30 agosto, 2022

La pantera vegetariana

Lo que su mamá no sabía es que cuando ambos se acostaban a ver televisión, mientras ella se divertía con lo que sucedía en la caja mágica, él tomaba nota durante las películas de acción para aprender a escabullirse en cualquier rincón de la casa. 

Una tarde decidió aplicar una de las técnicas que había visto: usar sus uñas como una pequeña navaja para romper la cinta que lo separaba de la papelera, una caja de pandora llena de sorpresas y sabores inigualables. 

Aprovechando que estaba solo, decidió ser una pequeña pantera valiente. Saltó del mueble al banquito de la cocina, de allí a la mesa, luego a la cocina y después a la nevera para ver desde arriba el reto que tenía por delante. Una pequeña cinta transparente servía como cerradura del basurero. 

Rápidamente se bajó al piso, se paró en sus dos pies y con la uña de su dedo índice, rompió la cinta. Lo había logrado. Abrió la puerta y ante sí, la papelera, que emanaba olores a pollo, a carne, ¡a comida!

Pegó un salto, no pudo tumbarla. Al segundo, una lluvia de comida lo cubrió completamente. Tenía papeles en las patas, una concha de plátano le quedó en la cabeza como un sombrero y casi frente a la boca, un papel plateado, brillante con huesos de pollo.

Comenzó a lamerlo, a tocarlo, a morder los huesos y allí se dio cuenta que algo andaba mal. Un líquido viscoso se le quedaba pegado en el pelo, en los bigotes, en la nariz, no le gustaba la sensación pegajosa pero quería seguir comiendo pollo.

Una hora después, cuando su mamá entró a la casa, lo consiguió panza arriba y lleno, muy lleno, por un lado de comida y por el otro de aceite, que lo hacía parecer como una bola de pelos engominado.

No supo por qué pero apenas al verlo, lo metieron en la regadera y por primera vez en su vida lo bañaron, desde ese día asociaba la ducha con el pollo y por eso decidió convertirse en una pequeña pantera, valiente pero vegetariana. 

27 agosto, 2022

¿Solo?

¿Es falta de ambición o solo la necesidad de estar en paz? 

Muchas veces me hago esa pregunta cuando me encuentro cediendo a la opinión de los demás, actuando como un autómata para responder a cuanto capricho te exigen y sin ganas de debatir para cambiar esa exigencia.

Porque es eso, un capricho no va a generar un resultado distinto, mucho menos le dará otro color al mundo, simplemente es la necesidad que tienen muchos de ver las cosas desde su único prisma, que lo tienen ante sus ojos como un velo, un credo que no quieren reformar.

Tal vez si buscara la manera de hacerles ver que el universo a su alrededor tiene muchas otras formas además de su opinión, podría llegar más lejos pero prefiero quedarme acá, observando y tal vez, ¿aislado? 

Esa es una contrariedad que también me quita el sueño, al no opinar ¿me estaré quedando solo en el mundo?

22 agosto, 2022

El reflejo

Me da temor desenfocar mi vista en el espejo. Mi rostro se desfigura, no sé quién soy. A veces veo mi pasado, otras mi futuro, pero no me reconozco. 

La última vez que lo hice tuve frente a mí una cara que no veía desde hace 18 años, era mi papá. Los surcos de su frente, sus ojos, incluso el mismo corte de cabello, solo me faltaban los lentes y los bigotes, pero todo lo demás estaba allí. 

¿Será que me estoy convirtiendo en él? Y eso es lo que me da más terror de todo, porque no tendré hijos, conmigo morirá su apellido (aunque es tan común que lo puedes ver en todos lados) y sus costumbres, sus anécdotas, al parecer también desaparecerán cuando deje este plano. 

Es una gran responsabilidad que siento sobre mis hombros, pero no sé cómo solucionarla. Al final, prefiero quedarme frente al espejo, convertirme en él por unos segundos y después, volver a la realidad. 


15 agosto, 2022

La amante

La última vez fue extraña. No sabía qué hacer ni cómo actuar. Me dejé llevar y el resultado, aunque inesperado, fue el mejor de todos. 

Sabía que no era lo que estaba buscando, pero tuve que hacerlo. Ella estaba misteriosa, lejana como siempre, pero entre un juego de miradas nos dimos cuenta que aún había un resquicio para que surgiera algo que habíamos deseado desde hace mucho.

En un rincón del lugar, alejados de todo, nos besamos, le mordí suavemente el cuello, palpé su trasero y ella solo respondía abrazándose a mí, dándome ese calor que escondía en su piel, esperando por aflorar y convertirla en la mejor amante. 

Allí, a escondidas, ella fue mía y yo de ella. Al final nos despedimos y más nunca nos hablamos, al parecer, en ese momento nos descubrimos pero también nos matamos. 

09 agosto, 2022

Volar


Tendría unos 30 años cuando intenté volar por última vez. Sabía que era imposible, los humanos no están diseñados para ser uno con el viento. Sus huesos son muy pesados, tienen poca aerodinámica y los hay de distintas formas, pero ninguno tiene alas.

En fin, yo quería volar. Y aunque estaba claro que no podría, pensé en otra forma de convertirme en una ave: dejar que mi mente vagara a través de mis sueños, deseos y fantasías. 

Ella me hacía volar en ese sentido pero también me atemorizaba, todo a la vez. Cuando la tenía cerca parecía que podía levitar, escapar a un lugar mejor. Su cabello negro muy liso, su piel blanca, su boca, su trasero, todos esos detalles me capturaban como en una especie de burbuja y me hacían subir al cielo. 

Pero cuando intentaba romper esa barrera invisible para tocarla, descubrir qué iba a sentir realmente al tenerla junto a mí, mis alas se entumecían y me hacía muy pequeño, lleno de temores, dudas, de un rechazo que sabía que podía existir y me dañaría para siempre. 

Prefería quedarme volando dentro de mi espacio cerrado, mirándola, soñándola, deseando hacerla mía por al menos un momento, una oportunidad donde sabía que los dos podríamos volar hacia un mundo increíble y único.


05 agosto, 2022

Una década

Toda historia tiene un final. Estaban claros en eso pero se negaban a dar por cerrado un capítulo de sus vidas que nunca había iniciado formalmente.

Llevaban 10 años conociéndose, primero como colegas de oficina y luego como amigos que se contaban confidencias o intentaban relajarse con largas conversaciones a distancia. 

No sabían qué buscar o qué esperar de una relación atípica, que trató de ser algo más que una amistad pero no consiguió la chispa para el amor. 

Habían tenido un par de citas en el cine, salían juntos de la oficina, pero él jamás se había atrevido a dar un paso más allá, atribuyéndoselo a una pena inútil que lo detenía en seco cuando detallaba su cabello negro, su boca abultada y su piel color papel, pero atractiva a los ojos de cualquiera. 

Así seguían por más de una década, casi siempre cuando hablaban él le lanzaba piropos, le decía las ganas que tenía de tocarla o besarla, de las fantasías que le producía y ella solo se dedicaba a escuchar, aunque sin expresarlo, también sentía ciertas cosquillas en la panza y no sabía si atribuírselo a la melancolía o a un verdadero deseo por parte de ese amigo tan insistente.

Ambos estaban en un callejón oscuro. Él quería intentar algo más, a pesar de la distancia, estaba claro que se podían sentir muchas cosas con los ingredientes adecuados, ella no estaba tan segura y prefería esperar a verse cara a cara, al final, si había pasado una década, qué les costaba esperar otra más.