01 febrero, 2024

Tomar las riendas



¿Qué se hace cuando se pierde la magia? Tu mente actúa como un tigre enjaulado dándole vueltas a esa idea, buscando soluciones que sean factibles y que, como regla clave para un impaciente, lleven a resultados en el menor tiempo posible. 

Así me ocurre, me enfrasco en un cúmulo de teorías y posibilidades que van inundando mi cabeza como si se llenara un contenedor con todas las piezas de un puzzle. Lo que considero peligroso en ese caso es que cada posibilidad es más desquiciada que la otra, cada día voy rompiendo ese fino hilo que divide la realidad posible de la locura irreal. 

¿Y si hago esto? ¿Y si pruebo así? ¿Qué pasa si más bien intento aquello? He pasado mi vida así, sin tener certezas de que efectivamente estoy tomando la decisión correcta. Voy al azar, en un juego de lotería que me ha llevado a la orilla de este mar que va y viene salvaje. 

No niego que esa incertidumbre me ha dado algunos resultados positivos, pero que bueno sería llegar a un punto en que admita una decisión, la tome y acepte el lugar dónde me ponga. Porque creo que de eso se trata estar a las puertas de la mitad de mi vida, terminar de tomar las riendas, ¿no?