me hacía feliz en los últimos meses. 

Todos íbamos a la misma fiesta, alguien había decidido casarse. Ella llevaba un vestido negro pegado al cuerpo y yo una chaqueta oscura y pantalones a juego. 

Mientras el ascensor ascendía a su destino, conversábamos animadamente y cuando se abrieron las puertas, ella salió rápidamente, me miró y fue a buscar a sus amigos. Yo me quedé allí junto a nuestros acompañantes, me invitaron a visitar un rato la ciudad que no conocíamos con la promesa de volver a la fiesta lo más pronto posible. 

Las puertas del elevador se cerraron, no me dió tiempo de avisarle a mi chica y comenzamos el descenso. A medida que iban cambiando los números, mi pesar iba creciendo porque quería estar con ella, no me gustaba alejarme de su lado y menos sin avisarle. 

Mis amigos iban animados, yo al contrario estaba cada vez más pensativo. Al salir del ascensor y ya en el portal del edificio, confirmé mis sospechas: no quería dejar a mi chica y menos por un momento de diversión que probablemente podría repetir en otro momento. 

Corrí en mi ruta de regreso. Hice fila en otro elevador, subí al salón de fiestas por un ala contraria del edificio y al llegar a mi destino ella estaba ahí, como siempre: sonriente y feliz, un tanto extrañada de mi tardanza si yo iba detrás de ella.

En ese momento desperté y supe que realmente la quería, que el sueño me había dado la señal más importante: que a su lado todo estaba bien y lo demás no importaba.

27 septiembre, 2022

Los recuerdos



He tratado de dejar el pasado atrás, pero cómo se hace cuando los recuerdos causan sensaciones o deseos que aún no han cesado del todo. 

En ese momento me encuentro entre la espada y la pared, por un lado puedo mirar a otro lado, cerrar los ojos, pensar en otra cosa para borrar cualquier imagen que pueda venir a mi mente, o simplemente me dejo llevar, escarbando entre mi memoria para encontrar hasta el último detalle que me permita reconstruir vivídamente ese momento que ya no existe. 

A veces es un vicio, porque terminas soñando despierto. Comparas la realidad con el pasado, el presente con lo preterito, te cuestionas el futuro porque si viviste un suceso de tal forma, por qué deberías ir hacia un lugar que no se parece en nada a lo que querías.

Terminas atormentado, sin poder dormir, con ganas de ir hacia atrás para reconstruir cosas rotas, atando cabos e imaginando que el florero roto, nuevamente está en pie, tal vez sin algunos pedazos (como lagunas mentales) pero ahí está, con cicatrices, pero vivo.

Sino, para qué sirven los recuerdos. Para armar el pasado como un rompe cabezas o para dejarlos allí flotando en el océano de nuestra mente hasta que la bruma de los años los sumerja en el infinito y se borren para siempre. 

19 septiembre, 2022

Califernando y el paraíso



Los días cuando su papá salía a hacer deporte, él se quedaba confundido, no sabía si ponerte triste o feliz por la soledad que ocupaba en el hogar cuando se quedaba solo.

Hacía falta la música de la guitarra, el sonido del televisor, a veces el traqueteo único del plástico de las bolsas de golosinas que lo despertaban, todos esos detalles formaban parte de su vida diaria, y cuando su papá se iba, nada de eso lo acompañaba.

Pero también le gustaba la soledad, quedarse bajo la manta, escuchar el ruido de la calle, a veces ver por la ventana y maravillarse por el mundo gigantesco que nunca se había atrevido a explorar.

Podría visitarlo alguna vez, se preguntó. Esperaba que sí, que su papá lo tomara en brazos y lo llevara a conocer la playa, la selva, la piscina, todos esos lugares que no eran para él pero que junto al ser humano que más lo quería, podían convertirse en el paraíso. 

07 septiembre, 2022

Junto a ti


La vida es eso que pasa entre los dos
buscando razones que nos permitan creer
Tu risa y tu cuerpo son la razón
por la que ahora me siento feliz.

Todo lo que buscaba,
eras tú,
Y ahora que tengo,
quiero vivir,
junto a ti.

Al estar contigo ya no hay que pedir
todo el amor que algún para mí esperé,
lo que siempre busqué estaba en ti,
y ahora solo quiero que seas para mí.

02 septiembre, 2022

Travesura del destino



Me da tanto terror no poder olvidarla jamás. 

No puedo olvidarla porque la vida, como si fuera un juego o una travesura del destino, la coloca frente a mí cada cierto tiempo, me obliga a mirarla, a recordarla y a reconocer que aún existe a mi alrededor. 

¿Debo admitir que como en una película o novela, no cerramos bien nuestra historia y por eso aparece en mi camino? Tal vez, deberíamos hablar, pedir disculpas y admitir que el peor error de nuestra vida fue habernos unido en una relación que resultó en un calvario para ambos. 

Sé que esa sería la decisión más inútil, porque estoy seguro que cuando camino a su lado soy un extraño, ya olvidó todo lo que pasamos, todo lo que vivimos y ahora soy solo eso, un espejismo tan vago que no vale la pena revivir. 

¿No podré olvidarla jamás?

30 agosto, 2022

La pantera vegetariana

Lo que su mamá no sabía es que cuando ambos se acostaban a ver televisión, mientras ella se divertía con lo que sucedía en la caja mágica, él tomaba nota durante las películas de acción para aprender a escabullirse en cualquier rincón de la casa. 

Una tarde decidió aplicar una de las técnicas que había visto: usar sus uñas como una pequeña navaja para romper la cinta que lo separaba de la papelera, una caja de pandora llena de sorpresas y sabores inigualables. 

Aprovechando que estaba solo, decidió ser una pequeña pantera valiente. Saltó del mueble al banquito de la cocina, de allí a la mesa, luego a la cocina y después a la nevera para ver desde arriba el reto que tenía por delante. Una pequeña cinta transparente servía como cerradura del basurero. 

Rápidamente se bajó al piso, se paró en sus dos pies y con la uña de su dedo índice, rompió la cinta. Lo había logrado. Abrió la puerta y ante sí, la papelera, que emanaba olores a pollo, a carne, ¡a comida!

Pegó un salto, no pudo tumbarla. Al segundo, una lluvia de comida lo cubrió completamente. Tenía papeles en las patas, una concha de plátano le quedó en la cabeza como un sombrero y casi frente a la boca, un papel plateado, brillante con huesos de pollo.

Comenzó a lamerlo, a tocarlo, a morder los huesos y allí se dio cuenta que algo andaba mal. Un líquido viscoso se le quedaba pegado en el pelo, en los bigotes, en la nariz, no le gustaba la sensación pegajosa pero quería seguir comiendo pollo.

Una hora después, cuando su mamá entró a la casa, lo consiguió panza arriba y lleno, muy lleno, por un lado de comida y por el otro de aceite, que lo hacía parecer como una bola de pelos engominado.

No supo por qué pero apenas al verlo, lo metieron en la regadera y por primera vez en su vida lo bañaron, desde ese día asociaba la ducha con el pollo y por eso decidió convertirse en una pequeña pantera, valiente pero vegetariana. 

27 agosto, 2022

¿Solo?

¿Es falta de ambición o solo la necesidad de estar en paz? 

Muchas veces me hago esa pregunta cuando me encuentro cediendo a la opinión de los demás, actuando como un autómata para responder a cuanto capricho te exigen y sin ganas de debatir para cambiar esa exigencia.

Porque es eso, un capricho no va a generar un resultado distinto, mucho menos le dará otro color al mundo, simplemente es la necesidad que tienen muchos de ver las cosas desde su único prisma, que lo tienen ante sus ojos como un velo, un credo que no quieren reformar.

Tal vez si buscara la manera de hacerles ver que el universo a su alrededor tiene muchas otras formas además de su opinión, podría llegar más lejos pero prefiero quedarme acá, observando y tal vez, ¿aislado? 

Esa es una contrariedad que también me quita el sueño, al no opinar ¿me estaré quedando solo en el mundo?

22 agosto, 2022

El reflejo

Me da temor desenfocar mi vista en el espejo. Mi rostro se desfigura, no sé quién soy. A veces veo mi pasado, otras mi futuro, pero no me reconozco. 

La última vez que lo hice tuve frente a mí una cara que no veía desde hace 18 años, era mi papá. Los surcos de su frente, sus ojos, incluso el mismo corte de cabello, solo me faltaban los lentes y los bigotes, pero todo lo demás estaba allí. 

¿Será que me estoy convirtiendo en él? Y eso es lo que me da más terror de todo, porque no tendré hijos, conmigo morirá su apellido (aunque es tan común que lo puedes ver en todos lados) y sus costumbres, sus anécdotas, al parecer también desaparecerán cuando deje este plano. 

Es una gran responsabilidad que siento sobre mis hombros, pero no sé cómo solucionarla. Al final, prefiero quedarme frente al espejo, convertirme en él por unos segundos y después, volver a la realidad. 


15 agosto, 2022

La amante

La última vez fue extraña. No sabía qué hacer ni cómo actuar. Me dejé llevar y el resultado, aunque inesperado, fue el mejor de todos. 

Sabía que no era lo que estaba buscando, pero tuve que hacerlo. Ella estaba misteriosa, lejana como siempre, pero entre un juego de miradas nos dimos cuenta que aún había un resquicio para que surgiera algo que habíamos deseado desde hace mucho.

En un rincón del lugar, alejados de todo, nos besamos, le mordí suavemente el cuello, palpé su trasero y ella solo respondía abrazándose a mí, dándome ese calor que escondía en su piel, esperando por aflorar y convertirla en la mejor amante. 

Allí, a escondidas, ella fue mía y yo de ella. Al final nos despedimos y más nunca nos hablamos, al parecer, en ese momento nos descubrimos pero también nos matamos. 

09 agosto, 2022

Volar


Tendría unos 30 años cuando intenté volar por última vez. Sabía que era imposible, los humanos no están diseñados para ser uno con el viento. Sus huesos son muy pesados, tienen poca aerodinámica y los hay de distintas formas, pero ninguno tiene alas.

En fin, yo quería volar. Y aunque estaba claro que no podría, pensé en otra forma de convertirme en una ave: dejar que mi mente vagara a través de mis sueños, deseos y fantasías. 

Ella me hacía volar en ese sentido pero también me atemorizaba, todo a la vez. Cuando la tenía cerca parecía que podía levitar, escapar a un lugar mejor. Su cabello negro muy liso, su piel blanca, su boca, su trasero, todos esos detalles me capturaban como en una especie de burbuja y me hacían subir al cielo. 

Pero cuando intentaba romper esa barrera invisible para tocarla, descubrir qué iba a sentir realmente al tenerla junto a mí, mis alas se entumecían y me hacía muy pequeño, lleno de temores, dudas, de un rechazo que sabía que podía existir y me dañaría para siempre. 

Prefería quedarme volando dentro de mi espacio cerrado, mirándola, soñándola, deseando hacerla mía por al menos un momento, una oportunidad donde sabía que los dos podríamos volar hacia un mundo increíble y único.


05 agosto, 2022

Una década

Toda historia tiene un final. Estaban claros en eso pero se negaban a dar por cerrado un capítulo de sus vidas que nunca había iniciado formalmente.

Llevaban 10 años conociéndose, primero como colegas de oficina y luego como amigos que se contaban confidencias o intentaban relajarse con largas conversaciones a distancia. 

No sabían qué buscar o qué esperar de una relación atípica, que trató de ser algo más que una amistad pero no consiguió la chispa para el amor. 

Habían tenido un par de citas en el cine, salían juntos de la oficina, pero él jamás se había atrevido a dar un paso más allá, atribuyéndoselo a una pena inútil que lo detenía en seco cuando detallaba su cabello negro, su boca abultada y su piel color papel, pero atractiva a los ojos de cualquiera. 

Así seguían por más de una década, casi siempre cuando hablaban él le lanzaba piropos, le decía las ganas que tenía de tocarla o besarla, de las fantasías que le producía y ella solo se dedicaba a escuchar, aunque sin expresarlo, también sentía ciertas cosquillas en la panza y no sabía si atribuírselo a la melancolía o a un verdadero deseo por parte de ese amigo tan insistente.

Ambos estaban en un callejón oscuro. Él quería intentar algo más, a pesar de la distancia, estaba claro que se podían sentir muchas cosas con los ingredientes adecuados, ella no estaba tan segura y prefería esperar a verse cara a cara, al final, si había pasado una década, qué les costaba esperar otra más.

29 julio, 2022

La fuente


La última noche de cada mes tenían la tradición de experimentar cosas nuevas, una manera de darle chispa a la relación que había comenzado un año atrás y que hasta ese momento no había caído en el aburrimiento.

El mes de julio no iba a ser la excepción. Compró tickets de bus para el último fin de semana y le mandó un mensaje a su chica: "Reserva el fin del 29 porque nos vamos de viaje, lleva solo lo necesario".

Llegado el momento se encontraron en el terminal y, extrañamente, ella solo llevaba un bolso de mano, algo inusual porque siempre viajaba con un par de maletas como si fuera a pasar un mes en una ciudad. Él se alegró al verla tan cómoda: sandalias, unos shorts que realzaban sus piernas y una blusa semitransparente que dejaba ver una ropita interior negra.

El recorrido en bus era relativamente corto. Dos horas y media para arribar a un pueblo de montaña, donde el clima otoñal y veraniego se unían formando un espacio perfecto para una pequeña plaza principal, custodiada por una gran fuente, un campanario de la iglesia y alrededor, muchos café, locales de comida y calles entretejidas como si fuera un telar.

La primera noche la pasaron caminando el pueblo, tomando fotos, mirando el menú de los restaurantes y escuchando la conversación de los viejitos de la plaza.

Al otro día, fueron un poco más allá, a hacer treking, conectarse con la naturaleza y bañarse en el río cercano. Era un plan de desconexión, donde ambos podían sentirse más relajados y tranquilos.

- Tengo una reserva para cenar en la noche - le dijo mientras regresaban al pueblo. Efectivamente, a las 10 pm llegaron a un bar tranquilo, solo iluminado por la luz de las velas y aparentemente, era el único que se mantenía trabajando un domingo. Ella, nuevamente, tenía unos shorts, una blusa corta y unas sandalias.

Comieron, tomaron al menos dos botellas de vino y se estaban devorando con los ojos, otra cosa que no se había perdido en la relación: la pasión.

Al salir del bar, el pueblo estaba completamente desierto. Solo se escuchaba el agua que caía suavemente en la fuente de la plaza y a lo lejos, alguno que otro auto circulando en las afueras. No supo si fue el vino o las piernas de su chica pero se le ocurrió proponer algo inesperado: - Vamos a meternos en la fuente - dijo él, recordando a los niños que habían visto hacer lo propio el día anterior.

Ella lo miró, primero escéptica y luego completamente avergonzada cuando él ya estaba en el agua chapoteando, pero se dejó llevar por el alcohol que tenía en las venas y el recuerdo del deseo con el que hace unas horas la estaban mirando.

Primero metió los pies para comprobar que el agua estaba tibia. Eso la relajó, en pocos minutos ya sentía su ropa mojada, su cabello ondulado por el efecto de la humedad y su piel, erizada por el frío nocturno.

Ninguno de los dos supo por qué o cuándo, pero en un momento estaban entrelazando sus lenguas en un beso caluroso, mientras sus cuerpos se rozaban apoyados en el pilar de la fuente. Habían perdido la cordura, pero les encantaba. Él comenzó a morderle el cuello, las orejas, bajó por su vientre y le abrió la blusa. Lamió su ombligo, sacó sus senos por encima de su ropita negra y mordió sus pezones, primero suave y luego los lamió como la primera vez que los conoció: primero por toda la aréola y luego en la punta.

Mientras seguía comiéndose sus pechos, le desabrochó los shorts para bajarlos con todo y ropa interior. Descubrió que el centro de la intimidad de su chica estaba erizado, así que lo atrapó entre sus labios pasando la lengua suavemente, ella abría con sus dedos para darle de beber de su humedad.

- Quiero que me lo hagas acá -, le dijo entre gemidos. Él se levantó, la besó nuevamente en la boca recorriendo sus lunares y la volteó, para besar su cuello mientras con sus manos la tocaba justo allí. Bajó, para besar entre sus nalgas, recorrer todo ese canalillo que iba desde justo un poco más abajo de esos hoyuelos en su espalda que a él lo volvían loco de placer hasta llegar donde se ocultaba la fuente de tanto deseo y el centro de su intimidad.

Ella sabía que sus nalgas lo volvían loco, así que las abrió con sus dos manos, para que su lengua pudiera llegar hasta lo más recóndito de su cuerpo. Las movía y gemía, él sabía que era el momento. Se levantó y lentamente la fue penetrando, hasta que fueron uno y allí aumentó el ritmo, tomando sus senos fuertemente y comenzando un mete y saca que se opacaba por el ruido de la fuente.

Esa fue la primera de las noches en que tuvieron sexo en público, solo con el cielo y las estrellas de testigo, aunque hubo una luz en los edificios de la plaza que se apagó justo cuando salieron de la fuente para vestirse.

20 julio, 2022

Big bang


Siempre se encontraba ocupada. A pesar de estar abarrotada de trabajo, qué haceres de la vida y estudios, como si tuviera un TOC, si le aparecía una nueva tarea la tomaba y luego decidía cómo estirar el tiempo. Esa era su manera de meterse en una burbuja para no pensar demasiado, mantenerse con los pies pegados a la tierra y matar un poco la imaginación, esa que a veces peligrosamente le aparecía en sus sueños para intentar destruir su cordura.

Solo allí, en ese mundo que se disipaba al momento de abrir sus ojos, se dejaba llevar para sentir cosas nuevas. En ese universo conoció a un chico que era un misterio, algo juguetón y que no obedecía a reglas. En uno de esos encuentros furtivos mientras dormía, ese amigo la tomó de la mano y la invitó a flanquear una puerta completamente blanca, sin detalles y sin cerradura.

Como extrañamente sabía que era un sueño, caminó hacia ella. Al atravesarla, mágicamente quedó flotando en un espacio de nubes, colores, planetas orbitando a su alrededor y sin esperarlo, estaba como Dios la trajo al mundo, completamente desnuda.

Su piel brillaba como las estrellas en la noche. La punta de sus senos estaba erizado, su ombligo albergaba una galaxia y entre sus piernas, brillaba un sol. Ahora lo entendía todo, ella era el Universo entero. Tras unos minutos de tratar de entender lo que estaba pasando, vio que su amigo se acercaba a ella, también desnudo.

Como un Big Bang chocaron entre sí. En medio de una explosión atómica, sus cuerpo se transformaron en pequeñas partículas que comenzaron una danza de caricias, besos y a reproducirse unas con otras, formando un nueva galaxia que a medida que se expandía, generaba un ruido sordo, como un gemido infinito.

Al abrir los ojos. Se encontró en su cama, sudada, con el corazón palpitando rápidamente y entre sus dedos, la prueba cremosa y blanquecina de que efectivamente, su amigo que a veces le parecía regañón y poco amistoso, había ido a sus sueños a hacerle el amor.

18 julio, 2022

Cielo de amor


Todo lo que un día tuvimos,
fue el cariño que nos unió,
entre palabras nos descubrimos,
esa mañana en que todo comenzó

Tus ojos brillaban a la luz del sol,
mi corazón latía fuerte por ti,
nuestras manos se tomaron por fin,
para encontrarnos en un profundo amor,

Tu corazón latía junto al mío,
mientras cantaba esta canción,
me miraste y cantamos unidos,
comenzando nuestra historia de amor

12 julio, 2022

La pluma


Siempre se preguntaba cómo sería dejarse llevar, tal vez por eso una de sus películas favoritas era Forrest Gump, sobre todo por su principio y final.

La pluma siempre fue un gran enigma para ella, por una parte le provocaba ser así y flotar en el aire sin control, y por el otro, la sacaba de sus cabales que a alguien se le hubiera ocurrido que ese pedazo de materia flotante no tuviera un plan, un manual de uso, un camino dictado por el tiempo sobre el lugar donde descansar.

Ese era su eterno debate, el azar o el control férreo sobre su destino, porque al final, sus decisiones no podían quedar en manos de un ser invisible o el poder que la Luna ejerce sobre las mareas. ¿Qué pasaría si dejara todo a un lado y se dedicaba solo a sentir?

Una vez conoció a un chico así, un tanto desordenado, rebelde y con ideas alocadas en la cabeza, pero que le buscaba conversaciones interesantes, sabía detalles inútiles pero a la vez divertidos para recordar, y que de vez en cuando la tentaba, como la serpiente a la mujer primigenia. Parecía que él a veces quería hacerla explorarse, aunque nunca se habían visto y apenas se conocían.

Por un lado, se exasperaba y omitía todo aquello, porque ella no podía ser como la pluma, su plan estaba trazado sin tropiezos, sin desvíos y mucho menos curiosidades alocadas que la podían meter... ¿En problemas? Esa fue la pregunta que se hizo una noche mientras discutían sobre personajes una serie que veían: ella adoraba al controlador, él amaba al rebelde que solo se preocupaba por los demás, aunque a veces les hiciera daño.

Así que en medio de la discusión decidió darle un giro a todo al asunto, sabiendo que el chico no se negaría: ¡Haz tu magia, quiero ver qué puedes lograr antes de que nos durmamos!, Seguido de un emoticón con cara tentadora.

Él, sabiendo que a ella le gustaba tener el control y seguir instrucciones le dijo de manera socarrona: - Te apuesto que en cinco pasos podemos lograr que llegues al clímax -.

Ella se rio y casi dio por finalizada la conversación, pero unos minutos después estaba recibiendo un escrito llamado: "El sutil arte de conocerse a si misma". Los detalles no se conocen, pero cuentan que alcanzó sensaciones tan placenteras que al final, cada noche decidió ser como la pluma y dejarse llevar.

07 julio, 2022

¿Quieres ver el amanecer?

Apenas había caído la noche cuando llegó a su casa. Todo estaba a oscuras, en silencio y las habitaciones desiertas, tan solo llenas por el arrullo de las olas que se filtraba a través de la ventana. A ella le pareció extraño, porque su pareja le había dicho que saldría temprano del trabajo. 

Tal vez se detuvo a comprar la cena, pensó. Fue a la cocina, tomó agua, se descalzó y fue directo al baño. Su ritual era siempre ducharse con agua tibia, porque le parecía sentir que cada poro se abría a medida que pasaba el tiempo.

Al salir y buscar su ropa en la cama, notó que en la almohada había un sobre sencillo con apenas un mensaje con un corazón dibujado: te espero en la playa, sigue el punto amarillo.

Esa era la razón por la que su chico no estaba en casa, tal vez le había preparado una especie de picnic nocturno bajo el cielo estrellado y con la arena de mantel. Esas eran las ventajas de vivir en la costa.

Se vistió lo más sencillo que pudo: una coleta, un pareo y sandalias. Al salir de casa, se fijó que al extremo de la bahía estaba el punto amarillo, una fogata, tal vez. 

Después de 15 minutos llegó al lugar, desolado y uno de sus favoritos cuando necesitaba hablar de cosas importantes sobre su vida en pareja, trabajo, o simplemente tomar algo para relajarse. 

Su chico estaba sentado sobre la arena, con una sonrisa pícara, una botella de champaña, un par de sandwiches y una bandeja de frutas. ¿Qué celebramos?, le preguntó extrañada. Él le contestó que nada, solo le había provocado. Eso le encantaba, su espontaneidad y la manera en la que se ponía creativo sin necesidad, nunca se lo había confesado, pero le generaba un cosquilleo en algún punto remoto de su feminidad. 

Apenas se sentó sobre la arena, aceptó de buen gusto una copa de champaña y un par de uvas que su chico le daba en la boca como si fuera una reina. Luego le dijo: ¡Voy a taparte los ojos y tomar tu mano, tú solo debes seguirme! Primero sintió temor, pero confiaba en él. 

A ciegas sintió cómo quitaban el nudo de su pareo para quedar en ropa interior. La mano que conocía de memoria la invitaba a caminar, así que dio unos cuantos pasos hasta que sus pies tocaron el agua. Era tibia y calma, tal cual como el océano caribeño después de una tarde soleada. 

Siguió caminando, ahora con un brazo rodeando su cintura hasta que sintió el agua hasta el cuello. Le quitaron la venda de los ojos y pudo ver a su pareja, que poco a poco comenzaba a besar los lunares que parecían una galaxia que custodiaba el el planeta principal, sus labios. 

Para sentirse más segura, lo rodeó con sus piernas y también lo besó. Le lamió las orejas, le mordió el cuello y los labios, de una manera suave. Así con sus piernas alrededor de su cintura, comenzó a sentir la dureza de su masculinidad y eso le erizó la piel, lo que hizo que le diera un poco de pena y agradeció por la oscuridad del mar nocturno: su cuerpo siempre reaccionaba así cuando él la besaba, era como si siempre fuera una primera vez.

Él también correspondía a sus besos hasta que supo que no había marcha atrás, nuevamente le pidió que cerrara los ojos y sintió como volvían a la orilla. Con suavidad se dejó llevar hasta que quedó acostada sobre la arena. 

Sintió que unas gotas de champaña caían sobre su ombligo y luego, la lengua juguetona de su chico que la recorría de arriba a abajo, marcando la línea que comenzaba entre sus senos y se perdía justo en la frontera de la fina tela que cubría su pubis. 

La champaña seguía corriendo, su corpiño ya estaba bajado y sus pezones recibían mordiscos suaves, pellizcos y lamidas, mientras él le decía al oído: la punta de tus senos siempre me han parecido tan dulces y duros como una ciruela.

Ella ya lo guiaba con sus manos y poco a poco lo fue bajando, quería sentirlo allí. Él entendió, le quitó suavemente el calzón para descubrirla húmeda y emanando calor. Primero besó la fuente de su placer, luego bebió de sus fluidos, y la recorrió desde su pubis hasta la entrada de su trasero. 

Repitió esto muchas veces, alternando con dos dedos hasta que supo que ella llegaría al clímax. En ese momento se detuvo, esperó uno, dos, tres segundos, quería hacerla sufrir de una manera tierna. Ella no entendía, se quitó la venda y esa fue la señal, apenas descubrió sus ojos sintió como el miembro de su chico la penetraba con intensidad, una y otra vez, salía y entraba mientras la besaba en el cuello. 

Ambos llegaron en un orgasmo increíble que se multiplicó varias veces para ella, cuando le colocaron unas uvas en su ombligo y leche condensada en los pezones, a medida que la comían, su feminidad palpitaba apretando el miembro duro de su chico. 

Así estuvieron unos minutos hasta que el cantar de las gaviotas los sacó de su ensueño, ¿Quieres ver el amanecer?, le preguntó mientras la besaba tiernamente en los labios.

28 junio, 2022

El viaje

En el colegio le enseñaron desde muy niño que la tierra era redonda. Abultada a los lados y achatada en los polos, incluso siempre usaba ese chiste para referirse a su físico: era bajito, chaparrito de cabeza chata y con las típicas lonjas a los lados de la barriga. 

A medida que iba creciendo y llegaba la adolescencia, comenzó a cuestionarse todo: ¿Por qué había que creerle a los libros de historia?, ¿Cuál era la verdadera razón del viaje a la luna, de hecho había sido cierto?, ¿Quién había sido realmente el supuesto libertador de América?

Mientras más libros y contenido leía, más se cuestionaba su entorno. Era considerado la oveja negra de su familia, precisamente porque tenía ideas fuera de lo común y poco se preocupaba por su imagen: cabello largo, barba sin recortar, lentes de montura negra como los que usaban en los 70 y bragas que parecían salidas de un taller de autos. 

Esa imagen y esas ideas lo llevaron a convertirse en biólogo marino, quería explorar el mundo para entender si todas esas preguntas que tenía desde niño podían aclararse y no quedarse atado a una profesión de escritorio. Visitó el océano pacífico, el índico, el polo sur, el polo norte, el mar negro y volvió a sus raíces cuando viajó al Mar Caribe.

Le maravillaba el color aguamarina, ese turquesa que cambiaba de tonalidad dependiendo de la luz del sol y la hora del día, las arenas blancas que encandilaban si mirabas fijamente y la riqueza de la fauna. Y allí, también en el Caribe había un lugar famoso que le hizo recordar sus preguntas sobre la redondez de la tierra, y si realmente el planeta era como una rosca, un gran disco con un agujero en el centro.

Para comprobarlo se unió a una expedición que iba al gran agujero azul en Belice, uno que en su opinión, era uno de los mayores misterios naturales de la tierra. Quería sumergirse, sentir la presión del agua y descubrir qué había en el fondo de ese gigantesco círculo o si simplemente era un portal para atravesar el planeta de polo a polo. 

Como Jacques Cousteau se sumergió dentro de un submarino. A medida que bajaba, la luz desaparecía, su mundo iba cambiando y a su alrededor aparecían nuevos animales, nuevas plantas, era como explorar el espacio exterior. No se veía el final, todo era silencio y en ese momento entendió, que los seres humanos eran ínfimos en este mundo y que realmente, nada podía ser cierto o falso, solamente había que experimentar, buscar y probar. 

22 junio, 2022

El pequeño gran panterito

En los primeros días de su vida se sentía como un gato normal, aunque a veces lo miraran de forma extraña por ser completamente negro y por sus ojos amarillos que en la oscuridad parecían dos faroles iluminados.

De hecho estaba resignado en que su vida iba a transcurrir en una rutina de tres pasos: comer, dormir, volver a comer. Pero cuando ya estaba a punto de cumplir su primer mes, una chica menudita, apenas al verlo, se quedó impresionada por su belleza y lo adoptó.

Allí todo cambió. Aprendió a correr, saltar, tumbar matas, incluso a agarrar pelotas para moverlas de aquí para allá. Poco a poco iba adaptando todo ese hogar desconocido a una gran selva donde era el rey. 

Sin embargo, seguía sin sentirse único y necesitaba aprender algo impresionante, que sorprendiera a su mamá adoptiva. Una vez, cuando estaba solo durante un fin de semana, caminó por encima de un aparato con botones e inmediatamente se encendió una caja, esa donde a veces miraban a varios hombres correr detrás de una pelota. 

Pero solo pudo ver a una gran figura, negra como él, de patas gigantes y ojos amarillos caminando por la selva, haciendo un rugido que hizo temblar toda la casa. Se quedó impresionado, quería rugir así, abrió la boca y apenas salió un maullido.

Quería intentarlo otra vez. Volvió a abrir la boca y nada, solo un maullido pequeño. Se entristeció un poco, pensó que no era especial. Sin embargo, planeó todo para volver a practicar cuando estuviera solo. Así pasaron unos dos meses, cada fin de semana cuando no había nadie en casa, veía al gigantesco animal negro y mientras rugía, él maullaba.

Una noche, mientras dormía soñando con una luz roja que lo perseguía, un grito lo despertó. Era su mamá que había descubierto un ratón en la cocina y lo intentaba matar con el cepillo de barrer. 

Entre despierto y dormido fue a averiguar, quería defender a su madre, necesitaba ser valiente al menos una vez. Así que miró al ratón, miró a su mamá y pensó en el animal negro de la pantalla; abrió la boca y un gran rugido hizo que el ratón huyera despavorido.

No había imaginado que podía lograrlo, pero por su mamá lo había hecho y ahora ella estaba llena de alegría. Lo abrazó, le dio un beso y desde ese día lo llamó: El pequeño gran panterito.

16 junio, 2022

Un nuevo mundo

¿Qué es un incordio?, preguntó el niño a gritos desde la mesa de centro de la sala. Allí, como todos los días en la tarde, se sentaba a hacer las tareas que le mandaban desde la escuela. 

El papá, rápidamente y como lo hizo el autor de este escrito, buscó en Google el significado de la palabra y en su mente elaboró el mejor ejemplo que se le ocurrió para que el chico de la casa lo pudiera entender. 

- A ver, un incordio es cuando tu mamá te dice cuatro veces en la mañana que tienes que cepillarte los dientes y luego, te pide que le muestres la boca a ver si lo hiciste bien -, le dijo el papá un poco temeroso de que no lo fuera a entender. 

- Un incordio es una molestia, insistencia, es como cuando tienes ganas de ir al baño y no puedes, ese dolor es un incordio para la panza -, dijo entre carcajadas. 

El niño sonriendo le agradeció a su papá y rápidamente lo anotó en su cuaderno de notas. 

Muchas décadas después, el abuelo estaba rodeado por sus nietos que le preguntaban por las más variopintas anécdotas de su vida. Él les contaba de aquellos años de su época musical, en las que una guitarra y un ukelele no salían de sus manos, produciendo notas y melodías al ser acariciados tan delicadamente como el cuerpo de una mujer. 

Mientras rememoraba todo aquello, no pudo evitar sentir nuevamente la nostalgia de ser joven, de vivir el día a día sin motivo alguno, sin preocupaciones y lleno de sueños, muchos de los que se convirtieron en el combustible que incendiaron su vida de una manera salvaje, incontrolable pero gratificante, guiándolo justo a ese momento de una tarde en la que sus nietos le buscaban conversación sobre su pasado. 

El más chico de ellos era el más curioso, hurgaba en toda la casa y se acercó al regazo de su abuelo con un cuaderno amarillento, arrugado y muy sucio en su tapa. Él anciano lo abrió y casi al final, con la letra de cuando era un niño, pudo leer el significado textual de lo que le había dicho su papá sobre el incordio. 

No pudo evitar sentir una ola de pesar, de necesidad de volver a aquel día en que su papá se reía de lo más alegre por su creatividad y él feliz, lo veía orgulloso por tener a un padre tan inteligente. 

El abuelo abrazó a sus nietos, le dio un beso a cada uno y les dijo que necesitaba descansar. En su cama, rodeado por al menos 20 fotos de su familia y momentos de su vida, cerró los ojos y despertó en una pradera infinita, soleada, de un cielo azul profundo y a su lado, estaba su papá con la misma sonrisa de esa tarde, dándole la bienvenida a ese nuevo mundo.

13 junio, 2022

La chica de intercambio

Él era un niño muy peculiar, casi siempre se mantenía callado cuando tenía muchas personas a su alrededor y se limitaba a observar lo que los demás hacían. Así era en toda ocasión: con su familia, en el colegio, en las prácticas de deporte, tal vez por eso casi nunca establecía amistad con nadie.

En clases se sentaba de último, así podía tener mayor visión de todo y fijarse en cada detalle. Allí comienza esta historia, durante esas exploraciones visuales. A medio año escolar, llegó a su salón una niña de intercambio, de piel muy oscura, cabello ondulado y ojos claros, una combinación de colores que nunca había visto en su vida y que lo dejó pensando. 

Pasaron los días y él no podía dejar de observarla. Así, sin hablarle, conoció que tenía un par de lunares en su cuello, que su cabello se ondulaba más durante los días lluviosos, que sus ojos se hacían más claros con la luz del sol y que cuando los profesores hablaban, ella tomaba su cuaderno para escribir, escribir sin parar. 

Él no entendía el significado de enamorarse, de hecho era muy joven para saber lo que era sentirse atraído por alguien pero esa niña lo llamaba como a un cordero cuando va detrás del olor de su madre en plena selva. 

Tanto la observó que en su mente la convirtió en una obra de arte, en una hermosa figura que vio la luz cuando en Historia Universal le pidieron a todos que dibujaran a la Venus de Willendorf. La pieza era perfecta: curvas por doquier, feminidad en detalle, texturas, pero él hizo su propia versión.

Al dibujo de la pequeña estatua le colocó cabello ondulado, ojos claros, un par de lunares, era el vivo retrato de la chica de intercambio. Todos, absolutamente todos en el salón no aguantaban la risa por esa creación, aunque a la profesora le encantó su creatividad y le puso la nota máxima. Para él fue una sensación extraña, primero de pena y luego de orgullo. Había sido su mejor creación hasta el momento y gracias a esa chica. 

Al otro día cuando llegó al salón encontró dibujado en la pizarra un corazón, con tiza de color rojo y un pequeño mensaje que decía: "Me gustó mucho mi retrato como la Venus". Al mediodía, mientras hacía la fila en la cantina sintió que le tocaban el hombro, era la niña que lo veía directamente con sus ojos claros y le tendía un papelito que decía: ¿Podemos ser amigos?

Ese día descubrió que por algunos problemas de su pasado ella no hablaba y que por eso, como él, tan solo se dedicaba a observar y ocultarse tímidamente entre el océano de personas que era el salón de clases.

Al final de año ella tuvo que mudarse nuevamente de país, pero se siguieron escribiendo por años y la niña le enseñó lo más importante de la vida: lo que era el amor, la amistad, el poder de la creatividad y la empatía para entender a los demás. 

08 junio, 2022

La familia

Eran una familia peculiar. En su ciudad los conocían por su amplia historia delictiva que había pasado de generación en generación: durante sus inicios robaban ganado de haciendas vecinas para vender la carne, la piel y así estuvieron por varios años hasta que llegó un momento en que el mundo cambió, sus necesidades económicas también y tuvieron que mirar a otros negocios. 

Muchos años después vivían de asesinatos a sueldo, al menos cuatro al mes, y "la nieve", ese maravilloso polvo blanco que se instaló por todo el mundo desde Colombia y que era, con algo de astucia, muy fácil de transportar y vender. 

Así acumularon riquezas distribuida en varias casas, autos, lugares de retiro (un escondite para alejarse de la policía), una avioneta y varios peones que cuidaban sus propiedades. 

Pero todos esos ríos de sangre y adicciones que habían provocado, las lavaban durante diciembre, una fecha en la que suspendían cualquier actividad ilegal, salvo un cliente especial que apareciera y se dedicaban a reunir a todos los familiares para comer y beber como si fueran unos ciudadanos más del pueblo. 

De una de esa navidades siempre se contaba la historia de cuando Nando, uno de los más jóvenes herederos del negocio de "la nieve", estaba de lo más feliz asando par de terneras y un pernil, con el fogón a tope y litros de cerveza a su alrededor, aunque él por una mala experiencia con el alcohol, prefería tomar agua. 

Mientras cortaba el pernil para servirlo entre todos, en un momento quedó como hipnotizado por el costillar de cerdo que uno de sus hermanos había colocado en la parrilla y sin pedir permiso, comenzó a tocarlo como si fuera un xilófono, tratando de sacar música de esos huesos quemados y grasientos.

Como era de esperarse, se quemó parte de sus manos y la fiesta tuvo que detenerse. Muchos pensaron que había bebido pero no, más tarde se supo que en su vaso de agua un primo muy joven, sin querer, había colocado una pastilla de un producto que estaba evaluando introducir al negocio familiar e hizo que Nando entrara en aquella locura musical. 

La historia cuenta que al primo descuidado nunca más se le volvió a ver, que incluso sus zapatos no tocaron más la tierra y que Nando, ahora todos los diciembres prefiere beber cerveza de botella porque desconfía de los vasos de agua convidados.

31 mayo, 2022

Pasando la tarde

Al despertar el día pintaba con una típica mañana de otoño. Un sol tan amarillo como el que pintan los niños en sus primeros dibujos, el cielo azul arropando a las hojas pálidas de los árboles y el viento completamente frío.

A él le pareció que era un día perfecto para salir a caminar con su chica. Vivían en una pequeña ciudad, lejos de la rutina citadina, rodeados por árboles, lagos y montañas que en invierno se pintaban de blanco.

Salieron temprano, tomados de la mano y pensando en darse un baño en unas aguas termales cerca de su hogar. Las primeras horas del paseo estuvieron perfectas, tomaron fotos, algunos besos esporádicos y pícaros que sirven para darle combustible a una relación de poco tiempo, algunas pausas para comer, era una salida perfecta.

Aunque luego del mediodía el ambiente cambió radicalmente. En el horizonte se escuchaban truenos y las nubes reemplazaron el cielo azul y el sol amarillo, por un ambiente digno de bosque embrujado en una película infantil.

Al caer las primeras gotas el chico tuvo temor, primero porque no había predicho ese giro del clima y segundo por la reacción de su pareja cuando se enterara de que ni una sombrilla llevaban.

Efectivamente la lluvia comenzó a caer acompañada de gotas redondas, pesadas, que golpeaban la tierra y el sol ya no se veía a través de los árboles. Él, que tenía un poco de irreverencia en sus acciones, solo pensó en una solución para calmar a su chica. 

- Mi vida, pase lo que pase, yo te voy a sostener bien fuerte -, le dijo tomándola de la mano. 

Ella extrañada, asintió primero y luego le preguntó el por qué. - ¿Tú ves ese árbol mediano que está allí? - Le preguntó, - Vamos a subirnos a su copa y esperar a que pase la lluvia -

La chica no daba crédito a la locura de su novio, pero también le agradaba, por eso le había parecido atractivo desde un primer momento: su improvisación, irreverencia y el hacer cosas que a nadie más se le ocurrían. 

Él la tomó por la cintura, ayudándola a subirse a través de las ramas. Aunque trataba de controlarse, el chico tampoco perdía oportunidad para observar su trasero, sus piernas y tocar toda su feminidad. Al llegar al tope, la vista era espectacular, una sábana gris tapaba la mitad del camino y más allá se divisaba un pequeño punto de luz, el sol trataba de recuperar su espacio de astro rey.

Al final, se quedaron hasta el atardecer sobre el árbol. Hablando, comiéndose con la mirada y averiguando detalles de la vida del uno y del otro. Él confirmó sus sospechas, le encantaba escuchar aquella voz suave y tierna, mientras ella supo durante esa rara estadía que el devenir de esa relación iba a ser una combinación de locura, pasión y conversaciones profundas. 

02 mayo, 2022

El tiempo




El pasar del tiempo es inclemente,

deja a su paso promesas rotas,

espejismos de lo que quisimos ser,

lo que soñamos, lo que deseamos,

pero que al final nunca fue



El tiempo me roba lo mejor de ti,

como un ladrón silencioso, cruel,

cada día te quita energía, vida,

y no sé si batallar contra él,

o aceptar que es una guerra perdida



Sé que no debo preocuparme,

el tiempo también me erosiona,

como el viento pegando contra la roca,

trato de ser fuerte, firme,

pero no puedo, estoy inerme,

triste, afligido, porque al final,

tú y el tiempo, serán uno,

un mar oscuro lleno de recuerdos


26 abril, 2022

Disfrutar del amor

A veces siento que no sé disfrutar del amor. Es difícil explicarlo, pero me veo en un futuro donde las cosas que más amo no están y estoy seguro de que me arrepentiré por no haber invertido más tiempo en ellas. 

Quisiera tener algún tipo de termómetro o indicador que me diga: hoy llenaste tu cuota de amor para ser feliz y cuando seas anciano, sin memoria y con pocas posibilidades de moverte, podrás decir que lo diste todo por el todo, sin ningún tipo de arrepentimientos. 

Pero tal vez ese deseo es imposible, porque una de las características más negativas que tiene el ser humano es que es muy inconforme, siempre quiere más, siempre necesita más. Entonces, ¿Cómo saber si se es verdaderamente feliz y los que están a tu lado son felices contigo?

Es imposible y sí, me veo en un futuro donde no están o tengo las cosas que más amo y estoy seguro de que me arrepentiré por no haber invertido más tiempo en ellas. 


10 marzo, 2022

Alegre Despertar

 


El mejor café que me tomo en las mañanas
Es cuando el sol te ilumina los ojos,
Tal vez no me quite el dolor de cabeza,
Pero si calma algunos de mis enojos.

Y el desayuno, no tengo ni qué decirlo,
Ese que me como en tu ombligo, en tu vientre,
Sin saber si besar hacia arriba, o hacia abajo,
Solo buscando apagar tu mente.

Luego viene el postre, ¿Sabes cuál es?
Por supuesto, algo cariñoso al terminar,
Un beso, un abrazo, una caricia,
Y me pregunto, ¿Por qué nos debemos levantar?

04 marzo, 2022

El universo de las canicas

Plutón parece una canica, al detallarlo casi puedes sentir las grietas, los cambios de colores y todas esas imperfecciones que quedaban en esos juguetes de la niñez luego de una batalla campal en el colegio. 

Ahora que lo pienso, tal vez las canicas son planetas en miniatura protegidos por una atmósfera de vidrio, dentro de ellas existen poblaciones enteras, observando nuestro mundo distorsionado por los colores y las refracciones de la luz a través del material transparente.

Y sí, podría ser cierto, incluso en todo tipo de canicas puede ocurrir este fenómeno, también en "las canicas" masculinas, esas dos esferas que desafían a la gravedad gracias a un saco de piel. Dentro de ellas, hay países enteros de individuos, haciendo sus actividades diarias, planificando su futuro, hasta que se abre un gran ducto parecido a un cañón.

Ha llegado la hora. Los elegidos se colocan en su lugar y en un instante, miles salen expulsados como si estuvieran siendo succionados por una fuerza divina. Alcanzan velocidades impresionantes, disparados hacia un túnel líquido, viscoso, turbio y mal oliente.

Ellos no lo saben pero su destino es variopinto. A veces pueden quedar aplastados en unas manos gigantes y otras, cuando todo sale bien, cada uno de ellos inicia una lucha para lograr el sitial de honor, necesitan conquistar otra canica que los está esperando. Uno lo logra, los demás mueren. Gracias al Elegido, el universo de canicas podrá multiplicarse infinitamente y los demás, morirán. 

Sí, tal cuál como los juegos de canicas en el colegio. Una ganaba, otros perdían. Así es la ley de la vida.

02 febrero, 2022

El ninja

 

Todas las noches seguía una misma rutina. Se comía algo ligero, recorría la casa para verificar que todo estuviera bien y luego, se acostaba en su lugar favorito para descansar. Día tras día, era lo mismo.

El silencio nocturno le parecía un tanto pesado, el sonido de los carros se escuchaban a lo lejos y las luces se apagaban en el horizonte, todo ello era la mejor solución para entregarse a las ganas de dormir y así evitar el hambre que le pegaba en la madrugada después de haber paseado por toda la casa.

Pero hubo un día en que todo fue distinto. Mientras dormía tranquilamente, soñando con tejados, pelotas de felpa roja gigantes y una piscina entera llena de comida, sintió que alguien lo sujetaba fuertemente y lo halaba, despertó sobresaltado y pensó que su hora había llegado.

Observó de un lado a otro, pero no lograba entender lo que ocurría. Trató de mover su cola para defenderse como si usara un látigo, pero allí era que lo tenían agarrado. Uno, dos, tres intentos, hasta que pasó lo más increíble de todo: su hermosa cola negra se había desprendido de su cuerpo.

Pegó un salto y se escondió asustado debajo de la cama, pero lo que vino después lo sorprendió aún más. El humano gritaba y saltaba con su cola en la mano, la otra humana se despertó y no daba crédito a lo que veía, habían mutilado a su pantera, pero en lugar de molestarse, ambos reían como si todo fuera un chiste.

Eso lo molestó y le hizo perder la paciencia. Salió de la cama de un salto, le quitó la cola de la mano al humano, se abalanzó sobre él como un ninja y comenzó a pegarle con ella, como si fuera una correa para castigarlo por lo que había hecho. Mientras azotaba una y otra vez al que lo había dejado con el cuerpo deforme, sintió que lo llamaban.

Abrió los ojos y ya era de día. Todo estaba en su lugar y un buen plato de comida lo esperaba. Había sido una pesadilla.

19 enero, 2022

El sueño de la pantera


Se puso su antifaz para salir de cacería. Aunque desde muy pequeño su cabello oscuro le permitía ocultarse cómodamente entre la noche, siempre le gustaba disfrazarse para sentirse más valiente, feroz y salvaje.

Miró a su alrededor, nadie se movía. A unos centímetros de su oreja, dos humanos dormían tranquilos, apenas respiraban, parecen como muertos, pensó. Saltó de la cama, dio unos cuantos pasos y llegó a la sala de la casa. Ese era su mundo, su selva, su territorio donde era capaz de todo.

En un rincón, el tv descansaba de todos los días deportivos, llenos de hombres corriendo detrás de un balón y juegos de palabras que él no entendía en absoluto. Al otro extremo, su caja, una especie de casa donde cada día le dejaba regalos a su humana. Observó, todo estaba tranquilo.

Entrecerró los ojos y dio con su objetivo: en una esquina se había levantado un árbol gigante con luces y pelotas de colores. Él no lo había autorizado y por eso, debía destrozarlo a como diera lugar.

Al acercarse en silencio, tocó con su garra una pelota y todo el árbol tembló, es posible tumbarlo, se dijo. Se paró en dos patas, agarró dos ramas y sintió que había causado un terremoto.

Parecía que el árbol lo atacaba. Una lluvia de pelotas de colores le caía encima, algunas luces se enredaron en sus patas y las ramas trataban de sacarle los ojos, no podía hacer nada, el árbol lo estaba derrotando. De repente, todas las luces se encendieron y despertó, había sido un sueño y su mamá lo estaba agarrando por el cuello para dejarlo en animación suspendida, esa era su realidad: un gatito negro que no daba miedo ni prendido en fuego, pero que, en las noches, soñaba con ser una pantera.