08 abril, 2020

Solo el silencio


La ciudad permanecía en cuarentena, nadie salía, nadie caminaba, nadie entraba, todos estaban en sus casas sin moverse.

Las calles desoladas, los autobuses rodando de acá para allá pero vacíos, algunas ambulancías a veces cruzaban chillando por las esquinas alertando a fantasmas de vehículos, la rutina seguía pero sin gente.

Lo único que permanecía igual en el paisaje eran las nubes que flotaban, tranquilas y suaves en el océano azul del cielo. Se dejaban mecer por el aire, corrían de poniente a levante, cuando se cansaban reposaban en la copa de las montañas. 

Para ellas algo raro pasaba a sus pies, las hormigas que día tras día caminaban como un ejército por las lenguas negras de asfalto habían desaparecido.

¿Dónde estarían?, se preguntaron. ¡Nunca obtuvieron respuesta! Solo el silencio.