05 agosto, 2022

Una década

Toda historia tiene un final. Estaban claros en eso pero se negaban a dar por cerrado un capítulo de sus vidas que nunca había iniciado formalmente.

Llevaban 10 años conociéndose, primero como colegas de oficina y luego como amigos que se contaban confidencias o intentaban relajarse con largas conversaciones a distancia. 

No sabían qué buscar o qué esperar de una relación atípica, que trató de ser algo más que una amistad pero no consiguió la chispa para el amor. 

Habían tenido un par de citas en el cine, salían juntos de la oficina, pero él jamás se había atrevido a dar un paso más allá, atribuyéndoselo a una pena inútil que lo detenía en seco cuando detallaba su cabello negro, su boca abultada y su piel color papel, pero atractiva a los ojos de cualquiera. 

Así seguían por más de una década, casi siempre cuando hablaban él le lanzaba piropos, le decía las ganas que tenía de tocarla o besarla, de las fantasías que le producía y ella solo se dedicaba a escuchar, aunque sin expresarlo, también sentía ciertas cosquillas en la panza y no sabía si atribuírselo a la melancolía o a un verdadero deseo por parte de ese amigo tan insistente.

Ambos estaban en un callejón oscuro. Él quería intentar algo más, a pesar de la distancia, estaba claro que se podían sentir muchas cosas con los ingredientes adecuados, ella no estaba tan segura y prefería esperar a verse cara a cara, al final, si había pasado una década, qué les costaba esperar otra más.