07 enero, 2020

La desconocida



Llevaba muchos meses pensando en tomar la decisión. Ya nada valía la pena.

La satisfacción se había escapado de mi vida como el agua que se desliza entre los dedos. El mundo me quedaba demasiado grande y probablemente, si me desaparecía para siempre, nadie me extrañaría demasiado.

Una tarde decidí que era el momento correcto. Caminé por última vez por las calles que me vieron nacer, observé esos lugares donde alguna vez fui feliz e incluso me atreví a saludar a la chica de la tienda, ella no lo sabía pero muchas noches se había colado en mi imaginación y si hubiera sido un poco más valiente, la habría invitado a un café y mi vida fuera otra cosa.

Me despedí y a unos metros de allí me paré en el borde del puente más llamativo de la ciudad. Desde allí los automóviles se veían como hormigas, la gente caminaba a un ritmo demencial y en el horizonte, se reflejaba un río precioso.

Como era de esperarse nadie se fijó en que yo estaba allí, meditando antes de saltar al vacío para terminar con todo. Extendí los brazos como si fuera a volar, estaba extasiado observando el horizonte, sabiendo que eso sería lo último que vería en mi vida.

Di un paso adelante y todo sucedió muy rápido. Unos brazos me tomaron por el pecho, halándome hacia atrás y haciendome caer nuevamente en la acera.

Abrí los ojos y allí estaba una desconocida que al ver que me quería matar, estacionó cerca y corrió para ayudarme. Tenía unos ojos brillantes, probablemente por la adrenalina del momento y me abrazó, me dijo al oído algo que no entendí y comenzó a bailar suavemente conmigo.

-¡Todo va a estar bien!, no tiene que ser así -, ahora sí había entendido lo que me decía. Estuvimos así varios minutos hasta que se separó de mí, me miró nuevamente con unos grandes ojos y al ver que ya estaba calmado, dio la vuelta y volvió a su automóvil para desaparecer en el tráfico.

Solo hice un gesto con la mano, agradeciendo y pensando si aquella desconocida habría sido un sueño. Miré de nuevo el puente, la calle y caminé de regreso sobre mis pasos.

Pasé por la entrada de la tienda donde estaba la chica que antes había saludado y lo pensé bien, tal vez era el momento para cambiar todo. Crucé la puerta, ella me sonrió y desde ese momento, todo fue completamente diferente.

Este relato lo hice inspirado en este comentario sobre este video