15 julio, 2018

La invitación (II)


Ya se habían olvidado de todo lo que les rodeaba, estaban concentrados en darse placer y entregarse a un cúmulo de sensaciones que ambos no experimentaban desde hace meses.

Ella estaba dispuesta a dejar que él la besara, la acariciara y le hiciera sentir todos esos secretos que un cuerpo de mujer esconde.

Terminó de subir completamente sus caderas y con sus rodillas en la cama, invitó a ese íntimo conocido a que la besara en su feminidad.

Primero fueron unos besos tímidos, descubriendo rincones y puntos de placer que recibían ligeras caricias con los dedos, luego, la lengua comenzó una danza por cada centímetro de esos lugares ocultos de su chica.

Ella se daba amor propio para darle mayor efecto a las caricias del chico. Introducía sus dedos y tocaba ese lugar especial, mientras con otra mano mantenía erizadas las puntas de sus senos.

Sin pensarlo dos veces, con sus manos le señaló que lo quería sentir en ella. Él, poco a poco y mientras le besaba el cuello, la espalda y le decía cuanto la deseaba fue tomándola centímetro a centímetro hasta que fueron uno solo.

Se detuvo un poco para sentir la intimidad de su cuerpo, mirando cómo ella tomaba el ritmo de ese baile sensual. Primero con sus caderas y luego se levantó para pegar su espalda al pecho de su amante, se besaron y fue la guía de cuatro manos que recorrieron sus senos, su vientre y su intimidad.

Se dejó caer nuevamente y mientras se daba amor propio en su punto favorito, su chico la tomó por una mano para poder llegar a los rincones más profundos de ese cuerpoque había querido sentir desde el primer momento en que la vio.

Se dejó llevar un poco, rozó su trasero, sus senos y nuevamente le mordió el cuello, susurrándole cómo había imaginado tenerla y estar junto a ella. Esos fueron los detalles que detonaron ese primer río de placer.

Ella sintió un pequeño escalofrío y luego una explosión de sensaciones, de deseos y de sentimientos que la tenían al borde de la duda, pero también del presentimiento de que todo podía estar bien, de que necesitaba a ese chico a su lado y que por esa noche, aún quería sentir más.