Después de mucho, muchísimo tiempo, se vieron nuevamente. Todo fue extraño para él, que estuvo fantaseando con ese momento durante más de cinco años. Para ella, no sabemos porque nunca lo expresó, pero probablemente fue tan normal como una salida con un viejo conocido.
Tengo una sensación extraña. Me siento a esperar a que se me pase. El tiempo corre y sigo allí. Sentado, impasible. Por mi ano comienzan a salir pequeñas fibras, son raíces.
La noche cae sobre nosotros. Un manto negro que tapa todo brillo de esperanza, congela todo deseo y deja escapar ciertos hilos brillantes de nostalgia en forma de estrellas.
Como el último de la prole Buendía, fui consumido por hormigas carniceras. La experiencia fue traumática, ver cómo esos insectos infernales iban desmembrando todo poco a poco.
Quería fecundarla. Quería tener hijos con ella y ser uno solo con su ser. Ella estaba sobre mi. Me impresionaba el vaivén de sus senos rodeados por una liga negra. Arriba, abajo, adentro y afuera.
Estaba en ese umbral entre dormido y despierto. Escuchaba a mi novia respirar a mi lado, a Califernando maullar por el frío y sentía el ritmo de mi corazón.
No imaginas lo bonito que era todo. Desde el comienzo fue un viaje sin parar. Un autobús, un taxi, cervezas, sexo oral, abrazos, tatuajes, sonrisas, un viaje de regreso.
Colombia ha caído en la polémica política nuevamente. Los medios de comunicación y las redes sociales reseñaron una noticia un tanto descabellada pero si se ha seguido el tema de los procesos de paz con la guerrilla, era de esperarse: Rodrigo Londoño, alias Timochenko, líder máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), anunció su candidatura presidencial.
Está oculta todo este tiempo bajo una sábana. Percibo el movimiento de su respiración, el contorno de sus senos desnudos a través de la fina tela, los huesos de sus caderas custodiando su pubis y sus piernas flexionadas hacia arriba.
Califernando era un gatico juguetón. Todos los días corría cazando todo lo que se movía. El carrito de cuerda, las chiripas, la pelota que rebotaba de aquí para allá, nada se movía sin que él lo viera.
Soy parte vital en el cuerpo de una mujer. Ayudo a la vida y también colaboro con el placer. Tengo un hermano gemelo y aunque estamos muy cerca el uno del otro, casi nunca podemos acariciarnos o tocarnos.
Por quince años la casa fue el centro del huracán familiar, una tromba impulsada por una energía irreverente y casi sobrenatural que fluía desde las venas de la madre de los tres muchachos.
He querido tocarte tantas veces, pero solo permaneces oculta entre las sombras del pasado. Tu silueta tentadora me engaña cuando veo en los rincones, recordando esos momentos que compartimos y que nunca más volvieron.
Este post quiero dedicarlo a un ser que hace dos años llegó a nuevas vidas de la manera más inesperada de todas, abrí la puerta de mi casa y él entró como si siempre hubiera vivido allí.
Confieso que me gusta hurgar en el pasado, aunque sé que es un vicio tan terrible como las drogas, para mí es necesario revivir momentos y asociarlos con días, fechas, horas, estados de ánimo y memorias.
Cada día vivimos en una realidad tergiversada por los fanatismos. Gobernantes que usan la misoginia, la religión, la fuerza de las armas y el control mediático para crear una burbuja tan poderosa, que moldea y cambia para siempre a una sociedad y sus futuras generaciones.
Cuando entré a la habitación el contraste era perfecto, tu
cuerpo semidesnudo cubierto solo por ropa interior negra combinaba con las
sábanas, las cortinas, las alfombras, todo blanco.
Hay preguntas que siempre han estado en mi mente, cuestiones que van al contrario de todo juicio moral, social e incluso natural de las cosas. No es por ser rebelde, anormal o simplemente ir contra la corriente, sino que expreso lo que muchos de ustedes también han pensado pero no se atreven a aceptar.
Estábamos teniendo el mejor sexo de nuestras vidas. De hecho, nunca antes había movido sus caderas así. Y en la posición de perrito su trasero se veía redondo, levantado y custodiando la entrada a su tesoro.
Estoy muriendo. Mi cuerpo está destrozado, prácticamente picado en retazos que comienzan a soltar ríos de sangre que pronto se convierten en un océano. Me ahogo.
Siempre he imaginado que morir debe ser algo majestuoso. Probablemente por eso en más de una ocasión tengo fantasías con el suicidio, porque ese paso de una vida a otra cosa totalmente desconocida debe ser una experiencia inigualable.
Esa noche te sentí como nunca antes. Aunque estabas a varios kilómetros de distancia, solo te veía a través de una pantalla y me habías dado la noticia que jamás esperé escuchar, esa noche fue realmente especial.
Las mujeres extrañas son las que resultan más llamativas. Esas que no parecen niñas, sino que se visten con unos jeans ajustados, un sweater por encima y hacen creer que sonángeles negros caídos del cielo.
El cuarto estaba oscuro. El olor a sudor, flujos desconocidos y sábanas mal lavadas creaba una atmósfera que invitaba a todo, menos a un intercambio de roces, cuerpos y supuesto amor.
La noche helaba como un cuchillo. A medida que caminabamos entre las calles oscuras, dejabamos un halo de vapor que rapidamente se extinguía a nuestras espaldas.
Lenny Belardo (Jude Law) es un hombre que ha conseguido llegar a lo más alto del Vaticano. Consigue ascender gracias a una estrategia mediática en la que resaltó que el Vaticano necesitaba renovarse y él era una opción excelente, ya que es un hombre joven y atractivo.