25 mayo, 2020

Película: "París, Texas" (1984); escapar para encontrarnos a nosotros mismos


Año: 1984
Duración: 144 min.
País: Alemania
Dirigida por Wim Wenders
Reparto: Harry Dean Stanton, Nastassja Kinski, Dean Stockwell, Aurore Clément, Hunter Carson, Bernhard Wicki

Sinópsis: Un hombre camina por el desierto de Texas sin recordar quién es. Su hermano lo busca e intenta que recuerde cómo era su vida cuatro años antes, cuando abandonó a su mujer y a su hijo. A medida que va recuperando la memoria y se relaciona con personas de su pasado, se plantea la necesidad de rehacer su vida.

Escapar, esa es la clave. Hay días en los que queremos escapar de nosotros mismos, de nuestras culpas, de nuestros remordimientos, del pasado que nos acecha como unos lobos a su presa. Ese es el motivo que da origen a toda la trama de "París, Texas", con un protagonista que al parecer ha estado caminando sin motivos por mucho tiempo en el desierto.

Esa es la explicación sencilla, la que probablemente muchos encontrarán al inicio de la película. Pero  no luce tan simple, es como la vida, parece fácil pero no lo es. Encerrarnos en nosotros mismos en un viaje sin retorno aparente, parece la opción más acertada.

Como Travis, el personaje principal, muchas veces he comenzado a caminar para intentar que el cansancio apague mi mente. Como aquella vez en que luego de una ruptura amorosa, salí a la calle y caminé casi 10 kilómetros por más de dos horas. Al llegar a mi destino no sabía cómo lo había hecho, mis pies cansados eran lo único que dominaban mi mente.

Travis es un protagonista que pareciera escrito para reflejar a nuestros miedos, inseguridades, esos momentos en los que somos como un niño inocente que no sabe cuál es el final del recorrido. Su relación con un hijo que llega a recuperar, es tan real y fraternal que saca lágrimas.

Una escena en la película y que también estuvo en mi vida, fue cuando padre e hijo caminan, cada uno en una calzada, haciendo pantomimas para reír y ser felices. Cuando tenía unos nueve años, mi papá me buscaba en el colegio y luego me llevaba a su oficina, un mundo que para mí era un universo inexplorado, gigante y que me llenaba de sueños, porque allí todos lo conocían y lo miraban con gracia, simpatía y amabilidad, cada día terminaba conmigo imaginando que en un futuro sería como él.

Nací en 1984, en el mismo año en que Travis estaba hablando sobre su desamor en la gran pantalla, y me pareció increíble que describiera tan perfectamente una relación de pareja que yo mismo tendría 31 años después. Luchando por más de dos años por ganarme el cariño de alguien que en si misma solo quería escapar, desaparecer y dejar todo atrás sin importarle nada.

"París, Texas" de cierto modo es un reflejo de mi existencia, de mi manera de ser callada, reflexiva, a veces muda y otras juguetona como si fuera un niño soñador con metas irrealizables.

Al final, eso es lo que ocurre cuando vemos películas, historias imaginarias tan perfectas que no importa cuando fueron creadas o estrenadas, siempre reflejarán nuestras emociones, errores y sueños a tal punto que terminaremos siendo los protagonistas de la trama.