25 diciembre, 2011

....En tu ciudad...

Esa Noche Buena estaba pensando en la posibilidad de buscarla, tal vez por acercarse el fin de año ella deseara retomar un sentimiento que consideraba perdido pero que, sin embargo, tenía guardado en algún lugar de su cuerpo.

Comencé a escribir una carta en una hoja pequeña de papel y a medida que la pluma iba corriendo, la idea se iba perdiendo porque tenía miedo que me rechazara, que no acudiera a mi encuentro.

Al final arrugué la página, dejé la pluma a un lado y deseché todo en el bote de basura; hoy he decidido rescatar el mensaje que decía algo así:

"La próxima semana estaré en tu ciudad, ese lugar en donde pasaron tantas cosas y que podría servir como escenario para un nuevo comienzo. 
Llámame y tal vez podamos compartir un atardecer, un cena o simplemente hablar de esas cosas que debemos hablar y que a veces hasta creemos que solo pueden salir en el diván...</br>

Piénsalo y me avisas"....



16 diciembre, 2011

...La otra orilla...

Estoy cansado, agotado y aturdido por las olas que golpean mi cuerpo desnudo. Floto boca arriba observando el cielo, las estrellas y la luna que se refleja en el agua; la negrura de la noche me recuerda la existencia de un universo infinito, vasto e indómito.

Este océano, al que he tratado de dominar por un año exacto, al parecer me ha ganado la pelea. Sus corrientes salvajes evitan que llegue a la otra orilla, a esa orilla donde la felicidad me espera y donde al fin podré descansar.

Durante mi lucha en estas aguas feroces me he topado con obstáculos, y otras veces me encuentro con recuerdos: unos pequeños que me sirven de tabla flotadora y otros tan grandes como un barco para navegar.

Nada es fácil en este mar, los remolinos son fuertes y me atrapan, me hunden y me llenan los pulmones de agua salada; grito, gimo y me sumerjo, creo morir pero pienso en la otra orilla y vuelvo a salir a flote.

Los tiburones también me ven como carnada, sus aletas hacen una danza dantesca a mi alrededor mientras esperan a que me rinda, ellos son los carroñeros que zurcan las aguas esperando por comida. Mientras tanto, sigo flotando (...), quisiera hundirme de una vez por todas y dejarme ahogar por este mar, un mar al que me lancé hace un año pensando que me abriría sus puertas, dejándose dominar, sin embargo, no ha sido fácil nadarlo, creo que no me dejará llegar a mi meta, mi objetivo; la otra orilla.

Ya es hora, cierro los ojos y escucho los tiburones, sus aletas me golpean, sus dientes brillan en la noche y mis extremidades comienzan a ser arrancadas, mi sangre tiñe de un rojo vinotinto el agua de este mar. Trozo a trozo me convierto en alimento de estos animales, finalmente he muerto y si alguien me estaba esperando en la otra orilla, nunca lo sabré.

08 diciembre, 2011

...El niño que nunca nacería...

La noche estaba fría en la ciudad. Unas pocas personas caminaban por el puente que cruzaba el río; mientras, observaban una maravillosa ilusión óptica causada por el reflejo de la luna: parecía haber dos cielos llenos de estrellas; uno arriba y el otro cubriendo el agua.

En uno de los extremos del camino estaba esa chica exótica; cabello oscuro como la noche, jeans desgastados por el uso, unos converse plateados y una chaqueta casual; sin duda su estilo captaba la atención del que se le atravesara.

Por eso me fijé en ella al cruzar la vía para irme a casa a descansar, pensé en una rápida excusa para intercambiar palabras y me acerqué: - ¿Fumas? -, le pregunté mientras hacia un ademan acercandome dos dedos a los labios.

La chica me vio sorprendida, no sé si por miedo o por haberla sacado de sus cavilaciones, - No, no fumo. Eso mata los pulmones -. Su respuesta me pareció sincera, no como esos comentarios acartonados sacados de una propaganda mal hecha para combatir el vicio de fumar y le respondí al instante: - que bueno, yo tampoco (...), solo quería romper el hielo-, al parecer mi comentario le gustó y me devolvió una sonrisa.
Con eso nos bastó para charlar de cosas triviales: el clima, cosas de nuestros respectivos empleos, la política, los problemas del planeta; en fin, se nos fueron unas dos horas y al darnos cuenta ya estábamos en mi piso: un apartamento pequeño y acogedor.

Allí la desnudé poco a poco para descubrir que no era nada atractiva. Piel blanca, senos pequeños con areolas color café, un vientre abultado seguramente por cenas fuera de hora, caderas anchas y piernas torneadas; como dije, no era atractiva pero el color de su cuerpo me encantó.

La besé lentamente de arriba a abajo, juguetee con sus pies y mi lengua, después batallé con sus curvas y finalmente atrapé sus labios entre los míos. Ella solo recibía caricias, parecía extasiada al verme con esos grandes ojos con los que rato atrás me había observado al momento en que le pedí un cigarrillo.

Poco a poco la fui haciendo mía, hurgué todas sus profundidades - ombligo, orejas, boca, pubis - hasta el cansancio. Al final caí en cuenta en que se parecía a ella, a mi examor, y me sentí engañado por el destino; no podía haber dos mujeres iguales. Por eso al momento del clímax, mientras éramos uno solo la tomé por el cuello y comencé a apretar fuertemente.

Me miró aterrorizada mientras su vida se escapaba a través de mis manos, allí en ese momento murió en mi lecho; la maté y también di vida porque, jamás lo supe, pero unos minutos después de que su cuerpo fuera una masa inerte, mi semilla recorrió el vientre de esa chica muerta y se convirtió en mi primogenito; el niño que nunca nacería.

03 diciembre, 2011

...Querido Niño Jesús: 2011...

Como siempre, y año tras año, desde que tengo uso de razón te escribo nuevamente, Niño Jesús, para pedirte ciertos favores en esta época decembrina que inició la semana pasada.

Primeramente debería darte un pequeño paseo por todo lo que ocurrió en el año que está por morir, pero creo que no es necesario porque si es verdad lo que dicen tú ya debes saberlo todo y sino, lee algunos de los post que he publicado esta temporada para enterarte de las vicisitudes por las que he pasado.

Debo agradecerte por ciertas cosas que has logrado mantener en su cauce, no de la manera como yo esperaba pero aún así están presentes allí para conservar la esperanza sobre un destino que tal vez se concrete de una vez por todas el año que viene.

Ya entrando en materia de las peticiones y tratando de resumirlas un poco - porque la lista es larga -, comenzaré pidiendo por estabilidad laboral para el año que viene. En ese tema poco a poco todo se ha estabilizado, realmente amo lo que hago como profesional y espero seguirlo haciendo por bastante tiempo en un futuro.

Por otra parte debo pedir por la salud de la gente que me rodea, sé que este año ha estado un poco difícil para elegir a quién "necesito" a mi lado, pero sabes que hay una persona en especial a la que quiero que tomes en cuenta para cuidarla y concederle sus deseos.

En cuanto a lo demás, creo que solo yo podré encargarme de dármelo y satisfacerme ciertas necesidades... por eso creo que solo resta decirte que ¡Feliz navidad para todos! y que venga un mejor año. 

PD: La espera es larga...